¿Qué trapos sucios sacaron a EEUU las filtraciones de información secreta?

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Madrid. Las filtraciones de documentos secretos del Pentágono perpetradas por el joven de 21 años, de origen gallego (España), Jack Teixeira, asestaron un fuerte golpe a la credibilidad de los servicios especiales estadounidenses y su capacidad de guardar secretos al revelar, por ejemplo, ciertas debilidades del Ejército ucraniano. Además, mancilló la imagen internacional de Estados Unidos, desvelando que la Casa Blanca solía espiar tanto a sus más cercanos aliados (como Corea del Sur, Israel e incluso Ucrania), como a países neutrales para estar al tanto de sus relaciones con Rusia y China. Aunque todos los involucrados negaron la veracidad de los informes, el daño ya está hecho y su impacto, en caso de que sea verdad, se discutirá a puerta cerrada, lejos de ojos y oídos curiosos.

¿Qué revelaron las filtraciones? Para empezar, se supieron bastantes detalles de la opinión de las élites americanas en cuanto a la guerra de Ucrania y a la capacidad de Kiev de organizar la esperada gran contraofensiva. Los documentos apuntaban a que los ucranianos estaban quedándose sin municiones para su defensa antiaérea (especialmente las soviéticas S-300 y Buk), que durante más de un año consiguió nivelar la supremacía de las fuerzas del Kremlin en el aire. A pesar de la ayuda occidental, el conflicto en Ucrania demanda municiones que no se usaban desde la Guerra Fría, lo que significa que Occidente se vería obligada a producir más aún para suplir a Kiev. La defensa antiaérea será clave en caso de que los ucranianos decidan contraatacar, ya que sino las fuerzas terrestres serán blanco fácil para la superior aviación rusa.

Además, la fuga indicaba que los servicios especiales estadounidenses creían que las bajas ucranianas son más altas de las que admite públicamente Kiev, hecho ya conocido por muchos expertos. Ambos lados del conflicto exageran el daño infligido sobre el enemigo e intentan atenuar sus propias pérdidas.

Además de que Kiev sentiría el déficit de municiones en los meses venideros, los documentos apuntaban a que Rusia podría encontrar nuevas fuentes de armamento además de las ya conocidas importaciones de Corea del Norte e Irán. Egipto, liderado por el mariscal Abdelfatah El-Sisi, país que recibe más de mil millones de ayuda militar americana y es considerado uno de los principales socios de Washington y Tel Aviv en Oriente Medio, planeaba suplir a Moscú con misiles que éste necesita tan desesperadamente para continuar con su esfuerzo militar. Esto llega en un momento especialmente difícil para la Casa Blanca en la región, donde esta está perdiendo la iniciativa ante nuevos actores regionales, como lo que el arabista francés Gilles Kepel llama la «Alianza Abrahámica» (Arabia Saudí, Emiratos Árabes e Israel), e internacionales como Pekín.

Serbia, uno de los pocos países de Europa que mantuvo una posición ambigua en cuanto a la guerra en Ucrania, está también bajo sospecha del Pentágono de un día intentar echarles una mano a los rusos con armamento. Aun así, el país que más apoyo letal podría suministrar al Kremlin sigue siendo China y las filtraciones aluden también a esta posibilidad. Según varios documentos analizados por ‘The Washington Post’, Pekín pretende encubrir las armas como mercancía civil, supliendo así a su aliado en secreto. Otro documento afirma que China espera que las fuerzas ucranianas organicen un ataque a instalaciones dentro de Rusia (como el ataque al aeródromo Engels, lejos del frente en el óblast de Sarátov) para argumentar así la venta de armamento.

Mientras tanto, en los más altos círculos de poder en Rusia se desarrolla un conflicto entre los servicios especiales rusos (el FSB) y las Fuerzas Armadas con el Ministerio de Defensa en su cabeza. Los chequistas afirman que el Ejército está encubriendo las bajas reales y no informa a Vladímir Putin sobre la situación real en el frente. El documento dice que el FSB estimó las bajas rusas en muertos y heridos en 110.000 personas. No se sabe qué cifra circula dentro del Gobierno a puerta cerrada, pero sí se conoce el número oficial de muertos publicado en septiembre por el departamento de Defensa después de que comenzase la movilización parcial: 5.937 soldados. En caso de ser verdad, la fuga apunta a que la cantidad de muertos es mucho mayor que el número oficial (algo que ya se sabe), pero no llega a las afirmaciones estadounidenses y ucranianas al respecto. Lo que sí está claro es que la cantidad de bajas tiene un efecto efervescente en la sociedad que no puede no preocupar a los servicios especiales, cuyo poder dependen de la supervivencia política de Putin en 2024.

