El deshielo sin concreción entre EEUU y China: claves de la estrategia Biden

Xi Jinping y Joe Biden, en una imagen en 2012. | David Starkopf/Office of Mayor Antonio R. Villaraigosa
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Washington. La representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, y el viceprimer ministro de China, Liu He, mantuvieron una reunión virtual el 8 de octubre para abordar el estado del cumplimiento del acuerdo de Fase 1 alcanzado entre ambos países en enero de 2020. Mediante dicho tratado, que negoció la administración de Donald Trump con las autoridades chinas, Beijing se comprometió a adquirir entre 2020 y 2021 productos manufacturados, agrícolas y energéticos de EEUU cuyo valor total superaría en 200.000 millones de dólares el nivel de importaciones de 2017. El pacto también incluye medidas en el ámbito de la protección intelectual de marcas y patentes y reiteración del compromiso de no devaluar artificialmente el yuan.

La resolución de desacuerdos más profundos, como las subvenciones por valor de 200.000 millones de dólares otorgadas por China a empresas de diez sectores de tecnología punta desde 2005 como parte de su estrategia Made in China 2025 y las condiciones que exige Beijing a las empresas inversoras occidentales, se pospusieron para un hipotético acuerdo de Fase II.

El acuerdo de Fase I recompensaba el compromiso de adquisiciones de exportaciones de EEUU con una reducción del 15 % al 7,5 % de aranceles sobre 120.000 millones de exportaciones chinas. Pero mantenía aranceles del 25 % sobre 250.000 millones de dólares de exportaciones chinas también impuestos por Trump. La Casa Blanca anunció después de la proclamación del presidente Joe Biden que podría disminuir aranceles adicionales si Beijing cumplía con lo pactado. A finales de febrero China había adquirido un 57 % de lo establecido.

China cumple a pesar de una coyuntura muy complicada

A finales de agosto se había alcanzado el 69 % (importaciones chinas de EEUU) y 62 % (exportaciones de EEUU a China) de los niveles pactados en el acuerdo de Fase I. Tai advirtió a Liu He que no se han cumplido los objetivos. Liu planteó sin éxito a Tai la eliminación de más aranceles y sanciones. El 2 de agosto entró en vigor la orden ejecutiva de Biden que prohíbe la inversión de EEUU en 59 empresas chinas vinculadas a su complejo militar industrial.

Hay que tener en cuenta factores que complican dicha tarea. La recuperación de la actividad económica después de la peor fase de la COVID-19 ha favorecido más a los servicios que los bienes. Las restricciones impuestas por muchos países sobre la actividad económica han fomentado que muchas actividades se trasladen al sector de los servicios.

Los precios del petróleo y el gas natural han aumentado sustancialmente en los últimos meses a medida que se ha consolidado el crecimiento del PIB de las principales economías desarrolladas y algunas de las emergentes (incluyendo China) en 2021 frente al desplome de 2020. La lenta reacción de OPEP en incrementar el suministro ha empeorado la situación. Y China no dispone de niveles de hidrocarburos y carbón suficientes para impulsar su economía e importar lo acordado con EEUU.

Sullivan y Yang Jiechi se reúnen en Zurich

Después de la percepción de humillación por parte de la delegación de EEUU en la cumbre de Alaska en marzo, la visita de la viceministra de Asuntos Exteriores Wendy Sherman a Tianjin el 25 y 26 de julio y su reunión con el poderoso consejero de Estado y ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi rebajó la tensión entre las dos potencias y encauzó los parámetros para las negociaciones.

Otro avance en el deshielo fue la reunión el seis de octubre de seis horas en Zurich a puertas cerradas del consejero de seguridad nacional Jake Sullivan y Yang Jiechi, director de la Oficina de la Comisión Central para Asuntos Exteriores. Ambos no se habían visto en persona desde el duro intercambio de reproches en Alaska. Sullivan reclamó que la competencia intensa entre ambas potencias exige diplomacia intensa. Se anunció una cumbre virtual Joe Biden-Xi Jinping antes de finales de año.

Desde septiembre sin ciberataques o jaqueos potentes contra EEUU

Afortunadamente, desde mayo no se han producido ciberataques o jaqueos auspiciados o lanzados por Rusia o China. La paralización del gaseoducto más importante de EEUU durante unos días ante la negativa de Colonial Pipeline a pagar un chantaje al grupo de hackers rusos DarkSide apoyados por el Kremlin fue sucedido durante el verano por una segunda ola del jaqueo más dañino de la historia llevado a cabo por Nobelium a instancias del SVR (servicio de inteligencia exterior ruso) contra la empresa Solar Winds. La empresa tejana de tecnología suministra su software Orion a varios ministerios de EEUU y miles de empresas privadas en EEUU y cinco países más (incluida España).

En 2020, el primer hack de Solar Winds permitió a Moscú recabar durante meses información y secretos tecnológicos a los que también tuvo acceso China. El jaqueo contra los servidores de Microsoft en múltiples países afectó a decenas de miles de usuarios y colmó la paciencia de la administración Biden, que consiguió que la Unión Europea (UE), el Reino Unido, Canadá y Australia acusaran directamente al Ministerio de Seguridad chino y prohibieran la entrada a más altos cargos de la República Popular

Reveses de la administración Biden durante el verano

Durante el verano la administración Biden ha sufrido diversos reveses. La retirada inicialmente caótica y finalmente eficiente pero humillante de Afganistán completada a finales de agosto costó la vida a 13 militares de EEUU y 170 civiles afganos. Una mayoría de estadounidenses censura la gestión del flujo de inmigrantes haitianos y de América Central en la frontera con México. Se ha estancado el porcentaje de estadounidenses que están plenamente vacunados (57 %) mientras muchos países europeos superan el 70 %.

