Las dos Coreas reviven tiempos de «guerra civil» lejos de la península coreana
Madrid. Corea del Norte ha proclamado su lealtad a Rusia hasta la victoria final con sus soldados en apoyo de Vladimir Putin en su guerra con Ucrania, mientras Corea del Sur evalúa la posibilidad de armar a Kiev en un conflicto bélico que puede revivir a la Guerra Civil coreana (1950-53), que acabó en un armisticio y nunca en un tratado de paz, una situación que aleja aún más el entendimiento entre Pyongyang y Seúl para una definitiva paz en la península coreana y sobre todo cuando el régimen norcoreano insiste que sigue en guerra y «hay que estar preparado», un escenario bélico con soldados norcoreanos en Ucrania que a la larga le «puede perjudicar» a pesar de la ayuda rusa que reciba para su desarrollo nuclear.
Nadie pone en duda la capacidad nuclear de Corea del Norte, pero soldados norcoreanos en Ucrania no sólo aísla aún más al régimen de Kim Jong-un sino que le debilita en parte en esa «ferocidad» de amenazas a sus vecinos como Corea del Sur y Japón, que además «nunca”/» atacará a nadie, salvo que el régimen de los Kim quiera suicidarse ante la obvia respuesta que recibiría.
La Inteligencia británica considera que las fuerzas rusas y norcoreanas «van a atravesar importantes dificultades operativas» dado que «nunca han llevado a cabo ejercicios militares conjuntos». El idioma, en particular, puede representar un serio problema. Además, las tropas norcoreanas que participen en operaciones de combate tendrán complicado su operatividad, como también las tendrán para integrarse en la estructura de comando y control de Rusia, concluye la Inteligencia militar.
Estados Unidos y Corea del Sur también llevan semanas insistiendo en la presencia de estos militares y han avisado de que tienen preparado un abanico de medidas de respuesta dependiendo de la gravedad de la situación. Y sin descartar que Corea del Sur envíe armas a Ucrania tras la decisión de Pyongyang, lo que sería un enfrentamiento entre las dos Coreas a nivel bélico, pero teórico, sin soldados surcoreanos en el conflicto ucraniano pero con el objetivo de estudiar, analizar e inspeccionar todo lo que hagan las tropas norcoreanas para hipotéticos enfrentamientos entre las dos Coreas. El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, ha dejado claro que no tiene intención de permanecer pasivo ante semejante despliegue de tropas norcoreanas en Ucrania.
Seúl se ha comprometido en enviar una delegación a Kiev para evaluar directamente la situación de las fuerzas norcoreanas, pero eso sí el suministro de armas ha tenido una fuerte resistencia en el Parlamento, donde la oposición de izquierdas, que ostenta la mayoría parlamentaria, viene criticando la línea dura que el Ejecutivo hace contra Pyongyang.
Lo que está claro es que la llegada entre 10.000 y 12.000 soldados norcoreanos a la ayuda de Putin tiene también sus consecuencias positivas para el régimen de Kim Jong-un, dado que Pyongyang podría obtener beneficios económicos sustanciales y una mayor asistencia técnico-militar rusa, que incluiría potencialmente tecnologías avanzadas en satélites y sistemas de cohetes. Aunque eso sí, en su momento, Putin manifestó su oposición al programa nuclear norcoreano, ahora todo es distinto, cambiar de opinión es ya global según los intereses oportunos, y ve razonable colaborar en la mejora de las capacidades de misiles y sistemas de vectores nucleares de Corea del Norte, e incluso Moscú está dispuesto a facilitar al régimen de Kim Jong-un la modernización de la obsoleta flota de submarinos norcoreana.
Por otro lado, distintas fuentes señalan que la efectividad de las tropas norcoreanas en combate sigue siendo incierta y eso que están siendo adiestradas en instalaciones militares rusas en esa zona, pero las diferencias en el idioma, cultura, entrenamiento y doctrina bélica podrían limitar su eficacia hasta que logren una mejor integración con las unidades rusas.
También al parecer el líder Kim Jong-un ha enviado fuerzas de operaciones especiales del Undécimo Cuerpo del Ejército, conocidas como el «Cuerpo Tormenta», unas tropas de élite, entrenadas para misiones de infiltración y eliminación, con una buena formación militar superior al de los nuevos reclutas rusos que han sido enviados al frente. Pero el régimen se enfrenta al riesgo de deserciones entre sus soldados, que podrían escapar a Ucrania o Corea del Sur, pero ya Pyongyang tiene su receta para aquellos soldados que se pasen al bando contrario, dado que sus familiares sufrirían graves consecuencias. «Todo está atado y bien atado», y tampoco es aún creíble, aunque lo afirme la Inteligencia ucraniana de que al menos 18 soldados norcoreanos han huido de sus posiciones.
