La China de Xi Jinping se enfrenta a nuevos retos para su modernización
![]() |
Xi Jinping |
Lo que está claro es que el mercado interno tiene cada vez más notoriedad y que el fomento del consumo traería un cambio importante en el desarrollo de China. En suma, “hay que buscar un equilibrio en la economía china, es vital, y hay al mismo tiempo que invertir en infraestructuras”, dijo recientemente Yu Yuantang, director de Asuntos Europeos del Ministerio de Comercio Chino, quien agregó: “que el mejor equilibrio radica entre la mejora de las infraestructuras y las propias inversiones”.
Una de las conclusiones del reciente XVIII congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) fue no incrementar el peso del Estado en la economía, y precisamente la decisión del Congreso es seguir adelante con las reformas y la apertura de la economía, pero obviamente a partir de marzo próximo se inicia un periodo crucial en la transición política de China, donde Xi Jinping y Li Kegiang asumirán en marzo la presidencia del país y la jefatura del Gobierno, respectivamente, y tendrán que llevar a cabo importantes reformas estructurales de la economía para asegurarse el crecimiento.
Desde el punto de vista político fue llamativa la crítica que hizo el responsable de Seguridad del PCCh, Meng Jianzhu, sobre la injerencia de oficiales del partido en los procesos judiciales, tal como señaló recientemente el South China Morning Post. Además, en 2013 quedarán abolidos los polémicos campos de reeducación, usados en China desde hace más de medio siglo contra disidentes, peticionarios o alborotadores. Pero Xi Jinping deberá afrontar otros asuntos de gran envergadura en el país para modernizarlo y acabar con viejas estructuras del aparato del Estado encaminadas a la evolución de la economía.
Una de las principales tareas del nuevo presidente será la reestructuración burocrática que ponga fin a la gran influencia política que ejerce el Consejo de Estado, mientras otro punto importante será la reducción de las desigualdades, ya que 500 millones de personas se beneficiaban de un seguro de enfermedad y unos 300 millones tenían una pensión razonable y los seguros de accidentes de trabajo, desempleo o maternidad entre 150 y 200 millones gozan de esta posibilidad, según estudios recientes.
Xi Jinping tiene también que atajar un grave problema como es la corrupción, donde el derroche y ciertos abusos de poder han originado un profundo malestar en la sociedad china de enorme envergadura. Pero Xi está dispuesto a combatirla, “tanto de tigres como de moscas” dentro del Gobierno. “No habrá excepciones”, aseguró días pasados en un discurso ante el órgano disciplinario del PCCh en Pekín. Xi instó recientemente a todos los cargos públicos del país a mantener un estilo de vida moderado y a evitar las “extravagancias”.
Otros dos nuevos retos que se les presentan a las nuevas autoridades chinas son, por un lado, los desafíos tras las primeras huelgas de periodistas chinos contra la censura en décadas, que han servido para que el PCCh, que administra los medios de comunicación, afronte la nueva realidad de la prensa.
Y, por otro, el Medio Ambiente, cuya contaminación ha traído en Pekín niveles muy peligrosos que han originado que los ingresos hospitalarios por afecciones respiratorias aumentasen un 20 por ciento en Pekín durante la última nube de contaminación que sufrió la capital china el pasado mes de enero, tal como señaló el periódico Beijing Morning.
Además, en julio pasado hubo graves inundaciones en la capital, las mayores en 60 años, según el China Daily, con una infraestructura vulnerable y con el desagüe y el alcantarillado necesitados de una modernización, es decir, retos para Xi Jinping, quien ha dicho que “piensa gobernar con un estilo más abierto”.
China es un escenario geoestratégico de gran protagonismo y sus relaciones con Estados Unidos son importantes.
Pekín expresó recientemente su malestar y descontento con Washington tras las declaraciones de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, sobre las islas Diaoyu (Senkaku en japonés), cuya soberanía se disputan Pekín y Tokio, señalando que EEUU reconoce que “están bajo administración de Japón”.
Para China, la nueva estrategia de seguridad nacional del presidente Barack Obama, que da prioridad a la región Asia-Pacífico, no tiene otro objetivo que “cercarla e impedir su ascenso”, pese al crecimiento económico con EEUU. Desde que llegó ala Presidenciade EEUU, Obama quiere mirar hacia Asia y el Pacífico en lugar de Europa y Oriente Medio.
China y EEUU, con Xi Jinping como nuevo presidente, y Obama, recién reelegido para otro mandato de cuatro años, seguirán vigilándose uno al otro, sobre todo en lo que ocurra en Asia, pero ambos se encuentran en un tablero en el que el mundo actual no puede prescindir de ninguno de los dos.
By Santiago Castillo
2 Respuestas
[…] Estados Unidos es el de la amplia variedad de programas de visas dirigidos a ampliar la oferta de capital humano para los sectores de alta tecnología e innovación en ese […]
[…] reales por persona y, según Deming Hu, destacado economista y profesor de la Universidad de Pekín, los ingresos mencionados representarían ente el 70 al 75 por ciento del PIB. En su análisis […]