Pelosi en Taiwán y las maniobras militares chinas encienden todas las alarmas mundiales

La presidenta del Congreso de EEUU, Nancy Pelosi. | Gage Skidmore, Wikimedia
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Madrid. A nadie se le ha ocurrido pensar que el viaje, innecesario, pero apoyado por una parte de los demócratas y sobre todo de los republicanos, no por Joe Biden y la CIA, de la presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi a Taiwán, iba a servir para asustar a China, ha resultado ser todo lo contrario, con una maniobras militares marítimas con fuego real de los chinos frente a la costa taiwanesa, a la que ha bloqueado por completo, y que ya hoy mismo todos los medios de la República Popular China consideran un ensayo a todo regla para la invasión definitiva, que de momento no se va a producir pese a la enorme tensión reinante.

Unas maniobras a gran escala con la posibilidad de un error de cálculo o accidente que diera lugar a un conflicto real entre China y Taiwán, y donde, en principio, Estados Unidos entraría en liza para defenderla. Unos ejercicios militares que han supuesto un bloqueo marítimo y aéreo de la isla democrática que Pekín considera parte de su territorio y que no descarta invadirla en el futuro.

Nancy Pelosi ha conseguido que barcos chinos rodeen la isla de Taiwán y sus cazas la sobrevolaban amenazadoramente, un bloqueo que la presidenta del Congreso ha logrado en medio de una tensión que hacía tiempo no se recordaba en la zona, en la que la congresista, de 82 años, que ya le plantó cara a China en Tiananmen en 1991, dejó claro «inequívocamente» cuál era el objetivo de su polémica visita: «No abandonaremos nuestro compromiso con Taiwán», declaró.

E incluso para muchos analistas la visita de Pelosi a Taiwán ha sido similar a los posibles movimientos de la OTAN que luego dieron lugar a la invasión rusa en Ucrania, en ambos casos, ya viendo lo que está ocurriendo en la guerra ucraniana, las consecuencias de una invasión china serían catastrofistas, se paralizaría el mundo, teniendo en cuanta la potencia industrial de semiconductores, microchips taiwaneses que suministra el 65 por ciento a todo el mundo.

La tensión es muy tensa, la situación muy insostenible, pero la realidad, pese a los acontecimientos que se están desarrollando un conflicto en Taiwán de momento no se va a producir, no sabemos cuándo, pero la fecha tope será en 2049, centenario de la fundación de la República Popular China. Pelosi ha enfurecido a todos y las consecuencias están siendo muy inquietantes con unas serias advertencias de todo lo que puede ocurrir en breve.

Mientras el Ejército de Liberación Popular sigue actuando y bloqueando a la isla, la Armada de Estados Unidos tiene operando cerca de Taiwán el grupo de Combate del Portaaviones Ronald Reagan y el barco anfibio USS Tripoli, pero será difícil que EEUU actué, aunque la tensión se espera que baje en los próximos días que coincide con la celebración de la los ministros de Asuntos Exteriores de China, Estados Unidos y Rusia, que coincidirán en la reunión ministerial de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Nom Pen (Camboya).

Lo que está claro es que ahora un enfrentamiento con China no interesa a Estados Unidos, pero a Xi Jinping tampoco, pues su PIB se contrajo un 2,6 % en el segundo trimestre, un mal dato en su crecimiento, mermado también por la COVID-19 y los duros confinamientos, y meterse en batallas militares de momento no le interesa y más viendo la catástrofe militar y económica que está padeciendo Rusia con su invasión a Ucrania. Y ahora el presidente chino tiene todo enfocado en el congreso del Partido Comunista, que tendrá lugar en otoño próximo, en el que se prevé que obtenga el respaldo para un tercer mandato como secretario general del PCCh.

Es obvio que invadir Taiwán no será tarea fácil. Ni tampoco barata. La isla cuenta con un poderío armamentístico significante, que les fue proporcionado por Washington. La Casa Blanca no pierde de vista a su aliado clave en la región. Ya Donald Trump y luego Biden firmaron multimillonarios contratos de armas con las autoridades taiwanesas. La invasión sería rápida, pero muy costosa tanto para la economía del gigante asiático, como para sus relaciones internacionales.

Las armas de fabricación estadounidense que ha comprado recientemente, plataformas móviles de cohetes, aviones de combate F-16 y proyectiles antibuque, son más adecuadas para repeler una fuerza invasora. Algunos analistas militares dicen que Taiwán podría comprar minas marinas y drones armados más adelante. Y como ha hecho en Ucrania, el Gobierno estadounidense también podría suministrar Inteligencia para mejorar la letalidad de las armas, aunque se abstenga de enviar tropas.

Taiwán es un foco de tensión permanente, pero China todavía no la va a invadir. Eso sí, las maniobras son un claro ejemplo de lo que se puede avecinar. Y es que el problema que Taiwán no quiere estar bajo el control de China, y los isleños vienen denunciando desde hace tiempo como los aviones militares chinos invaden su espacio aéreo, de ahí que estas maniobras hayan agravado la situación con una enorme tensión entre taiwaneses, chinos y estadounidenses.

Estratégicamente, Taipéi sigue siendo vital para EEUU, sobre todo con la cada vez mayor influencia de China en Asia, pues el Pacífico ahora es el núcleo de la rivalidad entre Pekín y Washington y el estrecho de Taiwán radica la división en dos mares: mar de China Meridional y mar de China Oriental. El gigante asiático no cederá en su objetivo de recuperar la isla, mientras Estados Unidos, si quiere seguir influyendo en la zona y con ello evitar la hegemonía chiná, no se quedará con los brazos cruzados ante cualquier amenaza a la isla.

China tiene entre sus propios aliados a Rusia y Corea del Norte, entre otros, mientras que Taiwán tiene a un firme aliado como es Japón, el mejor socio de Estados Unidos en la zona, con bases militares al igual que Corea del Sur, pero Tokio, que ha pedido un aumento de un 2,6 por ciento de su presupuesto, sigue preocupada por la tensión entre China y Taiwán y la rivalidad con EEUU, además del temor a un ataque nuclear norcoreano, pero ambas posibles acciones, pienso que por ahora no se van a producir pero nada es descartable, al menos mientras la guerra de Ucrania siga hundiendo al mundo.

Los aliados de Estados Unidos en el Pacífico están inquietos. Japón, viendo la veloz militarización de China, no pretende perder la iniciativa. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, desea estrechar los lazos con Taiwán y además el Gobierno nipón afirmó que cinco misiles balísticos disparados por China durante sus maniobras de esta semana en Taiwán cayeron en aguas pertenecientes a su zona económica especial (EEZ).

China nunca ha ocultado sus intenciones de invadir Taiwán, cuya isla bloquea el sueño de una gran China, y sabiendo que Estados Unidos vende armamento a Taipéi, que mantiene un pacto de defensa con EEUU. Controlar el Pacífico, el océano mundial de mayor extensión de la Tierra, es objetivo de las dos primeras potencias mundiales.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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