Taiwán, una hormiga eficaz entre dos elefantes en guerra

Madrid. La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, referente del Partido Democrático Progresista, sacaba pecho esta semana, en el discurso que abría su segundo mandato al frente del Gobierno, de la admiración internacional hacia la “exitosa contención” del coronavirus en la isla, que ha merecido la felicitación de Estados Unidos y ha aumentado el recelo de China.
Con 23 millones de habitantes, en Taiwán, separada de la China continental por un centenar de kilómetros de mar, la pandemia ha causado solo siete fallecidos y 441 positivos.
Según el centro estatal de control del virus, 350 de los casos detectados procedían del exterior, 55 de los contagios se transmitieron dentro y 36 de los enfermos corresponden a tripulantes del buque de combate Panshi.
Desde el 7 de febrero, y en apenas una semana, el Ministerio de Asuntos Exteriores aplicó paso a paso medidas de seguridad como la restricción de visados a los que hubieran visitado recientemente China; la prohibición de entrada a los nacionales procedentes Hong Kong o Macao; cuarentenas de dos semanas para los viajeros que pisaban el suelo de la isla, o la suspensión de vuelos con algunos aeropuertos del otro lado del estrecho.
“¡Taiwán puede ayudar y Taiwán está ayudando!”, es el lema, casi un grito, de su diplomacia.
En su discurso del miércoles, Tsai apeló a continuar los esfuerzos para abrir paso a Taiwán en los organismos internacionales y destacó la necesidad de reforzar la cooperación especialmente con Estados Unidos, Europa y Japón.
EEUU y Japón aplaudieron en febrero en el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el trabajo de las autoridades de Taiwán para adoptar una vía alternativa contra el coronavirus. El reconocimiento en nombre la Unión Europea lo hizo Alemania.
Por su parte, Taiwán devolvió el gesto con la donación de 10 millones de mascarillas, una parte con destino a España.
«Cuando nos ayudamos a nosotros mismos, otros nos ayudarán», dijo la jefa del Gobierno de Taiwán con la vista puesta en la OMS, aún sin un hueco para Taipei por el veto, según el principio de “un país, dos sistemas”, de Pekín.
Este principio, manifestó Tsai, “degrada a Taiwán y socava el statu quo” en el estrecho.
El mensaje con segundas intenciones de Tsai, reelegida en el cargo con el 57 por ciento de los votos -muy por encima del partido Kuomintang, afín a Pekín- coincide con la disputa entre China y Estados Unidos en el patio interior de la OMS.
Las acusaciones chinas del retraso en la puesta en común de los fondos para la financiación de la OMS, que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha amenazado con retirar al considerar que ha fallado en la prevención de la pandemia, chocan con las denuncias de Washington, que culpa a Pekín de no contener la expansión del virus.
En EEUU, con más de un millón y medio de casos confirmados en 330 millones de habitantes, la pandemia se ha llevado de momento por delante la vida de 95.000 personas, en tanto que China, ahora dedicada a contener rebrotes, asegura haber registrado 4.600 muertes y 83.000 positivos en una población de 1.400 millones.
De puertas afuera, la OMS conduce la respuesta frente al virus desde el 1 de enero, cuando adoptó el estado de emergencia para la investigación del brote con centro en el mercado de animales vivos de Wuhan, alertado por China en Nochevieja.
Taiwán, que ansía formar parte de la organización, ha vivido a la vez desengaños. Un experto que había visitado Wuhan, la ciudad china origen de la COVID-19, se negó en una entrevista con la cadena hongkonesa RTHK a responder una pregunta sobre la gestión de la pandemia por Taiwán.
En la entrevista por videoconferencia, el epidemiólogo canadiense Bruce Aylward llegó a fingir un corte en la conexión ante la insistencia del periodista por sacarle unas palabras acerca de la isla que podrían generar molestias a China.
La OMS salió al paso horas después para explicar que la opinión del organismo respecto a Taiwán depende de los países miembros, “no del personal de la OMS”, que mantiene una “estrecha colaboración” con los especialistas sanitarios taiwaneses, de quienes, consideró, “está aprendiendo lecciones para compartir a nivel mundial”.
El coronavirus ha supuesto un nuevo frente en la guerra comercial entre China y Estados Unidos, para el periódico chino Global Times dos elefantes en lucha con Taiwán de por medio en el papel de hormiga, que a pesar del tamaño, y pese a su posición al margen de los centros de mando, ha ganado la partida a unos y a otros.