Kim Jong-un sigue de espaldas a la realidad y su política frena cualquier desarrollo

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Madrid. Desde que en marzo pasado fuera elegido diputado por unanimidad en el Parlamento norcoreano y recientemente reelegido presidente de la Comisión Nacional de Defensa, el mayor órgano de poder del Estado, el líder Kim Jong-un ha aumentado su protagonismo dentro y fuera del país para demostrar quién manda en Corea del Norte, pero a la vez su dinamismo político y económico no sólo está dañando al país sino que frena cualquier desarrollo para salir de la grave crisis que padecen los norcoreanos.

Todos tiene que obedecer al líder, nadie puede llevarle la contraria, de ahí que siempre esté ingeniándoselas para tener buenos asesores que no le traicionen, además debe siempre afrontar su propia realidad que no es otra que la de un “país siempre en guerra”, ni siquiera China puede controlarle, y su inexperiencia puede provocar situaciones graves en la zona con su afán de usar lo nuclear como su mejor arma para lograr objetivos.

Todo está tan limitado y cerrado que un golpe de Estado es imposible y menos cuando no hay canales de comunicación en ningún sentido, cualquier mínimo detalle susceptible de inquietar al régimen supone de inmediato el fusilamiento, aunque ese posible cambio vendría de los jóvenes militares, pero todos tienen miedo, no hay cohesión para hacer algo conjunto sobre todo cuando el régimen, rígido y  autoritario, es el protector de su pueblo, amenazado por Estados Unidos y Corea del Sur, funcionando bajo las arcaicas leyes del “juche” y la serie de castas que impiden un mínimo desarrollo del país.

Realmente, aunque China se enfade con frecuencia con Corea del Norte por estar constantemente creando problemas, si Pekín quisiera al igual que Estados Unidos el régimen norcoreano ya habría modificado su política, al menos en posiciones como las de Myanmar (Birmania) o Camboya para salir de esa grave crisis económica y política que vive el país sin parangón en pleno siglo XXI. Un país cuyos habitantes prácticamente no conocen nada fuera de sus fronteras y muchos de sus ciudadanos se arriesgan viendo telenovelas surcoreanas pero con generadores para mantener la electricidad ya no sólo para ver la televisión, sino también para a aquellos “privilegiados” que tiene frigoríficos, pues en Corea del Norte no hay más de seis horas al día con luz eléctrica.

El líder Kim Jong-un no sabe cómo fortalecer su régimen o cómo rodearse de fieles colaboradores para así mantenerse en el poder a costa de lo que sea mientras una parte de sus 24 millones de norcoreanos padece de auténticos problemas de hambruna, y esta misma semana ha nombrado vicemariscal a su consejero personal Hwang Pyong-so, lo que le confirma como uno de los hombres fuertes del país por debajo del influyente Choe Ryong-hae, que en varias ocasiones se había especulado que había sido apartado del poder.

El joven Kim, “el brillante camarada”, elimina a todos a aquellos que le pueden hacer sombra para fortalecer su poder, y compra la adhesión a cualquier precio, de ahí el miedo a decirle algo que no pulule por su cabeza, pues podría alterar su pensamiento con consecuencias nefastas para cualquier interlocutor. Siempre hay que obedecer.

La estabilidad es lo que persigue el joven líder, pero tanto sosiego puede alterar el pensamiento de los norcoreanos, por ello actúa constantemente para hacer ver a sus ciudadanos que no permitirá bajo ningún aspecto que se dañe la imagen de Corea del Norte.

Tras la ejecución de su tío y hombre fuerte del país, Jang Song-Thaek, y otra serie de purgas con fusilamientos y destierros, Kim Jong-un sigue manteniendo entre 80.000 y 120.000 prisioneros políticos, según distintos informes de la ONU y de Amnistía Internacional (AI), en cuatro grandes campos de trabajo donde son privados de las mínimas necesidades básicas y sometidos a trabajos forzosos.

Pero cuando Michael Kirby, presidente de la Comisión de Investigación de la ONU, que ha reconocido su homosexualidad, reiteró su petición al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de remitir al Tribunal Penal Internacional (TIP) los abusos de los derechos humanos en Corea del Norte, Pyongyang le atacó con graves insultos como “viejo lujurioso” y gay.

Pero el régimen, con el objetivo de tener una imagen impecable en el mundo, exigió a una peluquería de Londres que retirase un anuncio que se burlaba del peinado del líder norcoreano,Kim Jong-Un, lo que supuso la intervención de la Policía británica cuando funcionarios de la Embajada norcoreana se personaron en la peluquería londinense amenazando a su dueño. Es decir, una cuestión de Estado.

Ahora, el líder norcoreano quiere cuanto antes inaugurar el complejo de esquí de Masik (provincia de Kangwon), uno de los proyectos civiles más ambiciosos de Corea del Norte, que supondrá unos 260 millones de euros, pero ya el régimen ha hecho saber que esta estación será modélica, lo que  “quitará el sueño a los norcoreanos”, que ven como diariamente el culto a la personalidad y la imagen de Kim Jong-un sigue estando en todas partes, incluso en los desodorantes Axe, bajo el lema: “Haz la paz y no la guerra”, donde se ve en un spot publicitario a Kim Jong-un presidiendo un desfile militar en el que se exhiben amenazadores misiles.

Corea del Norte tiene que estar constantemente alardeando de su capacidad militar, tiene que demostrar a su pueblo y a la comunidad internacional que nadie y nada le puede intimidar, tal como viene haciendo en las últimas semanas con el lanzamiento de más de 40 misiles o con el envío de Drones a Corea del Sur, que Pyongyang siempre negó, pero que Seúl halló restos de esos aparatos no tripulados de espionaje, pero para rematar la faena de su “seguridad y superioridad” ahora amenaza con una nueva prueba nuclear.

La reciente visita del presidente estadounidense, Barack Obama, a Japón y Corea del Sur no ha dejado indiferente a Kim Jong-un, cuyo régimen comunista consideró esta visita de “hostil” y luego calificó de “prostituta” a la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, en especial cuando ambos dignatarios amenazaron a Pyongyang con más sanciones y un todavía mayor aislamiento internacional en caso de que lleve a cabo el ensayo atómico.

Precisamente, el nuevo roce entre las dos Coreas llega en un momento de tensión después de que fotografías por satélite revelaran que Pyongyang puede estar preparando una nueva prueba nuclear, que sería la cuarta tras las realizadas en 2006, 2009 y 2013, pero incompresiblemente mientras reciba el dinero que le da China por la  compra de minerales y de otros recursos naturales, el régimen se fortalece interiormente y su política de desarrollo nuclear no se detiene aunque el pueblo viva en unas condiciones realmente paupérrimas.

Santiago Castillo, periodista, director Asianortheast y experto en la zona

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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6 Respuestas

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