La península coreana se calienta con misiles norcoreanos y respuesta de Corea del Sur y EEUU

Madrid. Las maniobras militares conjuntas entre Corea del Sur, Japón y Estados Unidos han servido a Corea del Norte para mostrar su enorme capacidad nuclear lanzando dos misiles balísticos más de corto alcance (6-10-22) al mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas) apenas dos días después de haber lanzado uno de rango intermedio que sobrevoló territorio nipón, lo que eleva la tensión en la zona originando la certificación de una realidad política en la península coreana, que lleva más de 70 años sin soluciones pragmáticas y definitivas.
Mientras Rusia amenaza a Occidente con poner en movimiento 2.000 armas nucleares tácticas, Pyongyang sigue considerando que las maniobras militares son ensayos para invadir el país, que en esta ocasión vio a los ejércitos de Corea del Sur y EEUU disparar cuatro misiles tierra-tierra de corto alcance del sistema ATACMS hacia el mar de Japón (mar del Este), pero con la circunstancia de que un quinto misil balístico de corto alcance Hyunmoo-2 surcoreano, lanzado desde la base aérea de Gangneung, a unos 170 kilómetros al este de Seúl, resultó fallido, lo que originó que los medios norcoreanos lo vieran como un gran fracaso.
Todas estas acciones de Seúl y Washington vienen motivadas por el ensayo realizado esta semana (4-10-22) por Pyongyang, que disparó lo que parece ser un misil balístico de rango intermedio (IRBM) Hwasong-12 que sobrevoló Japón por primera vez desde 2017 y que ha supuesto el proyectil norcoreano que más distancia ha recorrido jamás, al haber volado en torno a 4.500 kilómetros y con una altura de unos 1.000 kilómetros. El cohete, lanzado desde un rincón cercano a la frontera con China, estuvo en el aire unos 22 minutos antes de caer en el Pacífico y ha sido el más largo de su historia, una situación que inquieta a Japón.
Lo que es evidente es que en la península coreana ya no es solo el líder norcoreano, Kim Jong-un, quien tira misiles, pues ahora han sido EEUU y Corea del Sur, lo que supone una escalada militar que está trastocando toda la geopolítica de la región y con un Japón militarmente cada vez más fuerte, que además de Pyongyang también ve a China como un «enemigo potenciable», aunque las relaciones comerciales son dignas de tener en cuenta para ambos países, como pasa también entre Seúl y Pekín, que no acepta que Corea del Sur dependa militarmente de Washington, pero económicamente son fieles aliados, como también lo son de EEUU a nivel global.
Protestas por las maniobras militares conjuntas entre EEUU y Corea del Sur, donde las armadas de Corea del Sur, Japón y EEUU realizaron un ejercicio antisubmarinos para «contrarrestar la creciente amenaza» que suponen los misiles balísticos lanzados desde submarino (SLBM) por parte de Corea del Norte. Al mismo tiempo también se llevaron a cabo operaciones de cazabombarderos estadounidenses junto a aviones japoneses sobre el mar de Japón (mar del Este) en respuesta al ensayo de Pyongyang de lanzamientos de misiles, el sexto en los últimos diez días y 23 pruebas a lo largo de 2022.
Corea del Norte ha realizado su sexto lanzamiento en los últimos diez días en un momento en que Corea del Sur y EEUU han anunciado el regreso a aguas de la península coreana del portaaviones de propulsión nuclear estadounidense USS Ronald Reagan en respuesta al misil balístico de rango intermedio (IRBM) que Pyongyang disparó esta semana.
Corea del Norte, que se ha declarado como un Estado con armas nucleares, tampoco se descarta que esté aprovechando las maniobras militares para avisar sobre su séptima prueba nuclear en la segunda quincena de octubre una vez que haya concluido el 20 Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), pero lo que está claro que las maniobras y la llegada del portaaviones USS Ronald Reagan a las aguas del mar de Japón (mar del Este) soliviantan al régimen norcoreano que se siente amenazado, pero de ahí que vaya a ser invadido está bastante lejos de la realidad, la tensión sube en la península coreana y la solución difícil pero no imposible.
Al mismo tiempo, con sus lanzamientos de misiles Corea del Norte está esperando una respuesta de EEUU para una nueva ronda de conversaciones, pero todo choca con las exigencias de Washington sobre la reducción del programa nuclear norcoreano a cambio del levantamiento de sanciones, que a la postre fue uno de los puntos que originaron el fracaso de la cumbre de Vietnam, en Hanói (28 de febrero de 2019), e incluso la firma de un pacto de no invasión, pues ahora el país no es ajeno a la crisis económica mundial y atraviesa serias dificultades.
Ni Corea del Norte va a atacar a nadie, ni EEUU o Corea del Sur van a invadir Pyongyang ni tampoco van a presionar para cambiar al régimen de Kim Jong-un, pero el lanzamiento del misil norcoreano que sobrevoló el norte de Japón provocó la activación del sistema de alerta civil en nueve ciudades y pueblos del área metropolitana de Tokio y es la primera vez desde 2017 que la trayectoria de un misil de Corea del Norte incluye parte de la geografía japonesa, un hecho que Japón ve como «una amenaza grave e inminente» para su seguridad y como «un desafío claro y grave a la comunidad internacional». El régimen quiere reforzarse dentro y fuera del país y cada vez que hay maniobras la tensión se dispara.
Es obvio que la tensión no disminuye, Japón se rearma, la nueva Presidencia surcoreana muestra más intransigencia con su vecina del Norte, China puede pero no influye mucho y junto a Rusia se han desmarcado en el Consejo de Seguridad de la ONU de una condena al último ensayo con un misil balístico llevado a cabo por Corea del Norte. Luego, Seúl y Washington responden a Pyongyang con misiles y con el portaaviones de propulsión nuclear Ronald Reagan. Y, para rematar la faena, la guerra de Ucrania sigue su curso con la amenaza nuclear rusa.