Corea del Norte lanza cuatro misiles sin consecuencias para reafirmar su autoridad
Madrid. Corea del Norte lanzó el pasado 27 de febrero cuatro misiles de corto alcance en protesta por las maniobras militares conjuntas de EEUU y Corea del Sur, que Pyongyang considera un ensayo para la invasión del país, pero que también sirve para demostrar a su pueblo la firmeza, legitimidad y autoridad del régimen de Kim Jong-un en aras de consolidarse definitivamente.
El lanzamiento de estos cuatro misiles Scud con un alcance de unos 200 kilómetros se ha producido tres días después del inicio de los ejercicios militares entre Seúl y Washington, que durarán hasta el 18 de abril y dos días después de haber finalizado la importante reunión de familias separadas por la Guerra de Corea (1950-53) en el complejo turístico norcoreano Monte Kumgang dentro de un clima de distensión entre las dos Coreas.
No obstante, ya Corea del Norte había amenazado de suspender la reunión de familias por estos ejercicios que los considera una provocación, van contra la paz y no favorece la distensión al considerarlos como intimidatorios y propensos para una invasión de Corea del Norte, dicen fuentes norcoreanas.
Pero en realidad son maniobras que se realizan anualmente y es improbable que haya una mínima posibilidad de una invasión, dando por seguro que en el caso de que algún día desaparezca toda la tensión bélica en la península coreana ambas Coreas, sobre todo el Norte, se verán favorecidas al reducir drásticamente sus respectivos presupuestos militares que irían a parar a otras partidas de mayor necesidad.
Fuentes del Gobierno surcoreano afirman que los proyectiles podrían ser de la serie Scud, lo que, de confirmarse, significaría que es el primer disparo de misiles Scud por parte de Pyongyang desde julio de 2009, pero también aseguran que Seúl creyó en un principio que eran una versión mejorada de los misiles tierra-mar KN-02, pero que ahora cree que se trató de Scud, con un alcance superior a 200 kilómetros.
Los proyectiles fueron lanzados desde la base de Gitdaeryeong, en la costa sureste norcoreana, que obligó al Ejército surcoreano a reforzar la vigilancia ante posibles provocaciones, pero no se prevé una elevada de tensión en la zona al estar intentando Corea del Norte mejorar las relaciones con Corea del Sur, que ha ofrecido ayuda a Pyongyang para controlar un brote infeccioso en el ganado, incluso el Pentágono estadounidense aseguró que no lo considera una acción de provocación directa hacia Estados Unidos.
Hay que reseñar que Corea del Norte tiene tres tipos de misiles Scud: el B, con un alcance de 300 kilómetros; el C (500 kilómetros) y el D (700 kilómetros), aunque todo obliga a investigar más para determinar el tipo exacto de los proyectiles, y que podrían ser una versión mejorada de los KN-02 o un nuevo tipo de artillería de calibre superior a 300 mm.
Ya el pasado año el régimen comunista norcoreano reaccionó con mucho enfado a los ejercicios militares entre Corea del Sur y Estados Unidos, así como a las sanciones de la ONU que le fueron impuestas por llevar a cabo el lanzamiento, en diciembre de 2012, de un misil balístico de largo alcance, que al parecer era para colocar un satélite en el espacio, y en febrero de 2013, de la tercera prueba nuclear de su historia, lo que originó que Pyongyang reaccionará con ataques de misiles y nucleares contra EEUU y Corea del Sur, a lo que Washington respondió con el vuelo en la zona de bombarderos con capacidad nuclear.
El primer encuentro en tres años de familias divididas por la guerra se ha convertido en un nuevo gesto para superar la división del país, pero sobre todo para que el régimen norcoreano supere sus miedos y haga aperturas al exterior y acepte sin condiciones las conversaciones a seis bandas (EEUU, China, Japón, Rusia y las dos Coreas) para el desmantelamiento de su programa nuclear, clave en el presente y futuro del régimen norcoreano.
Ambas Coreas permanecen técnicamente enfrentadas desde la Guerra de Corea (1950-53), debido a que el conflicto finalizó con un armisticio pero nunca se ha sustituido por un tratado de paz definitivo.
Santiago Castillo, periodista y escritor, experto en asuntos del Nordeste asiático
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