El diálogo entre las dos Coreas tiene que ser efectivo con el apoyo de EEUU

Comparte esta noticia:

Madrid. El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha propuesto, en su alocución de Año Nuevo, a Corea del Sur retomar el diálogo entre las dos Coreas, suspendido desde febrero de 2016, dentro de una estrategia política de advertencia a EEUU para que le reconozca como potencia nuclear,  pero al mismo tiempo obligado por las fuertes sanciones que le ha impuesto la ONU que ha debilitado sus ingresos, cuyo régimen sigue alardeando de que ya es una potencia nuclear con su objetivo de aumentar la producción de armas atómicas y de misiles balísticos.

La buena señal dada por Corea del Norte de reabrir la línea telefónica con el Sur, único canal de comunicación entre los dos países que llevaba dos años cortado, es una importante muestra de acercamiento para aliviar la tensión en la península coreana, compensado con la posible participación de Pyongyang en los Juegos de Invierno de Pyongchang (sur), del 9 al 25 de febrero, aunque este contacto entre dos partes debe tener firmeza y apoyo sin fisuras de EEUU, dado que ya lo tiene de China y Rusia, pero Kim Jong-un no puede “fallar” como en otras ocasiones ha ocurrido con situaciones similares en el último momento.

La decisión de Pyongyang de entablar un diálogo directo con su vecina del Sur ha creado cierto escepticismo, dado que la posibilidad de sentar a ambas Coreas en la misma mesa de negociaciones también es interpretada como una forma de dividir a la sociedad surcoreana e incluso de ganar tiempo para seguir con su programa nuclear, de ahí que Seúl haya insistido en reunirse el próximo 9 de enero a alto nivel bilateral y ahora está en ver cómo responde Kim Jong-un, pues todo lo que suponga “normalidad” inquieta demasiado al régimen.

Corea del Norte trata de debilitar la coordinación de las fuertes sanciones impuestas por la ONU, apoyadas por China y Rusia, y al mismo tiempo también el régimen comunista intenta “destruir” la alianza entre Corea del Sur y Estados Unidos, sobre todo sabiendo la reacción de Washington, partidario, al igual que su mejor aliado en Asia, Japón, de mayor presión a Pyongyang, pero EEUU debe facilitar y apoyar cualquier mínima posibilidad de estrechar los contactos entre las dos Coreas, como desea “vehementemente” el presidente surcoreano, Moon Jae-in, desde que asumiera la Presidencia del país en mayo pasado.

El presidente Moon ya propuso a EEUU aplazar sus maniobras militares conjuntas anuales, que pueden coincidir con la celebración de los Juegos, unos ejercicios militares que siempre Corea del Norte ha denunciado como ensayos para invadir el país, pero en esta ocasión la suspensión temporal de los mismo podría constituir un primer paso para facilitar el contacto entre las dos Coreas y analizar hasta qué punto las “maniobras” sirven o no para rebajar la tensión en la zona o para provocar a Pyongyang.

De momento, lo que tiene que hacer Donald Trump es olvidarse de su Twitter y esperar acontecimientos, pues le “incomoda” al presidente estadounidense quedar “fuera” de esta nueva estrategia norcoreana sin conocer aún sus resultados, incluso su participación en los Juegos Olímpicos de Pyongchang todavía tiene que certificarse, pero es obvio que sería un paso muy importante para comenzar el 2018 con un deshielo en la península coreana de gran magnitud.

Lo que es evidente que un presidente de Estados Unidos no puede tuitear a Kim Jong-un, conociendo las artimañas del líder norcoreano, para retarle de que tiene “el botón nuclear más grande” en respuesta a las galimatías de Pyongyang, cuyos manifestaciones han sido criticadas en EEUU, y que debe valorar más estas acciones cuando aún no conoce sus resultados.

Las sanciones acorralan a Corea del Norte, pero de ahí que Pyongyang haya declarado la finalización de su fuerza nuclear y al mismo tiempo detenga sus lanzamientos de misiles y pruebas nucleares dista mucho de la realidad, aunque bien es cierto que los daños a la economía norcoreano son cada vez más tangibles.

La decisión de Kim de entablar un diálogo con Corea del Sur también tiene su propio objetivo de satisfacer a China, un país que cada vez le da más la espalda ante la “incomodidad” que le proporciona el régimen de Kim Jong-un, y más cuando Pekín ha apoyado las últimas sanciones dictadas por Naciones Unidas y ha criticado abiertamente a Pyongyang por sus continuas pruebas de misiles balísticos.

Corea del Norte celebrará el próximo 9 de septiembre la efeméride de su fundación bajo el liderazgo de la tercera generación de los Kim y afrontando duras sanciones que incluyen un recorte del suministro petrolífero, la prohibición de exportaciones de varios sectores y la repatriación de trabajadores, por ello a Pyongyang tampoco le interesa una “belicosa” situación que merme aún más su economía, incluso no se vislumbra por ahora indicios de movimientos hacia una nueva prueba nuclear o lanzamiento de algún misil.

Las fuertes sanciones de la ONU, pese a que no condicionarán su programa nuclear, si al menos sirven de reflexión y de una nueva estrategia en la península coreana que habrá que ver cómo se desarrolla en los próximos días, comenzando con la reunión del 9 de enero y contactando el nivel de la reunión, clave para averiguar el éxito de la misma y del mantenimiento del diálogo con la participación de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 en Pyongchang (sur), del 9 al 25 de febrero.

En definitiva, 2018 es un año significativo tanto para el Norte como para el Sur, dado que Corea del Norte celebra en septiembre próximo el 70 aniversario de su fundación y Corea del Sur acoge el próximo los Juegos Olímpicos de Invierno y a ambas Coreas les interesa reducir tensiones y favorecer los contactos, donde China siempre dará su apoyo.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *