Kishida visita Ucrania para apoyar a Zelenski y le invita a participar en la cumbre del G7

Madrid. Mientras Xi Jinping concluía su visita a Moscú, dando un espaldarazo a Vladimir Putin, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, llegaba a Kiev para apoyar a Volodímir Zelenski e invitarle a la cumbre del G7 que se va a celebrar en la ciudad japonesa de Hiroshima, en mayo próximo, una visita a la capital ucraniana con un signo político totalmente diferente ante la realidad de la guerra de Ucrania, en la que Kishida condenó enérgicamente los «actos ilegales, agresión injustificable y no provocada de Rusia a Ucrania».
Japón ha insistido que «socavar el fundamento del orden internacional, la soberanía e integridad territorial presenta una amenaza directa a la seguridad y paz», de ahí que este comunicado nipón no tenga nada que ver con la conclusión que hubo tras la visita de Xi a Moscú, pues China quiere salvar a Vladímir Putin con su plan de paz pero Kiev no lo va a aceptar y más cuando se opone a las sanciones y encima se quiere quedar con todo el territorio conquistado con las armas. La guerra, de momento, continuará.
Kishida visitó la destrozada localidad ucraniana de Bucha, en las afueras de Kiev, símbolo de la atrocidad rusa en esta ilógica guerra desatada por las ambiciones de Putin. El primer ministro nipón ha sido el primer líder político japonés en visitar un país en guerra desde la Segunda Guerra Mundial.
Kiev celebró esta visita histórica, que compensa con la realizada por Xi Jinping a Rusia. La visita de Kishida resalta las divisiones que hay en el noreste asiático respecto a la guerra de Ucrania, dado el apoyo de China a Rusia, pero Corea del Sur y Japón, aliados de EEUU, fortalecen sus posiciones tras la mejora de las relaciones entre Seúl y Tokio. Una realidad política que podría embarrarse si en su momento Pekín decidiese, por ahora no lo ha hecho, enviar armamento a Moscú, que se ha visto favorecido vendiendo gas a Pekín y con ello saltándose las sanciones impuestas a Putin, pero que le sirve para seguir sufragando la guerra con el visto bueno de Xi, contrario a las sanciones a su amigo ruso.
El primer ministro de Japón, actual presidente de turno del G7, quiere con este viaje reforzar su postura de apoyo a Ucrania. Además, Tokio ha venido aprobando las sanciones contra Rusia, que China siempre ha rechazado, pero Japón siempre se ha opuesto con firmeza a cualquier cambio unilateral del ‘statu quo’ por medio de la agresión y la fuerza por parte de Rusia. «Reafirmaremos nuestra determinación de defender el orden internacional basado en el estado de derecho», indicó el Ministerio de Exteriores japonés.
El primer ministro japonés es el único mandatario del G7 que no se había reunido vis a vis con Zelenski desde que comenzó la invasión rusa hace más de un año. Los líderes del Reino Unido, Canadá, Alemania, Italia y Francia han visitado Kiev, mientras que el presidente estadounidense, Joe Biden, se reunió con Zelenski en Washington el pasado diciembre.
La guerra sigue, las dificultades de la economía global a causa del conflicto ucraniano no ceden y la inflación sigue disparada sin control alguno. La segunda y tercera potencia mundial ha estado presentes en el conflicto bélico. Xi en Moscú y Kishida en Kiev, mientras la primera potencia del mundo duda del plan de paz chino, apoya a Ucrania y coincide con Tokio. El nuevo orden mundial no se define. Dos escenarios bien diferentes: China, Rusia e Irán, por un lado, y EEUU y sus aliados, por otro.
China y Rusia se oponen a la formación en Asia-Pacífico de bloques militares que promuevan el antagonismo, pero lo preocupante radica que mientras se fortalece la alianza Rusia-China, también la de EEUU con Corea y Japón se incrementa, pero Xi y Putin expresaron su preocupación por el reforzamiento de los lazos militares de la OTAN con los países de la región de Asia-Pacífico, pero si la zona se militariza la causa principal radica en la guerra de Ucrania y en esa pugna entre Washington y Pekín por controlar el Indo-Pacífico.
Una prueba de la tensión reinante ha sido que mientras Kishida anunciaba su viaje a Kiev, Rusia envió dos bombarderos estratégicos de largo alcance al mar de Japón (mar del Este), y claro luego Moscú aseguró que los bombarderos estratégicos eran una misión de patrullaje rutinario en el espacio aéreo sobre aguas neutrales del mar de Japón. Asia es presente y futuro, eso está claro y aunque Rusia y China insisten que su alianza político-militar no representa confrontación alguna, la militarización está servida.
Y en conclusión, Kiev no se va a sentar en una mesa de negociaciones mientras Rusia no se retire de todos los territorios conquistados por las tropas rusas masacrando a una población civil indefensa y anexionándose ilegalmente regiones ucranianas, y esto lo sabe muy bien Xi Jinping. La guerra sigue.