La lucha hegemónica de China y EEUU por el liderazgo mundial tras el coronavirus (y III)
Madrid. Pero como explica Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China en España, “la cuestión de fondo es que las relaciones ya vienen lastradas por el conflicto hegemónico”, lo cual incide en el trasfondo económico de la rivalidad. “El FMI señalaba en sus últimas previsiones que en 2024 la economía china representará el 24,1 por ciento del PIB mundial y EEUU el 13,9 por ciento».
Ríos cree que las acciones de China, como su apoyo sin fisuras a la Organización Mundial de la Salud o los envíos de médicos y expertos a otros países afectados por la pandemia, “reposiciona al país en el tablero global y refuerza la idea de que el poder estadounidense está en declive.
Por su parte, Jorge Tamames, jefe de redacción de la revista Política Exterior, considera que “China ha logrado publicitar con éxito su envío de material sanitario a la Unión Europea”, lo que le ha otorgado algo de “prestigio y simpatía en el contexto de esta crisis”.
China ha impuesto su propia hegemonía en el interior del país, además no van a surgir grandes cambios pero a nivel exterior sí preocupan situaciones como la condena a 15 años del periodista y disidente chino Chen Jieren, lo que no favorece la imagen del país fuera de sus fronteras, pero asuntos como Taiwán o los litigios sobre el mar de China Meridional también formarán parte de las disputas entre Pekín y Washington. Y sin olvidar que China quiere superar a la Armada de Estados Unidos y controlar el Pacífico en 2030. Todo se verá.
China siempre ha insistido que los países occidentales tenían información desde el primer momento sobre la pandemia y no se lo tomaron en serio. Pekín defiende su gestión y lo que más le preocupa es ajustar las medidas para relanzar la economía del país y convencer de la idoneidad de una campaña diplomática para afrontar quizás una nueva “guerra fría” con Occidente.
Así, habrá que esperar si Donald Trump resulta reelegido, pues todo puede cambiar, pero lo que sí es cierto es que el coronavirus marcará un «antes de… y un después de…» en todos sus órdenes, sobre todo cuando políticas sociales, económicas y políticas van a sufrir modificaciones importantes.
Tal vez un nuevo modelo o tal vez una nueva realidad distinta al surgimiento de la pandemia que augura nuevas reglas en las relaciones comerciales, los hábitos de consumo y el propio peso del Estado frente al mercado. Pero el mundo no volverá a ser el mismo después del coronavirus.
Y claro, China tomará las riendas de esta nueva etapa a la espera de lo que ocurra en Estados Unidos con las elecciones presidenciales de noviembre próximo. China, como dice el Fondo Monetario Internacional (FMI): “Saldrá reforzado de esta crisis” y además, agrega que el “valor económico de las cadenas de suministro mundiales, y especialmente la de China, no desaparecerá”, cuya economía pronostica un avance de su PIB del 1,2 por ciento. China sigue creciendo esa es la realidad y eso es importante, sobre todo ahora que vienen nuevos tiempos.
En definitiva, la tensión geopolítica entre Estados Unidos y China es uno de los grandes asuntos que están marcando la actualidad, una actualidad muy real por una lucha en liderar la hegemonía mundial.
Y sin olvidar que tanto Pekín como Washington llevan librando una guerra comercial desde el mismo momento en el que Trump llegó hace casi cuatro años a la Presidencia estadounidense y pese a llegar a ciertos acuerdos a finales del pasado año, los dos países siguen atacándose y ahora más tras el fracaso de Trump por no saber prevenir el coronavirus y porque necesita incendiar todo a su alrededor para ganar los comicios de 2020.