No obstante, la incorporación de miles de soldados norcoreanos a las tropas rusas que luchan contra el Ejército ucraniano no tendrá un impacto estratégico en el campo de batalla, pero sí efectos geopolíticos que amenazan con debilitar el papel global de Occidente y podrían afectar a la estabilidad de la región Asia-Pacífico, según expertos ucranianos e internacionales y también puede “debilitar” al Ejército norcoreano y al mismo tiempo aliviar a Moscú de la necesidad de movilizar a más ciudadanos rusos durante este otoño y favorecer en la medida que sea posible a Vladimir Putin con sus exigencias para el envío de nuevos reclutas al frente. Una realidad que el joven soldado ruso agradecerá a los norcoreanos sabiendo además del elevado número de víctimas mortales y heridos en la guerra entre Rusia y Ucrania.
Pese a que los servicios surcoreanos han alertado estos días de que Rusia podría ayudar a Corea del Norte en un guerra contra Corea del Sur, resulta bastante improbable, dado que en la región hay otros países como China o Japón, además de EEUU, y habría que preguntarse hasta cuándo será la ayuda de Moscú, o terminará cuando concluya la guerra de Ucrania. Rusia se ha visto obligada a pedir ayuda militar a Pyongyang por su error en la invasión y ahora tendrá que analizar qué va a ocurrir una vez que termine el conflicto, y aunque no va a desaparecer esa ayuda y colaboración, las necesidades serán menos exigentes, sobre todo con Donald Trump en la Casa Blanca dispuesto a que termine la guerra lo antes posible.
En definitiva, esta colaboración durará más allá de la guerra de Ucrania. Veremos qué es lo que pasaría después, mientras tanto Corea del Norte también se puede beneficiar en ayudas en sus déficits financieros, alimentos o tecnología aeroespacial, así como unos 700.000 toneladas de arroz, tal como indica el servicio de Inteligencia surcoreana y sin olvidar que Corea del Norte sigue en su empeño en lanzar un nuevo satélite de reconocimiento militar al espacio. Pero también el presidente Yoon Suk-yeol no está dispuesto a quedarse con los brazos cruzados viendo la operatividad norcoreana en Ucrania y su desarrollo nuclear-armamentístico con la ayuda de Rusia. Las dos Coreas se examinan en la guerra de Ucrania, lejos de la península coreana.
Pyongyang necesita su propia guerra, su guerra mediática, su guerra para tener el respaldo de sus 25 millones de ciudadanos, que también consideran que el país sigue en guerra y la ayuda a su «fiel amigo Putin» es una necesidad imprescindible. La seguridad del régimen se fortalece no sólo con armas nucleares, sino que la estrategia de ahora es asegurarse a Putin en su defensa del país en caso de un ataque exterior, que no va a ocurrir como tampoco Kim Jong-un -reitero- va atacar a nadie, y en el caso de que lo hiciera por mucho acuerdo de defesan mutua entre los dos países dudo que Moscú se involucrarse en un conflicto bélico en la península coreana que sólo Pyongyang puede provocar, pero que no va a hacer.
Las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra, ya que el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953, y en el que EEUU lideró la coalición que apoyó al Sur, acabó con un alto el fuego, el actual armisticio, y no un tratado de paz. Y todo como consecuencia de la derrota de Japón, que había colonizado la península coreana (1910-45). Tras la división de la península en 1948 se establece oficialmente la instauración de los dos países en el Norte y Sur, respectivamente. Y así hasta hoy día…
Trump acaba de ganar las elecciones presidenciales, lo que va a suponer un enorme cambio estratégico en la geopolítica mundial ya que tanto la guerra de Ucrania como la tensa situación en la península coreana, entre otros importantes escenarios internacionales, sufrirán notorias novedades pese a la inestabilidad y al enconamiento de Rusia con Occidente y sobre todo con una OTAN que puede debilitarse con las nuevas políticas del nuevo inquilino de la Casa Blanca, que tomará posesión como presidente de EEUU número 47 el próximo 20 de enero.