Biden en Asia (I): frenar el auge de China, reforzar su presencia y advertir a Corea del Norte

Joe Biden llega a Corea del Sur. | Lee Kyung Won - DEMA (Defense Media Agency), Flickr
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Madrid. El presidente de EEUU, Joe Biden, ha realizado su primer viaje a Asia para reforzar su presencia en el continente asiático ante el auge de China y los desafíos nucleares y lanzamientos de misiles de Corea del Norte, además de impulsar el eje Tokio-Seúl, sus mejores aliados, en un momento histórico para la zona, en la que también Biden quiere consolidar el Quad, un foro de seguridad para contrarrestar el ascenso de Pekín en la región y asegurarse su influencia en el Pacífico, con Taiwán como uno de sus asuntos prioritarios, en un escenario internacional donde la guerra de Ucrania está originando un nuevo orden mundial.

Mientras Joe Biden emprendía su regreso a EEUU, Corea del Norte le despedía con el lanzamiento de tres misiles. También bombarderos portamisiles estratégicos rusos y chinos le decían adiós tras una misión conjunta de patrullaje sobre los mares de Japón y de China oriental, y todo ello también poco antes de la reunión bilateral que mantuvo el presidente estadounidense tras la cumbre sobre el Quad, en Tokio, con el primer ministro indio, Narendra Modi, y con el australiano, Anthony Albanese, cerrando así su gira asiática pero con la incógnita de si este nuevo orden mundial que marca la guerra ucraniana va a servir para militarizar más el Indo-Pacífico y con varios escenarios tensos en el mundo global actual.

Y precisamente en la gira asiática de Biden, Taiwán ha vuelto a ser parte de la discordia con China, país que ha advertido a Washington de que está «jugando con fuego» con su apoyo de compromiso de intervención militar en el caso de producirse una invasión china en la isla taiwanesa. Y, claro, con el conflicto ucraniano no hay día que no se compare la invasión de Ucrania con otra similar sobre la antigua isla de Formosa, nunca descartable pero por ahora difícil, dado que una guerra sería brutal incluso para el ganador de la contienda, y más viendo el desastre económico, social y político que está generando la actual guerra entre rusos y ucranianos.

Eso sí, Biden ha insistido que la política estadounidense hacia Taiwán «no ha cambiado en absoluto», tras afirmar en la víspera que Washington intervendría militarmente si China tratara de tomar la isla por la fuerza, una afirmación que encendió las alarmas en el gigante asiático, pero es obvio que Taiwán es y será el epicentro de inestabilidad de una nueva geopolítica de relaciones internacionales con la isla de Taiwán como protagonista de un nuevo escenario mundial. De hecho, el propio secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, la ha calificado de «reto» principal para el orden mundial.

En su visita a Corea del Sur, Joe Biden se marcó su objetivo de contrarrestar el auge de China y analizar los retos de Corea del Norte en sus pruebas nucleares. Aun así, en su despedida de Asia, Pyongyang le dedicó como señal de fuerza en medio de un estancamiento del diálogo la prueba de tres misiles, entre ellos un balístico intercontinental, dejando claro que el régimen norcoreano no tiene debilidad alguna, pero la solución de la península coreana, entre otros puntos, está en el levantamiento de las sanciones en paralelo a la interrupción del programa nuclear del país.

Biden señaló en su encuentro con el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, que seguirá fortaleciendo la disuasión en la península coreana y reafirmó que Corea del Sur y EEUU se comprometen a desplegar activos militares estratégicos cuando las circunstancias lo demanden, pero en realidad una cumbre entre Biden y el líder norcoreano serviría para relajar la tensión entre los dos países y, con ello, alejar la cada vez más militarización, ya no sólo en la península coreana sino en la región, con China elevando su presupuesto militar al igual que Japón.

Por su parte, el presidente surcoreano Yoon, que considera que «las capacidades nucleares y de misiles norcoreanas avanzan cada día», ha prometido diálogo con Pyongyang, aunque no continuará con la misma política que su antecesor Moon Jae-in y será menos beligerante y ello tensará las relaciones entre las dos Coreas.

Biden no se opone a un encuentro con el líder norcoreano, pero quiere sinceridad en la reapertura del diálogo sobre la desnuclearización, lo que obviamente debe ir acompañado del proceso paulatino del levantamiento de sanciones.

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Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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