Corea del Norte, tras amenazar a EEUU, ahora hace sonar sus tambores de guerra contra Corea del Sur
Base nuclear de Punggye-ri (Corena del Norte) |
Pero la respuesta a las sanciones dela ONU del pasado 23 de enero es llevar a cabo una nueva prueba nuclear dirigida contra EEUU, al tiempo que descarta, de momento, regresar a las conversaciones a seis bandas (EEUU, China, Rusia, Japón y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, sobre su desnuclearización, y a la vez tomará“represalias físicas” contra su vecina de Corea del Sur si este país participa en las sanciones dela ONU.
La contundente retórica de las amenazas del régimen de Kim Jogn-un radica ensatisfacer a todo su pueblo contra estadounidenses y surcoreanos, salvo, obviamente, que el régimen comunista norcoreano desee suicidarse con cumplir estas hipotéticas amenazas, ya que por mucho daño que pudiera hacer, carece de la infraestructura armamentística suficiente para repeler las contraofensivas de Washington y Seúl.
Estados Unidos ha señalado por mediación de su secretario de Defensa, Leon Panetta, que el país está totalmente preparado para cualquier tipo de provocación de Corea del Norte e, incluso, Japón y EEUU acordaron este semana en Tokio estrechar la colaboración ante la amenaza de una nueva prueba nuclear de Pyongyang.
Por su parte, China, aliado histórico del régimen comunista al que suministra el 90 por ciento del combustible que consume, ha pedido buscar una solución dialogada que garantice la estabilidad en la península coreana, aunque también Pekín ha mostrado indicios de posibles medidas contra Corea del Norte si lleva a cabo su anunciada prueba nuclear. “Si Corea del Norte realiza más ensayos nucleares, China no dudará en reducir su asistencia al país”, señaló en los pasados días el diario chino “Global Times”.
La estrategia de Corea del Norte da sus resultados, lo que pasa que tanto la estrategia directa (amenazas, chantajes y lanzamientos de cohetes) como la simbólica (una firme retórica y los sueños imaginarios de Kim Jong-un) tienen cada vez menos recorrido pese a que las autoridades norcoreanas logran su objetivo como es sembrar la inquietud y la preocupación de la comunidad internacional ante cualquier imprevisible maniobra del “brillante comandante” y su leal Ejército.
Corea del Sur, a través de su ministro de Unificación, Yu Woo-ik, ha adelantado que habrá una reacción más contundente si Corea del Norte hace una nueva prueba nuclear y añadió que: “El problema nuclear norcoreano ha pasado a ser más serio y existe la necesidad de no repetir el error cometido en el pasado de no responder con la suficiente eficacia a las pruebas nucleares del país vecino”.
Los servicios de inteligencia surcoreanos y expertos extranjeros creen, basándose en fotografías de satélite, que Pyongyang podría haber concluido sus preparativos en la base de Punggye-ri (norte del país) para el ensayo nuclear y éste podría tener lugar en cuestión de días, aunque todo hace pensar que el tercer ensayo nuclear –los anteriores de 2006 y 2009 fueron un fracaso-, se producirá antes de que Park Geun-hye asumala Presidencia de Corea del Sur el 25 de febrero y Xi Jinping haga lo mismo en China en marzo próximo.
El régimen de Kim Jong-un se siente cómodo y seguro dentro y fuera del país advirtiendo que continuará desarrollando cohetes para contrarrestar lo que considera una permanente hostilidad a Corea del Norte la política de Estados Unidos, país que mantiene en suelo surcoreano 28.000 soldados dentro del programa de bilateralidad y de defensa entre Washington y Seúl.
Aunque tampoco le preocupa mucho a Corea del Norte que cohetes como el de largo alcance “Unha-3”, lanzado el pasado 12 de diciembre, haya supuesto un coste de unos 850 millones de dólares, suficiente para dar de comer a los norcoreanos durante un año, pese a que la hambruna afecta a al menos a unos seis millones de ciudadanos, como señaló recientemente Word Food Program, de los 24 millones de habitantes que tiene el país.