El nordeste asiático, protagonista en 2016 (I)

Barrio chino de Kobe
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Madrid. China, Japón, las dos Coreas y Taiwán acapararon las miradas del panorama internacional durante 2016 a raíz de la situación política y económica, la militarización y los conflictos territoriales vigentes en la zona, que aguarda con incertidumbre el inicio de la presidencia del republicano Donald Trump en Estados Unidos.

Los asuntos políticos, los avances nucleares norcoreanos, los litigios marítimos y las relaciones entre los países del nordeste asiático destacaron como los acontecimientos más destacados y con mayor seguimiento, país por país, a lo largo del año en ASIAnortheast.com.

China afrontó el curso con el objetivo de poner en marcha un nuevo Plan Quinquenal para la reforma del país. Las elecciones presidenciales de Taiwán, con el sector independentista liderando las encuestas, su segundo frente, pese a el encuentro histórico en Singapur, en noviembre de 2015, entre los dirigentes de ambos países, al tiempo que aumentaba la presencia militar en aguas de los mares de China Meridional y Oriental.

La inauguración del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) en enero significó la apertura de la gran plataforma crediticia que el Gobierno de Xi Jinping esperaba para propagar su poderío económico, cuyo capital privado se lanzó a la compra de empresas y propiedades extranjeras, en especial de inversiones en el mundo del fútbol.

La Asamblea Popular Nacional (APN) aprobó en marzo las directrices del 13º Plan Quinquenal, conformado por un amplio paquete de medidas para la modernización económica, institucional e industrial del país que permita alcanzar la consolidación definitiva de China dentro del marco capitalista.

La economía china, inmersa en un plan de reestructuración que superpone el consumo interno a las exportaciones, creció al 6,7 por ciento en 2016, frente al 6,9 por ciento de 2015, su nivel más bajo en los últimos 25 años, frenando el crecimiento de la economía mundial, pero con mayor hincapié en las asiáticas.

En este sentido, aún permanece pendiente la concesión del estatus de economía de mercado por parte de la Unión Europea (UE), superado el plazo de quince años para otorgar la distinción desde el ingreso de China -el segundo socio comercial de la UE, solo superada por EEUU- en la Organización Mundial del Comercio (OMC), en 2001.

La soberanía de las islas Spratly y Paracelso, que se disputa con Taiwán, Filipinas, Vietnam, Brunei y Malasia, centraron el debate en las reuniones anuales de la ASEAN, la APEC, el G7 y el G20, que tuvo en septiembre a la ciudad oriental de Hangzhou como anfitriona.

La Corte Permanente de Arbitraje (CPA), del Tribunal internacional de La Haya, determinó en julio a favor de Filipinas que la reclamación histórica de China sobre las islas Spratly no tiene fundamento legal, en la disputa que mantienen por el control del archipiélago, resolución secundada por la mayoría de la comunidad internacional.

China instaló armamento antiaéreo y antimisiles en siete islas del disputado archipiélago Spratly, en el Mar de China Meridional, según la Iniciativa para la Transparencia Marítima en Asia, dependiente del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) estadounidense, que difundió imágenes captadas vía satélite durante el mes de noviembre.

El triunfo de Tsai Ing-wen, del Partido Demócrata Progresista (PDP), proclive a la independencia de la isla, en las elecciones presidenciales y legislativas de Taiwán, celebradas en enero, alteraron las relaciones cordiales con Taipéi, luego de ocho años de gobierno, desde 2008, de Ma Ying-jeou, del Partido Kuomintang (KMT).

Taipéi se aproximó a Japón en el reajuste de sus relaciones diplomáticas, fortaleciendo la alianza con EEUU y desafiando al ‘’gigante asiático’’ en el contencioso de las islas Diaoyu (o Senkaku, en japonés), que enfrenta a China, Taiwán y Japón, con una posición favorable a los intereses nipones, a lo que hay que sumar las reivindicaciones soberanistas de Hong Kong.

La reciente conversación telefónica entre Tsai y el presidente electo estadounidense, a principios de mes, provocó la ira de Pekín, que manifestó que “el principio de una sola China es la base de las relaciones sino-estadounidenses” y ratificó su apuesta por el ‘’Consenso de 1992’’ y la vía pacífica en el conflicto entre ambas partes del estrecho de Formosa.

Japón abrió 2016 con la dimisión del ministro de Economía, Comercio e Industria, Akira Amari, involucrado en un caso de corrupción, que no castigó popularmente al Ejecutivo de Shinzo Abe, sino que reforzó al propio primer ministro y su programa económico Abenomics, que impulsó la economía japonesa un 0,7 por ciento en términos interanuales.

Las elecciones parlamentarias parciales de julio aseguraron al gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) el control de las cámaras de Consejeros (Alta) y Representantes (Baja) de la Dieta -asamblea-, al obtener 56 diputados de los 121 en disputa, dando luz verde al abanico de reformas militares, familiares y relacionadas con la figura del emperador propuestas por Abe.

Yuriko Koike, ex ministra de Medio Ambiente y Defensa, de 64 años, se convirtió en la primera mujer gobernadora de Tokio, al imponerse con una candidatura independiente a Hiroya Masuda, del PLD, partido al que perteneció Koike y que rechazó su candidatura. Su victoria reivindicó el papel político de la mujer, presente solo un 11 por ciento en el Parlamento.

La autonomía de los archipiélagos Senkaku y Kuriles, reclamados frente a China y Rusia, respectivamente, supusieron la principal enemistad territorial con ambas potencias. Los encuentros entre Abe y Vladímir Putin, a nivel individual y en cumbres internacionales, facilitaron el viaje oficial del presidente ruso este mes a Nagato (suroeste).

Putin visitó Japón siete años después para abordar la cuestión de las islas Kuriles, en posesión rusa desde 1945, que impide la firma de un tratado de paz desde el final de la Segunda Guerra Mundial, además de la cooperación bilateral, debilitada tras la anexión de Japón a las sanciones occidentales contra Rusia en el contexto de la guerra de Ucrania.

A destacar también la notable actuación de los deportistas japoneses en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde la delegación nipona registró su mejor participación histórica con 41 medallas -12 de oro-, destacando por encima de China, Taiwán y las dos Coreas, a cuatro años de que Tokio albergue una nueva edición de la cita olímpica.

Sergio Perea Martínez

Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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