Una hamburguesa imperial japonesa para la era Reiwa
Madrid. La noticia es simplemente anecdótica, pero da una respuesta palpable a la siempre flotante pregunta: ¿Cómo miran hoy los japoneses a los americanos? Explicable después de aquel 1945, en el que tuvieron que “soportar lo insoportable”, como dijo, entonces, el mismo Emperador.
Soportar casi lo blasfemo, para algunos. La pregunta se ha referido también siempre a los sentimientos, más o menos remanentes o escondidos, de los ciudadanos y hoy se entiende menos, pero sigue repitiéndose.
La respuesta nos la da una espectacular, hamburguesa de unos 3 kilos, y 25 por 15 centímetros de diámetro y altura. No con su tamaño, sino con sus ingredientes. Sea de dónde sea el origen de la hamburguesa, ciertamente es un icono de la cultura gastronómica americana: su “fast food”.
En este caso viene revestida de finísimo pan de oro, muy al estilo americano; comestible, claro. Y por dentro, la más refinada carne, “wagyu”, típica, original de Japón. En perfecta armonía gastronómica. No está mal como respuesta a los que preguntan, o incluso dudan.
La hamburguesa, ciertamente imperial, se ha confeccionado para celebrar, el reciente 1 de abril, el anuncio del nombre de la nueva Era Japonesa. Será la 248 en el calendario tradicional de Japón. La era Heisei, del actual emperador Akihito, expirará, por su abdicación, el 30 de este mismo mes.
Sin duda sirve también de celebración por los 30 años de paz de la actual era Heisei (1989-2019). ¿Un kilo por década?
Se sirve en el restaurante del Hotel Hyatt, en el corazón de Tokyo, y en uno de sus barrios más turísticos. Desde el 1 de abril hasta junio, sin fecha fija de fin; por si la prórroga.
Podría considerarse una forma de homenaje un tanto iconoclasta “nacionalísticamente”. Sin embargo, ni los más clásicos protocolarios tradicionalistas japoneses, de momento, se han escandalizado. Ni se lo piensa nadie a cualquier nivel de la sociedad. Es lo más natural. De nuevo, la respuesta al turista desconocedor del actual Japón, queda bien expresa tácitamente.
Si llego a tiempo yo no me lo pierdo. Eso sí, tengo que encontrar otros cinco o seis comensales que alivien la nota, porque el homenaje imperial cuesta 100.000 yenes, unos 800 euros. Copita de vino incluida, servicio de la casa. Lo recomienda así el mismo chef creador y seguro que habrá que reservar mesa, porque los remilgos patrioteros pasaron a la historia de las tristezas.
La hamburguesa imperial americano-japonesa, testimonia así, en la vida diaria, cómo se han resuelto las sensibles relaciones americano japonesas. Es decir, un paso importante de globalización cultural y comprensión.
Bienvenida sea también, en ese ambiente, el comienzo oficial de la nueva era “ReiWa”, “Orden Armónico”, y… cualquier japonés que nos invite a celebrarlo empáticamente.
No me importaría formar parte del grupo para la cata de la dichosa hamburguesa, aunque sigo apostando por la cultura gastronómica japonesa, cuenta conmigo