Japón relanza su política militar tras el asesinato de dos rehenes japoneses por el EI

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Madrid. El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, cada vez está más decidido a impulsar el auge de su política militar y quiere que el Parlamento le permita el rescate de ciudadanos nipones secuestrados en el extranjero tras la reciente decapitación de dos rehenes japoneses a manos del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria.

Sin embargo, esta pretensión de Abe, que no es nueva, choca con la Constitución japonesa, donde su Artículo 9 prohíbe expresamente el uso de la fuerza para resolver disputas internacionales o intervenir en ayuda de ciudadanos nipones que se encuentren en situaciones de emergencia en otros países, tal como ha ocurrido con los dos rehenes secuestrados y posteriormente asesinados por el EI.

La Carta Magna nipona fue impuesta por Estados Unidos, tras la derrota de Japón en la  Segunda Guerra Mundial, que prohíbe a su Ejército –denominado ahora Fuerzas de Autodefensa- llevar a cabo operaciones militares fuera de sus fronteras.

Pese a que todo el país quedó conmocionado por la muerte del periodista Kenji Goto y del otro rehén Haruna Yukawa a manos de los radicales yahadistas, un 49 por ciento de los japoneses se opone a reinterpretar la Constitución, mientras que sólo un 38 por ciento la apoyaría, según encuestas recientes.

Abe quiere cambiar la Constitución desde hace años para potenciar el papel internacional de Japón y el nacionalismo del primer ministro le empuja a modificar el Artículo 9 para otorgar al país el derecho a defenderse, lo que le permitiría actuar fuera de su territorio si fuera atacado. No obstante, en 2013 el gobierno japonés tuvo que reinterpretar ese artículo para permitir que 600 soldados nipones acudieran a misiones de paz en Irak.

Shinzo Abe quiere aprobar leyes para él importantes relativas a la seguridad nacional, en particular sobre la protección de los secretos de estado, y a la defensa colectiva, lo que implica que los militares japoneses puedan intervenir fuera de las fronteras de Japón para ayudar a un país aliado.

Sin embargo, esta iniciativa nipona despierta muchos recelos en países como Corea del Sur y China, que ya sufrieron las invasiones niponas antes de la  IIGM y ahora tiene disputas marítimas con China por las islas Senkaku/Diaoyu, bajo administración japonesa, pero que las reclama Pekín, y con Seúl por la islas Dokdo/Takeshima, controladas de facto por los surcoreanos y reclamadas por Tokio.

China ya lanzó una advertencia al nuevo gobierno de Abe, pero éste ve con inquietud el auge militar de Pekín y el peligro de Corea del Norte ante cualquier ataque nuclear, y ahora por las amenazas yihadistas, que ha puesto a Japón en su punto de mira por prometer ayuda económica a países de Oriente Medio que combatan el yihadismo, son argumentos más que suficientes para que el nacionalismo nipón considere necesario que Japón modifique su Constitución para convertir al país, además de ser la tercera economía del mundo, en una potencia militar.

Japón aplicará a los visitantes extranjeros una serie de inspecciones más estrictas en los puertos de entrada y en la red de transporte público del país, que ve aumentar la amenaza terrorista de cara los Juegos Olímpicos de 2020. De hecho, según el Gobierno, se espera que el número de visitantes llegue a los 20 millones anuales para entonces.

Al mismo tiempo, este ataque yihadista ha supuesto reforzar las medidas de seguridad en los colegios para estudiantes japoneses en el exterior, con presencia en 55 países y se ha establecido una línea telefónica disponible las 24 horas en las escuelas de Oriente Medio a los que asisten niños japoneses.

El compromiso de Japón ha sido una donación de unos 200 millones de dólares para los países que acogen a los refugiados que huyan del avance del EI, la misma cantidad que exigió el grupo yihadista a Tokio para no ejecutar a los dos rehenes japoneses, secuestrados en julio y octubre pasados.

Al final el EI ejecutó a los dos japoneses y acusó a Abe de haberse embarcado en «una guerra que no se puede ganar» y amenazó con asesinar a ciudadanos nipones en cualquier parte del mundo.

Shinzo Abe quiere recuperar el orgullo nipón y potenciar a Japón, y ahora el peligro yihadista es real, además, las empresas niponas con operaciones en Oriente Medio han elevado las precauciones tras el secuestro y ejecución de dos rehenes japoneses y más cuando el EI ha vuelto a lanzar amenazas contra el Gobierno y los ciudadanos japoneses. Pero el Artículo 9 de la Constitución, de momento, sigue sin modificarse.

Santiago Castillo, periodista, escritor, director de Asianortheast y experto en la zona

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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1 respuesta

  1. 24 marzo, 2015

    […] para comprar terrenos en el archipiélago de Amami (sur del país) para desplegar personal de sus Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) y para que comience a operar una unidad de vigilancia costera en Yonaguni, en la […]

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