Además, salieron a la luz otros conflictos en las élites políticas rusas, como, por ejemplo, la disputa entre el oligarca y líder del Grupo Wagner, Yevguéni Prigozhin, y el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, después de que el primero acusase a este último de retener la munición que los mercenarios del Wagner tanto necesitaban en el frente. Esto es otro ejemplo de la contienda entre la nueva élite militar que se ganó su nombre en la guerra, tales como el mencionado Prigozhin, el líder chechén Ramzán Kadírov o los corresponsales de guerra como el asesinado Vladlen Tatárskiy; y la élite militar convencional compuesta por generales con medallas y títulos oficiales. Según el informe, el presidente Putin actuó de mediador, reuniéndose con ambos en el Kremlin, después de lo cual cesaron las demandas de Prigozhin que antes llenaban todo el espacio Internet proguerra.

La detallada descripción de escenarios rusos demuestra el alto nivel de acceso que tenían los servicios especiales estadounidenses en el Kremlin. Las filtraciones le permitirán a la FSB encontrar sus puntos débiles, cortar los lazos sueltos y cerrar filas, dificultando así el flujo de información esencial, que podría usarse, entre otras cosas, para ayudar al esfuerzo militar ucraniano.

Lejos de Europa, en la costa caribeña de Nicaragua, país que hace año y medio revocó su reconocimiento de Taiwán y se decantó por la China comunista, Pekín planea construir un nuevo puerto, demostrándole a Managua su gratitud por cambiarse a su bando. Varios proyectos de infraestructura (una presa eléctrica y un nuevo hospital) fueron citados como el «precio de la lealtad» de Honduras, después de que Tegucigalpa siguiese a Managua y abandonase su histórica alianza con Taipéi. La expansión del capital chino, aunque ralentizada durante el año pasado, sigue expandiéndose en el mundo, esta vez en el patio trasero de EEUU, que no puede no preocupar a la Casa Blanca y el Pentágono.

No obstante, el mayor impacto de todas las filtraciones lo tuvieron los informes de que Washington estaba involucrado en el espionaje de sus propios aliados, tales como Corea del Sur e Israel. En el primer caso, los servicios especiales estadounidenses estaban interesados en las relaciones de Seúl con Pekín y su amplio comercio bilateral, además de la posición coreana en cuanto a Rusia. Corea condenó la guerra en Ucrania y se adhirió a las sanciones, pero se mostró reacia a suplir a Kiev con armamento, debido a la política de no vender armas a países en guerra que gobiernos coreanos consecutivos se comprometían a seguir. Seúl, gran productor de municiones, estaba preocupado por que las armas que le estaba vendiendo a Washington acabasen finalmente en el frente ucraniano, lo que violaría mencionada política. No obstante, el pasado miércoles el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, anunció que estaría dispuesto a reconsiderar la estricta posición coreana en caso de que la guerra afecte aún más a la población civil, abriendo así la puerta a posibles envíos de armamento de uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

Otro antiguo aliado estadounidense, Israel, estuvo envuelto recientemente en grandes protestas tras el anuncio de la reforma judicial del primer ministro Benjamín Netanyahu, que eliminaría ciertas barreras para el gobierno ultranacionalista del Likud. Las fugas de Teixeira hicieron públicos la oposición de los servicios especiales israelíes, el Mosad, a la decisión del primer ministro. Los documentos indicaban que miembros del Mosad eran incitados a protestar contra el gobierno. Esta información pone al Ejecutivo del Likud en una posición de debilidad ante la oposición interna y externa, mostrando la falta de unidad de sus componentes.

Pero el país que más sufre de esta fuga es la fuente: EEUU. El Pentágono, que consiguió predecir de forma exacta cómo procedería el ataque ruso a Ucrania, además de haber estado cerca de conocer la fecha exacta del comienzo de la llamada «operación especial», cae en picado ante el joven de 21 años Jack Teixeira, que durante meses difundía información altamente secreta. Ahora, el Pentágono tendrá que reconstruir su reputación, mancillada por las filtraciones de Julian Assange, Chelsea Manning y Edward Snowden. Y, además, deberá reconsiderar el permiso de acceso a la información secreta para evitar que la fuga se repita.

Y esta vez, no solo le saca los trapos sucios a Washington, sino que implica a una docena de países por todo el mundo. Los noticiarios difundieron varias decenas de documentos, pero es un hecho que fueron varios cientos que publicó Teixeira en Discord y nadie ya sabrá el verdadero tamaño de la brecha de seguridad. Y esto ocurre tan solo dos meses después de que Washington acusase a Pekín de usar globos espía en su espacio aéreo, algo que medios prochinos como ‘Global Times’ usaron sin pensárselo dos veces. El golpe es, sin duda, fuerte, y queda por ver qué prenderá de esto EEUU.

Iván Ortega Egórov

Estudiante de Economía y Estudios Internacionales de la Universidad Carlos III de Madrid

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