La oposición democrática gana las elecciones municipales y refuerza su poder en Hong Kong
Madrid. La victoria de la oposición en los comicios locales en Hong Kong, que ha logrado casi el 90 por ciento de los escaños de los consejos de distrito, ha servido para reforzar las protestas y la presión sobre la presidenta del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, que reclama una profunda reforma política.
Más de 2,94 millones de personas, un 71 por ciento de la población, más del doble que en los comicios de 2016, los que han acudido a las urnas en una participación histórica y clave para la región administrativa especial china, una antigua colonia británica que se encuentra sumida en una de las mayores revueltas de su historia desde que fue devuelta a China por el Reino Unido en 1997.
La llamada “oposición democrática” ha arrasado en las elecciones municipales de este fin de semana donde logró 344 de los 452 escaños en las cámaras locales, una abultada victoria de la oposición democrática que Pekín deberá tener en cuenta desde el punto de vista político.
Hay que destacar que la oposición había conseguido en estos comicios municipales 17 de los 18 distritos que antes controlaban los partidos cercanos a Pekín, una cifra que servirá para sacar conclusiones políticas cuando en la isla se vive uno de los peores momentos de los últimos años con una enorme tensión entre los manifestantes y las autoridades de la China continental por la “ley de extradición” que en su momento quiso aplicar a la isla que originaron desde junio pasada unas protestas que ha ido en aumento, aunque la jornada de votación resultó totalmente tranquila.
Para los analistas, esta victoria de la oposición indica el creciente apoyo a las protestas y agregará presión a Carrie Lam para que lleve a cabo la reforma política que reclama una amplia mayoría de los ciudadanos.
Una derrota oficial que quedó reflejada en el legislador pro-China Junius Ho, que expresó su oposición a las protestas de Hong Kong y que fue apuñalado por un manifestante a principios de este mes, tras perder su escaño en un sorprendente giro de los acontecimientos.
No obstante, pese a este abultado resultado a favor de la oposición, habrá que ver la reacción del Gobierno hongkonés, que sólo ha concedido una de las seis demandas de los manifestantes, entre ellas una comisión independiente para investigar la fuerza policial en las protestas, una amnistía para los 4.500 detenidos y el pleno sufragio universal para elegir al jefe ejecutivo.
Por otra parte, las protestas en Hong Kong estallaron el pasado mes de junio contra un polémico proyecto de “ley de extradición” a la China continental, que al final la presidenta del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, acabó retirando definitivamente el proyecto de ley pero las manifestaciones siguieron con demandas mayores, incluido el sufragio universal.
La violencia en Hong Kong se ha convertido así en el mayor desafío para el presidente chino, Xi Jinping, que llegó al poder en 2012. Pero los manifestantes se han quejado constantemente de la injerencia del Gobierno chino en la antigua colonia británica, mientras que Pekín ha culpado de la situación en la isla a la influencia de terceros países.
Eso sí, Carrie Lam ha prometido escuchar a la población con la «mente abierta» y ha asegurado que respetará los resultados electorales tras los comicios locales celebrados en la antigua colonia británica que ha terminado con una clara victoria de los candidatos prodemocracia, aunque el titular de Exteriores chino, Wang Yi, matizó que «cualquier intento por socavar la estabilidad» del territorio autónomo «acabará en fracaso».
La Bolsa de Hong Kong se ha visto favorecida con esta victoria de la oposición, que dice mucho desde el punto de vista político, y ha llegado a subir un 1,75 por ciento, tras las importantes caídas en estos últimos meses debidas -entre otros factores, como la guerra comercial o la desaceleración de la economía china- a las continuas protestas en Hong Kong. Un selectivo que entre principios de julio y mediados de agosto cayó casi un 12,5 por ciento.
En 1997, el Reino Unido devolvió Hong Kong a China y ahora, aunque aún queda lejos 2047, cuando se deje de aplicar el principio “un país, dos sistemas” que les garantiza libertades inexistentes en China, los manifestantes no quieren que Pekín influya políticamente y con ello ir recortando las libertades actuales en la isla, pero es obvio -y aún queda mucho-que nadie sabe qué ocurrirá en la China actual y en la antigua colonia británica en 2047.