Rusia y China, grandes triunfadores del escándalo de las escuchas

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Moscú. Mientras los líderes europeos se tiran de los pelos por lo que consideran una traición en toda regla por parte de Estados Unidos, Rusia y China se frotan las manos. El escándalo de las escuchas por los servicios secretos estadounidenses ha debilitado la alianza transatlántica y, al mismo tiempo, fortalecido los llamamientos de Moscú y Pekín para el advenimiento de un nuevo orden multipolar. En Rusia no se acaban de creer que las cancillerías occidentales fueran tan ingenuas como para pensar que Washington iba a confiar ciegamente el éxito de su política exterior en manos de los supuestamente leales mandatarios europeos. El Kremlin y la Casa Blanca no han dejado de espiarse desde el fin de la Guerra Fría y lo mismo puede decirse de China, potencia que se ha convertido en un maestro del espionaje industrial. Por eso, para ellos, las escuchas no son más que una confirmación de que EEUU sigue imbuido en la mentalidad de la Guerra Fría, cuando ni los aliados no son de fiar. Este parece ser el año del presidente ruso, Vladímir Putin. Después de granjearse el respeto de propios y extraños con el plan de desarme químico de Siria, dio en el clavo al criticar en un artículo publicado en la prensa norteamericana la exclusividad norteamericana. El presidente de EEUU, Barack Obama, es un firme creyente en el singular destino de EEUU. No obstante, la tan manida exclusividad ha quedado en entredicho con la crisis de las escuchas. Europa y, en particular, Alemania, se preguntan si Washington no ha llevado demasiado lejos esa obsesión. Exclusividad para espiar, informar y, en resumen, manipular incluso a sus más estrechos aliados. El Gran Hermano es un concepto con el que rusos y chinos pueden dormir bien tranquilos, mientras para los europeos es la peor de sus pesadillas. El KGB soviético ha sido sustituido por el FSB ruso y otras estructuras casi igual de temibles, aunque sin la excusa de la batalla ideológica. Los países con tendencias autoritarias están acostumbrados a desconfiar de sus propias autoridades, mientras que para los europeos esto es algo mucho más traumático. Estados Unidos, cuya imagen no deja de sufrir reveses, es ahora una potencia con aliados, pero con pocos amigos. La esperanza de Rusia y China radica en que las filas del mundo unipolar decrezcan. Aunque la guerra aún no ha terminado, Siria ha sido la primera victoria y el escándalo de espionaje la segunda. Quizás no es tan casual que Edward Snowden comenzara su fuga en Hong Kong y terminara su singladura en Moscú. Putin, antiguo agente del KGB en Alemania Oriental, ha acordado con el ex técnico de la CIA que mientras esté en territorio ruso no podrá desclasificar nueva información que pueda hacer daño a los intereses nacionales de Estados Unidos. Pero el daño ya está hecho. Snowden ya ha encontrado trabajo en Moscú, mientras es perseguido por su propio país. ¡Cómo han cambiado las tornas! Ahora, EEUU es el malo de la película y Rusia, heredera de la URSS, es el país que se ha atrevido a albergar por motivos humanitarios al hombre más perseguido del planeta. Este quizás sea el primer capítulo de un nuevo orden mundial. Oscar Gantes Colaborador de www.asianortheast.com

Oscar Gantes

Periodista

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2 Respuestas

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