China ante sus nuevos desafíos (I)

Madrid. Tras la clausura de la Asamblea Popular Nacional (APN) la pasada semana en Pekín, el Gobierno chino afronta un nuevo ciclo determinado por la puesta en marcha del 13º Plan Quinquenal, orientado a la reforma de corte occidental que guiará el destino del ‘’gigante asiático’’ durante los próximos cinco años, pero sin olvidar las tensiones territoriales existentes con sus vecinos asiáticos y Estados Unidos.
El órgano legislativo chino, reunido durante las tres últimas semanas en el Gran Salón del Pueblo de la capital china, aprobó las directrices de un proyecto conformado por un amplio paquete de medidas para la modernización económica, institucional e industrial del país que permita alcanzar la consolidación definitiva de China dentro del marco capitalista.
Desde el punto de vista económico, los grandes objetivos de China para el futuro, tras la aprobación del nuevo Plan Quinquenal, tienen como eje central que la comunidad internacional reconozca de forma unánime como economía de mercado a su sistema económico, para lo que llevará a cabo importantes retos en reformas de la economía, tanto a nivel institucional como industrial.
De esta forma, sus principales puntos sobre los nuevos retos económicos se basan en los siguientes puntos:
- Un crecimiento medio de al menos 6,5 por ciento anual hasta 2020, cuyo PIB pasará de 67.7 billones de yuanes (10.4 billones de dólares) el año pasado a más de 92.7 billones de yuanes en 2020. O sea, más del doble del PIB de 2010.
- Un tope al consumo de energía por debajo de los 5.000 millones de toneladas de carbón equivalente de aquí a 2020, por debajo del total de 2015 , cuando consumió 4.300 millones de toneladas.
- Una red de autovías de 30.000 kilómetros en 2020, frente a 19.000 el año pasado, y la construcción de al menos 50 nuevos aeropuertos civiles.
- Creación de 50 millones de empleos en zonas urbanas en cinco años.
- Un aumento del ingreso per cápita de al menos el 6,5 por ciento cada año, cuyo incremento en 2015 fue de 7,4 por ciento.
- Una población urbana equivalente al 60 por ciento de la población total, es decir, 852 millones de urbanitas sobre un total de 1.420 millones de chinos, la población proyectada en el año 2020, cuando en 2015, la proporción era de 56,1 por ciento.
- El sector servicios deberá representar un 56 por ciento del PIB en 2020, es decir, cinco puntos y medio más respecto a 2015 (50,5 por ciento).
- La reducción de la pobreza con el objetico de sacar a más de 10 millones de gente rural de la pobreza en 2016 forma también parte de este importante 13 Plan Quinquenal, pues China ha prometido sacar de la pobreza a todos sus pobres para el año 2020.
- Además de las medidas para luchar contra la contaminación con reducciones del consumo de energía y de emisiones de CO2 por unidad de PIB, en 15 por ciento y 18 por ciento, respectivamente, de aquí a cinco años en relación a los niveles de niveles de 2015.
En definitiva, una calidad de aire en las ciudades de aceptable calificación al menos el 80 por ciento del tiempo, frente al 76,7 por ciento el año pasado. China prevé despedir a 1,8 millones de empleados del acero y carbón, que se verá compensado con un aumento de la producción de energía nuclear a 58 gigavatios de aquí a 2020, gracias a la puesta en servicio de nuevas centrales con una capacidad total de 30 gigavatios, pues ya China dispone de 30 reactores en actividad de una capacidad de 28.3 gigavatios, y 24 están en proceso de construcción.
No obstante, Pekín ha fijado los pilares para el desarrollo económico sobre el sector servicios, que representó la mitad de la actividad económica del último curso, y el consumo, en detrimento de la inversión y las exportaciones, dando un paso adelante en la definición del denominado ‘’socialismo con características chinas’’.
En el ámbito social, la política migratoria asiste a un cambio de tendencia a favor del éxodo rural que ha servido para incrementar de manera sustancial el número de emigrantes campesinos en las ciudades, donde la estimación del Gobierno fija que habiten el 60 por ciento de los 1.400 millones de habitantes chinos en 2020, como se refleja en la evolución de la problemática del hukou o permiso de residencia chino.
Entre las primeras medidas se encuentra el traslado progresivo a la ciudad de 100 millones de agricultores, que se une a la concesión de registro a 13 millones de personas, una población no registrada que representa el 1 por ciento del total, de acuerdo con el Censo Nacional de Población emitido en 2010, aunque estudios externos auguran que la cantidad es aún mayor.
Una directriz encaminada a resolver el exceso de inventario inmobiliario actual, aunque teniendo en cuenta los bajos salarios de 2.800 yuanes —400 euros— recibidos de media al mes por los emigrantes, y una burbuja de la vivienda que no para de crecer, serán necesarios mecanismos de regulación y auditoría competentes para frenar a tiempo una futura y previsible crisis en el espacio de la urbanización.
Asimismo, la supresión de la política del hijo único, ratificada por la Asamblea, que permitirá a las parejas del país concebir hasta dos hijos, se adhiere a la lucha contra el envejecimiento de la población, que sitúa al 10 por ciento de sus habitantes con una edad superior a los 65 años, según el Banco Mundial (BM).
Otro de los temas de discusión fue la transformación de la industria en el terreno de la producción y la protección del medio ambiente, con motivo del exceso de capacidad que sufre en la actualidad, que irá acompañada de la disminución del gasto destinado a la producción de energía, que afecta a 1,8 millones de empleos únicamente en los sectores del carbón y el acero, como anunció en febrero Yin Weimin, ministro de Recursos Humanos y Seguridad Social.
La disposición del Ministerio de Medio Ambiente, que persigue reducir progresivamente la utilización de energías no fósiles, establece un consumo de carbón para este año cifrado en 5.000 millones de toneladas, que espera verse rebajado de manera paulatina durante el próximo lustro a pesar de la dependencia histórica que recae sobre este mineral.
Sin embargo, la organización ecologista Greenpeace denuncia la articulación de 155 nuevas plantas de carbón que, además de incrementar hasta un 40 por ciento la deuda contraída por las empresas estatales, evidencian la falta de compromiso del Gobierno chino en parte de los acuerdos internacionales en materia medioambiental firmados en la Cumbre del Clima de París.