Una guerra comercial por liderar el mundo con graves consecuencias

Donald Trump y Xi Jinping
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Madrid. China ha cumplido su promesa y ha dejado de comprar productos agrícolas estadounidenses y mantendrá la posibilidad de imponer un gravamen a estos artículos adquiridos en EEUU desde el pasado 3 de agosto y al mismo tiempo el yuan ha caído a su nivel más bajo en una década, en una guerra comercial que las dos potencias mundiales dirimen por liderar el mundo con graves consecuencias económicas para la comunidad internacional.

Una guerra de divisas agravaría aún más la tensión en los mercados con un hundimiento de las bolsas europeas que hacía más de un año no se veía tras el reciente anuncio de Donald Trump de la imposición de nuevos aranceles del 10 por ciento sobre importaciones chinas valoradas en 300.000 millones de dólares a partir del 1 de septiembre próximo, lo que ha saltado por los aires toda esperanza de un arreglo entre los dos primeras potencias del mundo, tal como se comprometieron en julio pasado en la cumbre de G-20 en Osaka (Japón).

Donald Trump ha pasado por alto muchos compromisos de política exterior, ha dejado a China que siga consolidando su estrategia en la comunidad internacional y sus fuertes inversiones ha hecho que Pekín cada vez tenga una mayor influencia a nivel global.

Es decir, su auge como potencia para disputar a EEUU su hegemonía mundial es un hecho irreversible, es real y futurible que Trump empieza a ver ahora que vienen las elecciones presidenciales y necesita éxitos en su política exterior, pues sus postulados de “America first” le está creado algunos problemas y de ahí que haya acentuado esta guerra comercial que inició el propio presidente estadounidense en 2018

China tiene una mayor capacidad de aguante, sobre todo porque dentro del país nadie le va a reprochar nada de nada, pero una guerra de divisas es brutal para una economía mundial que va ralentizándose y más con un “Brexit”, donde el primer ministro británico, el populista Boris Johnson, quiere un divorcio a las bravas, gratis y si pagar un penique de lo que le corresponde por “divorciarse” de la UE como si nada hubiera ocurrido desde el nefasto referéndum celebrado en el Reino Unido.

Realmente es un momento complicado para la economía mundial, dos gallos en un mismo corral, pero tanto Trump como Xi Jinping, siguen jugando con fuego, pero el más irresponsable es el presidente estadounidense, que debería dar marcha atrás y negociar todas aquellas diferencias que habían previamente decidido discutir en la cumbre del G-20.

Una crisis europea (menos crecimiento, incluido España) que vive el viejo continente por la irresponsabilidad del entonces primer ministro británico, David Cameron, cuando convocó el referéndum de la Unión Europea (UE) en junio de 2016, que ha divido al país y ha originado unas de las mayores crisis que se recuerdan en la nación de su “majestad” la reina Isabel II.

Ni Cameron nunca ha reconocido su grave error, le puede su fuerte “ego”, ni ahora veremos si el orgullo de Xi o Trump se tambalea y deciden arreglar esta situación que han creado los dos máximos dirigente del mundo, pero eso sí, Trump inicio esta guerra comercial y es él quien debe marcar la iniciativa para resolver un grave problema que afecta económicamente a todos.

El ritmo de crecimiento chino triplica al de Estados Unidos, y guste o no, China ya es vista  como una amenaza inminente al dominio perenne que Estados Unidos ha representado en el mundo, sobre todo desde la caída de la antigua Unión Soviética (1991). De hecho, China ya ha  tomado la delantera en el desarrollo del 5G a través de una serie de iniciativas “agresivas” de inversión y asignación de espectro, tal como señalan distintos analistas.

Pero en esta guerra comercial habrá que ver si los nuevos destinatarios de los productos chinos van a otros lugares, entre ellos la UE, aunque EEUU tiene a su favor que el país sigue creciendo y esta situación es el mejor argumento para el presidente estadounidense de cara a su consumo doméstico, además ahora con un “Brexit enloquecido”, debilitar a Europa es lo mejor que quiere hacer el inquilino de la Casa Blanca.

De momento, hay que esperar para ver cómo sale de beneficiado o perjudicado la propia UE,  pero esperemos que en esta guerra comercial entre China y EEUU los “brotes verdes” no sean sustituidos por “números rojos”, aunque por ahí merodea Boris Johnson, el mejor aliado de Trump, por lo que el organismo comunitario nunca debe flaquear ante este populista que ha demostrado en estos años su poca seriedad, desconocimiento de las políticas actuales y “mentiroso”, según sus propios adversarios políticos.

En definitiva, esta guerra comercial es nociva para los dos países, pero a la larga China puede aguantar mejor y Donald Trump tendrá que someterse a sus votantes en las próximas elecciones presidenciales en 2020, sin embargo, lo que no quieren es pagar el doble de lo que están ya pagando en EEUU por los productos chinos que llegan al país. Y mientras tanto los mercados esperan acontecimientos, donde las tensiones comerciales entre Pekín y Washington siguen teniendo importantes repercusiones.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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