Tiananmen: 31 años del gran tabú de China

La plaza de Tiananmen en Pekín. | Arian Zwegers. Flickr
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Madrid. La conmemoración del 31 aniversario de la matanza de Tiananmen coincide este año con la inestabilidad en Hong Kong y la independencia de Taiwán, en un momento político muy delicado con las tensas relaciones comerciales con EEUU, cuyo presidente, Donald Trump, no cesa de culpar al gigante asiático de todo el “desastre” del coronavirus, pero un año más esta tragedia sigue sin superarse mientras no se aclaren las responsabilidades que dieron lugar a uno de los sucesos más tristes acaecidos en la China moderna.

Mientras en Taiwán su presidenta, Tsai Ing-wen, es una firme defensora de su independencia frente a los deseos de Pekín de recuperar la antigua isla de Formosa, en Hong Kong, sus ciudadanos ven peligrar el acuerdo de “Un país, dos sistemas” tras la devolución a China en 1997 por parte del Reino Unido y que permite una autonomía política hasta 2049, pero que con la reciente ley de seguridad ha originado manifestaciones muy fuertes.

Este año la Policía hongkonesa ha prohibido la vigilia en la que, como cada 4 de junio, se recuerda el matanza de Tiananmen de 1989, al considerar que violaría las restricciones impuestas por el coronavirus, y lo mismo ha ocurrido en la antigua colonia portuguesa de Macao, que apenas crea problemas a Pekín, y donde sus modernos casinos dominan el juego. Pese a las presiones de EEUU y de la Unión Europea (UE), las conmemoraciones no se han podido celebrar.

Precisamente, el pasado año unas 200.000 personas recordaron en Hong Kong a las víctimas de los hechos trágicos de Tiananmen y dada la situación de la antigua colonia británica, la vigilia ha estado marcada por la controvertida ley de seguridad para Hong Kong con la que Pekín pretende prohibir todo acto de “subversión contra el Gobierno” central chino en esa ciudad semiautónoma que goza de ciertas libertades que pueden arrinconarse con la ley en cuestión.

Lo ocurrido en la mítica plaza pequinesa de Tiananmen sigue siendo el gran tabú para el régimen chino pese a los 31 años transcurridos. Un episodio que conmocionó a la comunidad internacional y cuyos familiares siguen reclamando justicia, en unos hechos, que, según distintas fuentes, provocó varios centenares de muertos.

Psicológica y socialmente es necesario enterrar para siempre aquellos hechos que se produjeron entre el 3 y 4 de junio de 1989, cuando unidades blindadas y de infantería del Ejército chino entraron en la Plaza de Tiananmen y zonas adyacentes para desalojar a los ciudadanos, inicialmente estudiantes pero también trabajadores y profesores, que desde abril llevaban protestando en la histórica plaza.

Es obvio que el gobierno chino quiere que todos olviden este trágico episodio de la historia del “gigante asiático”, pero pese a una gran mayoría de jóvenes que ignora completamente la existencia de las protestas de 1989, hay muchos chinos que han oído sobre ellas y conocen las luchas internas en el Partido Comunista Chino (PCCh) que originaron las protestas y la posterior represión.

Pero ya con 31 años de aquel episodio, la realidad sigue siendo que este suceso no sólo no está superado en la sociedad china, sino que todos los años por estas mismas fechas su recordatorio impide un “borrón y cuenta nueva”.

Y, mientras tanto, EEUU avisa de la “alta amenaza” de China para Occidente y acusa a Pekín de fomentar el caos a nivel mundial, Trump ve como el país se descompone dentro y fuera de sus fronteras con una de las crisis raciales más graves desde la época del asesinato de Martin Luther King(1929-1968) tras la muerte del afroamericano George Lloyd a manos de un policía el pasado 25 de mayo y que le puede costar la Presidencia de Estados Unidos.

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