Donald Trump, un año en el poder lleno de turbulencias y de confrontación (y II)
Madrid. En cuanto al secretario general de la ONU, António Guterres recordó haber dicho en repetidas ocasiones que la adopción del acuerdo significó un importante avance hacia la consolidación de la no proliferación nuclear y por la paz y la seguridad del mundo y Yukiya Amano, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), hizo saber que Irán se halla sometido al más riguroso régimen de verificación nuclear y que está cumpliendo con todos los términos del acuerdo.
Por otra parte, la propia OIEA, encargada de la supervisión del tratado, informó de que Irán envió a Rusia en 2016 prácticamente todas sus reservas de combustible de fisión -más de 12 toneladas de uranio enriquecido- y sustituyó el núcleo del reactor de agua pesada de Arak por cemento, además, Irán ha permitido inspecciones en sus instalaciones hasta extremos nunca antes permitidos por otros países con energía nuclear, según la OIEA, y aceptó transformar su planta nuclear, situada en el interior de una montaña en Fordow, en un centro de investigación científica.
En lo que se refiere a Israel y Arabia Saudí, dos países con una reconocida capacidad de presión en la política exterior de Estados Unidos, a los que preocupa seriamente el programa de misiles balísticos iraní, Benjamín Netanyahu felicitó al presidente Trump por su decisión de arreglar lo que para Israel es un mal acuerdo, mientras que Arabia Saudí se felicitó por la determinación de Trump de cambiar los términos del tratado.
La intención de retirar a EEUU del tratado tampoco tendría consecuencias positivas en el interior de Irán donde los críticos del moderado Rohani ven reforzadas sus tesis de no confiar en los norteamericanos y de reanudar el programa nuclear, lo que podría suceder si Trump hace realidad su propósito.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohamed Javad Zarif, aseguró, sin embargo, que Irán seguirá cumpliendo los términos del JCPOA en la medida en que se mantengan en él las otras partes, lo que parecen confirmar los cinco países firmantes restantes.
China, otra de las partes firmantes del acuerdo, tiene estrechos vínculos económicos, comerciales y de energía con Irán. Varias compañías chinas de propiedad estatal trabajan en la actualidad en la construcción de autopistas, en la minería y en la fabricación de acero y la empresa Petropars iraní ha firmado en septiembre pasado un contrato de 4.800 millones de dólares (4.120 millones de euros) con CNPC, de propiedad estatal china, y la francesa Total para la explotación del mayor yacimiento de gas natural del mundo, South Pars de Irán, que entrará en funcionamiento en 2021. En asuntos militares, China e Irán han llevado a cabo maniobras navales conjuntas en junio, las segundas de esta clase desde las que realizaron por primera vez en 2014.
Pang Zhongying, experto en relaciones internacionales de la Universidad china de Ocean de Qingdao, cree que China hará cuanto sea necesario junto con Rusia y Europa para asegurarse de que el tratado se mantenga en vigor incluso aunque Estados Unidos finalmente lo denuncie.
Mientras tanto, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, expresó su confianza en que el presidente de EEUU, Donald Trump, medite su decisión sobre el futuro del acuerdo nuclear con Irán, según manifestó en una rueda de prensa en Kazajistán, pues es un programa necesario para la paz y la estabilidad del mundo y tal vez el logro más importante de la comunidad internacional para reforzar la estrategia de no proliferación de armas nucleares.
Al mismo tiempo, el presidente Vladimir Putin mantuvo una reunión a primeros de noviembre en Teherán con su homólogo Rohani y con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en la que se trataron asuntos relacionados con la guerra en Siria, la cooperación energética -Rusia participa en la construcción de la primera central de energía nuclear en la ciudad de Bushehr, al sur del país. y sobre el estado actual del JCPOA.
Aunque los tres presidentes no hicieron declaraciones tras el encuentro en Teherán, el viceministro ruso de exteriores, Sergei Ryabkov, dijo en Moscú que el tratado debe mantenerse como se firmó por lo que la exigencia de introducir cambios con nuevas sanciones que quiere imponer Donald Trump a Irán es inaceptable.
En cuanto a Asia, Donald Trump sabe que si no se compromete más en la zona, en la que no sólo está Corea del Norte, China irá ocupando más espacio donde la región del Indo-Pacífico supone para Pekín una enorme oportunidad, al igual que su salida del Tratado Transpacífico de Comercio (TPP) que da vía libre a Pekín para ocupar su espacio, sobre todo cuando sus países miembros han quedado decepcionados con el presidente estadounidense.
China tiene cada vez más poder en Asia, donde la gira que acaba de hacer Trump por la zona sólo tenía dos objetivos, por un lado, aumentar la presión sobre Corea del Norte por su programa nuclear y, por otro, mejorar su relación comercial y de inversión entre Estados Unidos y varios países de la región, además de los acuerdos con Pekín y el suministro de material militar a Japón y Corea del Sur.
Pero, en definitiva, el periplo asiático de Trump ha evidenciado una menor relevancia de EEUU por el continente asiático, y precisamente esta “flojedad política” se vio también en los asuntos sobre los litigios del Mar Meridional, que al final la mediación estadounidense fue prácticamente inexistente y se ve como la relación de poder en Asia está cambiando a favor de China.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo en su gira por Asia, en donde asistió a la cumbre de la Asociación de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y a la de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), lo más significativo ha sido su protagonismo económico, sin olvidar sus políticas y estrategias en la zona, pero siempre con el objetivo de reducir el déficit comercial de EEUU con los países de la región y de mostrar su reto y desafío a Corea del Norte.