China refuerza a Rusia con la visita de Xi Jinping pero la guerra continúa
Madrid. El presidente de China, Xi Jinping, refuerza a Vladímir Putin en su visita a Rusia, mientras el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, lo hará esta semana con Volodímir Zelenski en su encuentro en Kiev. Dos visitas con características políticas bien diferentes. Putin cada vez más aislado y dependiente de Pekín en todo, y Zelenski apoyado por Occidente y Estados Unidos, con el apoyo Tokio, que ha visto cómo Rusia ha enviado dos bombarderos estratégicos de largo alcance al mar de Japón (mar del Este) en el mismo momento que Kishida ya había anunciado su visita a Kiev.
China ha evitado hasta ahora condenar la invasión rusa en Ucrania y tampoco se ha unido a las sanciones internacionales, pero en su propuesta de paz para solucionar el conflicto ha insistido en la necesidad de respetar la soberanía de las naciones, sus fronteras y su integridad territorial. Es decir, habrá paz si Rusia se queda con todo lo conquistado a través de las armas, como Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, ya en manos rusas, un auténtico anacronismo que Kiev no lo va a aceptar y seguirá mientras pueda en su enfrentamiento bélico por recuperar todo lo que le ha quitado en una guerra en la que el único culpable es Putin.
China quiere que termine la guerra, quiere que no se le humille a su amigo Putin, quiere que se le levanten las sanciones, pero a qué precio para Ucrania. Es obvio que Kiev no acepta el plan de paz de China como tampoco EEUU, que lo considera poco convincente y más cuando el Tribunal Penal Internacional (TPI) ha emitido una orden de arresto contra Putin por crímenes de guerra y Washington además reitera que debe dar cuentas por la invasión de Ucrania.
Zelenski espera estudiar con Xi Jinping su plan de paz, pero eso de que Rusia se quede con territorio ucraniano es imposible para Kiev, y que Putin tras su encuentro con Xi haya declarado que cuando Occidente y sus aliados «estén listos», el plan chino podría ponerse en marcha, es absurdo, y más lo es cuando se reitera que puede servir de base para un futuro arreglo del conflicto, o sea, o se hace este plan que gusta a Rusia o no hay paz. Kiev lo rechaza y la guerra continúa.
Rusia y China también fortalecerán su cooperación militar con el fin de incrementar la confianza mutua entre sus Fuerzas Armadas. De hecho, recientemente, junto a Irán, el pasado 15 de marzo, llevaron a cabo maniobras militares en la denominada «Franja Marítima de Seguridad 2023» en las cercanías del puerto iraní de Chabahar, en el mar Arábigo. El nuevo mundo liderado por chinos, rusos e iraníes.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha señalado que «da la bienvenida a toda iniciativa, a todo plan que conlleve la paz justa y sostenible» y ha matizado que hay «algunos aspectos y elementos positivos», como la importancia de la seguridad nuclear, de la protección de los civiles y de la soberanía, la integridad territorial y la independencia.
Pero Stoltenberg recordó los principios en los que se basa el plan de Zelenski: «Cualquier paz duradera soportable debe respetar a Ucrania como una nación soberana e independiente en Europa de acuerdo con la Carta de la ONU. Y un alto el fuego o cualquier solución que no respete los 70 años y el plazo de integridad de Ucrania solo será una forma de congelar la guerra y garantizar que Rusia pueda reconstituirse, reagruparse y volver a atacar».
Xi ha reiterado que los dos países mantienen estrechas relaciones enfocadas hacia una “cooperación estratégica global», afirmando que China «está dispuesta a mantenerse firmemente al lado de Rusia» a fin de conseguir un «verdadero multilateralismo y un mundo multipolar». Al menos el viaje no ha sido gratis, dado que Xi se lleva un buen acuerdo en el que Rusia suministrará hasta 2030 unos 98.000 millones de metros cúbicos (m3) de gas y 100 millones de toneladas de gas natural licuado. La guerra también da dividendos.
China refuerza a Rusia, cada vez más aislada, en una guerra que militar y económicamente no esperaba sufrir, y Xi sabe de las enormes dependencias que Moscú tendrá de Pekín, pero la guerra continuará dado que el plan de paz chino solo convence a rusos y sus aliados, mientras que Volodímir Zelenski todavía no ha recibido confirmación o detalles sobre la conversación con su homólogo chino, Xi Jinping, en cuyo posible encuentro Zelenski le hará saber cuál es el verdadero plan de paz ucraniano, que con toda seguridad rechazará Moscú. Putin acepta el plan de paz chino y Zelenski lo rechaza. La guerra sigue.