Filtraciones de información secreta: Assange, Manning, Snowden y ahora Teixeira

Madrid. Más de 300 documentos secretos del Pentágono estadounidense fueron filtrados a comienzos de abril. Las fotos que se esparcieron a lo largo de los últimos meses por todo Internet contenían informes de espionaje de Estados Unidos en diversos países aliados, inteligencia sobre la guerra en Ucrania e información sobre las relaciones de algunos países (como Nicaragua, Egipto o Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo) con Rusia y China. Después del escándalo con los globos espía chinos, es Washington esta vez el que está en la punta de la mirada internacional, siendo esta filtración la mayor de los últimos años.
A mediados de abril, después de que la fuga de datos clasificados llegase a los grandes medios como ‘The York Times’, ‘The Washington Post’ o ‘The Guardian’, fue hallado el responsable: un joven de 21 años de origen gallego (España), Jack Teixeira, que servía desde 2019 en la Guardia Aérea Nacional de Massachusetts, donde formaba parte del equipo de ciberseguridad de la organización. A pesar de esto, sigue sin saberse cómo Teixeira, sin poseer un alto cargo en el Ejército, pudo tener acceso a información de tal calibre. Se habla de que el juicio del culpable tendrá lugar a puerta cerrada. Algunos especulan, incluso, que lo enviarán a la cárcel de Guantánamo Bay, una prisión estadounidense de alta seguridad en la isla de Cuba, famosa por albergar a terroristas, espías y muchos otros enemigos acérrimos de Washington, además de estar fuera de la jurisdicción convencional de las leyes estatales que permite quebrantar las normas de tratamiento de los prisioneros.
El escándalo por la fuga de datos comenzó en abril, cuando varios documentos surgieron en canales de Telegram prorrusos, en Twitter y en 4chan (sitio web frecuentado por diversas subculturas) donde fueron vistos por el público. Eso creó la sensación inicial de que las filtraciones habían sido obra de los servicios especiales o hackers rusos. Sin embargo, el rastro de migas dejado por los culpables llevó a los investigadores más allá de canales rusos, a Discord, una red social popular en la comunidad gaming. Pasando de servidor en servidor, los periodistas se toparon con un canal de un ‘youtuber’ filipino popular por sus parodias políticas. Al final, uno de los miembros delató la fuente inicial de la fuga: un canal privado de un grupo de amigos, que compartían un amor a las armas, la religiosidad y una retórica racista. Así encontraron a Teixeira que, según parece, decidió impresionar a sus amigos filtrando varios cientos de documentos con información altamente sensible para el Pentágono y las élites políticas estadounidenses. En su último mensaje pidió a sus compañeros que eliminasen todos los mensajes que pudieran incriminarle, incluyendo los documentos del Pentágono.
La surrealista historia de Teixeira despertó muchas preguntas en el público. Ni los servicios especiales americanos ni la Casa Blanca llegaron a explicar cómo un joven de 21 años en lo más bajo de la jerarquía militar pudo obtener esta información y compartirla durante meses sin ser prendido por las autoridades. En cualquier caso, la fuga asesta un fuerte golpe a la credibilidad internacional del Pentágono, así que la explicación que se publique encubrirá probablemente la información que incrimine aún más a Washington: o sea, la verdadera historia de cómo lo consiguió. Según un informe de la oficina de la directora de la Inteligencia estadounidense de 2019, 1,25 millones de personas tienen acceso a información clasificada. Es probable que la fuga obligue al Pentágono a reconsiderar el sistema de acceso, considerando los casos de las últimas décadas.
Teixeira no es el primero en sacar a la luz información clasificada de los servicios especiales estadounidenses. Es famosa la historia del australiano Julian Assange, fundador en 2006 de la organización internacional WikiLeaks, que, como el nombre sugiere, fue creada para hacer públicos los secretos que los estados intentan esconder de sus ciudadanos. Assange mostró al mundo más de 400.000 informes sobre la guerra en Irak, 90.000 sobre Afganistán, 800 de Guantánamo y otros 250.000 cables diplomáticos estadounidenses.
Entre 2012 y 2019 estuvo recluido en la Embajada ecuatoriana en Londres, temiendo ser extraditado primero a Suecia y después a EEUU. Siete largos años pasó Assange bajo asilo político otorgado por el expresidente ecuatoriano Rafael Correa sin poder abandonar el recinto diplomático. No obstante, en 2019 el sucesor de Correa, Lenín Moreno, revocó la ciudadanía ecuatoriana del ciberactivista que le fue otorgada dos años antes y canceló el asilo político. Poco después Assange fue preso por las autoridades británicas y puesto en Belmarsh, una de las prisiones de más alta seguridad del Reino Unido, llamada por algunos «el Guantánamo británico». Después de pasar varios juicios y perder la posibilidad de apelar, Assange espera su aparentemente inminente extradición a EEUU.
Chelsea Manning, una exsoldado americana y seguidora de las ideas de Assange, fue prendida en Bagdad, procesada y encarcelada en 2010 por publicar en las mencionadas WikiLeaks más de 150.000 cables secretos del Gobierno estadounidense, además de videos e informes sobre claras violaciones de los derechos humanos en las operaciones estadounidenses en el extranjero. A todo esto se sumaron cargos de ayudar al enemigo durante el conflicto de Irak que podía suponer la pena de muerte como castigo. Manning recibió el apoyo de muchos activistas, entre ellos miembros de Amnistía Internacional y Daniel Ellsberg, autor de las filtraciones sobre la guerra de Vietnam en los 70. En 2017 fue amnistiada por el presidente Barack Obama, pero retornó a la cárcel por otro año entre 2019 y 2020 por negarse a testificar en un gran juicio relacionado con Assange.
El caso más reciente y, probablemente, el más popular en las teorías conspirativas es el de Edward Snowden, que reveló sistemas de vigilancia global ideados por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y la alianza de inteligencia internacional Five Eyes (compuesta por Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y EEUU) que violaban numerosos artículos de la constitución estadounidense. Trabajando para la organización, Snowden descubrió decenas de miles de documentos clasificados de los servicios especiales de los cinco países miembros y los fue publicando a la red. Antes de sacar a la luz la información, el ciberdisidente se refugió en Hong Kong. En 2013, intentando llegar a América Latina, Snowden transitó Rusia, donde al final se quedó y pidió asilo político. En 2022 recibió la ciudadanía rusa.
El programador estadounidense es considerado por muchos el paladino de la guerra contra el control informativo global, descrito por George Orwell en su novela ‘1984’. Snowden mostró al mundo el peligro la privacidad que traía consigo la digitalización, convirtiéndolo en un tema. Junto con Assange y Manning se convirtieron en verdaderos «ciberdisidentes» contra el dominio mundial de Washington. No obstante, juzgando por cómo se cubren las recientes filtraciones en los medios, es poco probable que Teixeira sea puesto al mismo nivel que los mencionados personajes. ¿Será por sus intenciones egoístas que contrastan con el deseo de Snowden de mostrar la verdad? ¿O su perfil social, lejano del activismo de Manning y Assange? Que los historiadores del futuro lo determinen.