¿Corea del Norte podría sobrevivir sin China? (I)
Madrid. Las relaciones entre China y Corea del Norte no pasan por un buen momento tras las últimas decisiones de Pyongyang y Pekín, en las que el régimen comunista norcoreano no ha invitado a las autoridades chinas a los actos del 70 aniversario del Partido de los Trabajadores, del 10 de octubre, en respuesta a la ausencia del líder Kim Jong-un, que consideró que no recibió un trato especial en el desfile militar de la Segunda Guerra Mundial, celebrado en la capital china el pasado 3 de septiembre.
China sólo estará representada por el jefe de propaganda del Partido Comunista de China (PCCh), Liu Yunshan, en unos actos que festejan el 67 aniversario de Corea del Norte, país fundado por Kim Il-sung, el abuelo del actual líder, en 1948, y donde el régimen comunista centra sus esfuerzos en las celebraciones del 10 de octubre, fecha en la que está previsto un gran desfile militar con motivo del 70 aniversario de la fundación del gobernante Partido de los Trabajadores, donde posiblemente exhiba el nuevo armamento norcoreano con sus últimos avances en sus misiles balísticos.
China es prácticamente el único aliado de Corea del Norte y pese al distanciamiento con Pyongyang una ruptura con el régimen de Kim Jong-un, de momento, es casi imposible, lo que no quiere decir que en futuro no lejano pudieran darse otras alternativas que podrían significar cambios políticos que detallaré en el siguiente análisis.
El presidente chino, Xi Jinping, discrepa de la política nuclear norcoreana y tras los anteriores lanzamientos de proyectiles de largo alcance y pruebas nucleares de Pyongyang han contribuido a distanciar en los últimos años a Corea del Norte y China, hasta el punto de que Pekín dio su visto bueno al endurecimiento de las sanciones económicas que el Consejo de Seguridad de la ONU impone al régimen de Kim Jong-un.
No obstante, China sigue siendo el principal valedor económico del régimen norcoreano al aportarle, bien en forma de comercio o de subvenciones, una gran cantidad de bienes y recursos y es el país que más puede influir en Corea del Norte, al que proporciona anualmente, entre otras ayudas, arroz, petróleo y carbón, y le facilita el 90 por ciento del combustible, pero está claro que la supervivencia del régimen y de la dinastía de los Kim también depende de las propias autoridades norcoreanas. Y, por supuesto, de China, cuyo comercio con Pyongyang ha caído en los primeros meses de 2015, un 13 por ciento menos en relación al año pasado, según la Asociación de Comercio Internacional de Corea (KITA).
Pero incluso a pesar de este distanciamiento y de su “enfado” por la política nuclear norcoreana, China sigue suministrando petróleo a Corea del Norte de forma regular y en lo que va de 2015 ha proporcionado unas 500.000 toneladas de crudo, una cantidad similar a la que aportó a su aliado durante el mismo período del año pasado, según el Ministerio de Unificación de Corea del Sur.
China siempre está ahí, tal vez con menos paciencia. Y no hay que olvidar que el pasado 1 de septiembre, China inauguró una nueva línea de trenes de alta velocidad de 208 kilómetros entre la ciudad de Shenyang, capital de la provincia nororiental de Liaoning, y la localidad de https://asianortheast.com/corea-del-norte-quiere-un-tratado-de-paz-pero-si-no-se-desnucleariza-sera-imposible/, principal paso fronterizo con Corea del Norte, una nueva línea que aumentará la capacidad de transporte entre China y Corea del Norte, liberando el potencial económico de sectores como el turístico, donde unas 10.000 personas viajan a Corea del Norte a través de Dandong, que está marcada por el curso de los ríos Yalu y Tumen, cuyas aguas suponen el primer paso de muchos norcoreanos para llegar a Corea del Sur.
Kim Jong-un se enfadó mucho cuando en julio de 2014 el presidente chino, Xi Jinping, visitó Corea del Sur antes que Corea del Norte, lo que provocó un cataclismo político en Pyongyang, cuyo líder tuvo como respuesta el lanzamiento de varios misiles para llamar la atención mundial, cuyo régimen exteriorizó su descontento y desagrado con Pekín acusando a China de que no haya buenas relaciones con Pyongyang.
En junio pasado, Corea del Sur y China firmaron un Tratado de Libre Comercio (TLC) que estrecha aún más las relaciones entre Seúl y Pekín que entrará en vigor a finales del presente año y supone que la primera economía de Asia y segunda mundial y la cuarta asiática a través del TLC eliminen en diez años los aranceles del 79 por ciento de productos chinos exportados a Corea del Sur y del 71 por ciento de los bienes surcoreanos comercializados en China.
En definitiva, los dos países mantienen unas excelentes relaciones económicas, que fortalecen posiciones coincidentes a nivel de los asuntos nucleares de Corea del Norte, pero el TLC entre ambas partes sella un nuevo objetivo como es superar los 300.000 millones de dólares anuales en comercio bilateral en los primeros años tras su puesta en vigor a finales de 2015.
Tampoco hay que olvidar que las relaciones entre China y Corea del Norte sufrieron otra crisis cuando en diciembre de 2013 Pekín mostró su enfado cuando Kim Jong-un ejecutó a su tío, Jang Song-thaek, acusado de querer dar un golpe de Estado y hombre muy cercano a China.
De momento, la mejor noticia son los preparativos de la lista de candidatos para el encuentro de familias separadas entre las dos Coreas, previsto entre los días 20 y 26 de octubre, donde se reencontrarán en el complejo turístico de la montaña Kumgang, en la costa este de Corea del Norte.
Pero por ahora ni Corea del Norte tiene posibilidad de abandonar China y Pekín tampoco va a provocar una ruptura con Pyongyang aunque le pedirá, entre otros cosas, más cautela en los asuntos nucleares. En suma, Corea del Norte no puede vivir sin China.
Santiago Castillo, periodista, escritor, director de Asianortheast.com y experto en la zona