El incremento de la inflación hasta un 5 % a ritmo anual y el ascenso del precio de la gasolina han dañado la inicial imagen de la administración Biden de gestionar competentemente la economía y la pandemia. Los índices de aprobación del presidente de EEUU han descendido en septiembre hasta el 43 %, su cuota más baja. 

Ante tal tesitura, se entendería que la administración Biden concentrara sus esfuerzos en enfrentarse a dichos retos y dejar en segundo plano sus ambiciones de gobernanza internacional. Pero para cualquier analista de calidad es evidente que los Demócratas deberían perder sus escuetas mayorías en la Cámara de Representantes y quizás en el Senado en las elecciones de noviembre de 2022.

También se puede descartar de manera no oficial que Biden pueda presentarse a la reelección en 2024 a los 82 años. Por ello, acelera sus gestiones, iniciativas y legislación de manera metódica tanto en el frente interno como el externo. Asimismo, mantiene la estrategia de no suprimir aranceles existentes, imponer sanciones ante comportamientos chinos hostiles (ciberataques, jaqueos, espionaje tecnológico), recabar el apoyo de los aliados de EEUU y ofrecer diálogo y concesiones a Beijing si desiste de tales prácticas

Acuerdo AUKUS

El acuerdo mediante el cual EEUU y el Reino Unido suministrarán la tecnología para que Australia construya submarinos de propulsión nuclear es histórico. En medio siglo Washington únicamente ha compartido dicha tecnología con el Reino Unido. A finales de la década de 2030, Australia contará con submarinos más rápidos, de más difícil detección y que se pueden mantener sumergidos durante más tiempo. Asimismo, pueden lanzar misiles a distancias más largas. Potencialmente podrían permitir a EEUU disponer de misiles nucleares en el Indo-Pacífico.

Canberra ha tenido que encajar aranceles sobre la exportación de algunos productos a China ante su insistencia en efectuar una investigación independiente sobre el origen del virus SARS-CoV-2. El primer ministro conservador australiano, Scott Morrison, justificó la cancelación del contrato de entrega de submarinos diesel de Francia alegando que el programa de militarización chino en todas las ramas de sus fuerzas armadas exige una marina australiana más sólida y de mayor alcance geográfico.

Estrategia de Biden y perspectivas para sus paquetes de estímulo

EEUU exige el cumplimiento de los objetivos del acuerdo de la Fase 1, no suprime los aranceles y sanciones existentes y arma a un rival geopolítico de China ¿Por qué ha accedido Xi Jinping a que sus máximos asesores se reúnan con sus homólogos de EEUU? La técnica de combinar la agenda interna y externa en gobernanza internacional es arriesgada pero obliga a China a acudir a las cumbres con propuestas serias.

Biden aspira a llegar al G20 en Roma el 30 de octubre y la Conferencia de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático en Glasgow (COP26) de finales de octubre hasta el 12 de noviembre con una financiación aprobada por el Congreso de miles de millones para desarrollo de tecnologías verdes y energías renovables. Dichos fondos están incluidos en el paquete de estímulo Build Back Better que la Casa Blanca inicialmente pidió ascendiera a 3,5 billones de dólares y que también contiene numerosas ayudas sociales. En Build Back Better hay un billón de dólares para la reparación y modernización de carreteras, puentes, vías ferroviarias, puertos y banda ancha. Diecinueve senadores republicanos respaldaron junto a los 50 senadores Demócratas el paquete de un billón.

Mediante la perseverante y agotadora técnica de ofrecer contrapartidas y gradualmente abandonar las opciones maximalistas iniciales, Biden y los líderes Demócratas en la Cámara de Representantes (Nancy Pelosi) y Senado (Chuck Schumer) han logrado que los cien congresistas demócratas radicales acepten una cantidad más baja siempre y cuando las principales partidas estén presentes en el paquete final. Optar por el paquete de infraestructuras de transporte tradicional de un billón con apoyo republicano sería lo más lógico y sensato. Biden necesita un éxito legislativo sustancial. El American Rescue Plan con 1,9 billones aprobado por el Congreso solamente con votos Demócratas se produjo en marzo. 

¿Cómo se explica la respuesta tímida de China?

Beijing entiende la arriesgada estrategia de Biden pero facilita el deshielo y mantiene abiertos los puentes tendidos en los últimos meses. Hay un factor que la segunda economía mundial y poseedora de un 15 % de la deuda pública y privada de EEUU no puede controlar. Donald Trump está decidido a presentarse en 2024. El Partido Republicano cuenta con un elenco amplio de candidatos que probablemente derrotarían a la vicepresidenta Kamala Harris.

El ex ministro de Asuntos Exteriores Mike Pompeo, la ex gobernadora de Carolina del Sur y ex embajadora ante la ONU Nikki Haley o el gobernador de Florida Ron DeSantis disponen del carisma y éxito de gestión suficientes para recaudar la cuantiosa financiación necesaria para lanzarse a por la nominación. Pero Trump mediante las nuevas redes sociales creadas por sus seguidores (Parler, Gettr) ha pedido a los votantes republicanos que no acudan a las urnas en noviembre de 2022. Ante tal despropósito para el Partido Republicano y los EEUU, no es extraño que Beijing opte por la relativa dureza pero racionalidad de Joe Biden y su equipo.

Alexandre Muns

Dr. Alexandre Muns Rubiol Professor, OBS & EAE Business School y exasesor del presidente del Banco Mundial

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