Corea del Norte va ganando la “guerra mediática” a EEUU, pero no habrá un conflicto militar

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Madrid. Corea del Norte va ganando su “guerra retórica-belicista-mediática” a EEUU jugando con mucho fuego y amenazas en medio de una tensión que no se producía desde hacía tiempo en la península coreana con el único objetivo de presionar al máximo a Washington para entablar negociaciones directas entre los dos países, pero de ahí a un conflicto militar-nuclear es imposible salvo que el régimen norcoreano desee suicidarse o que Donald Trump siembre en la zona, con ese hipotético ataque, un nuevo “statu quo” en la región que por ahora nadie quiere.

Una guerra es prácticamente imposible. Donald Trump, por muchas advertencias prebélicas que haga a Corea del Norte cuando dice que “la solución militar está lista” o que el líder norcoreano, “camarada” Kim Jong-un, que está superando en los cinco años que lleva en el poder a sus dos predecesores en el cargo (Kim Il-sung, su abuelo y Kim Jong-il, su padre) en sus amenazas belicistas, en un tono firme de consumo interno para reforzar al régimen comunista, que nunca se le ocurrirá atacar a nadie y menos a EEUU, pues todo se basa en la creación de una infraestructura política para presionar a Trump a unas negociaciones bilaterales y que reconozca a Corea del Norte como una potencia nuclear.

Los cinco años del “camarada” Kim han sido de una enorme tensión en la península coreana, sin obviar que la economía ha tenido interesantes avances y con un desarrollo espectacular en el campo nuclear, pero Corea del Norte, que dedica el 16 por ciento de su PIB a las Fuerzas Armadas, no está en condiciones de mantener, por mucho daño que haga a sus vecinos (Corea del Sur y Japón) un conflicto militar que traería como consecuencia la desaparición del régimen, lo que sabe muy bien el joven Kim, que no permite a nadie que le cuestione sus osadas decisiones, dado que de forma de inmediata “fusila-aniquila” a todo aquel que le haga sospechar lo más mínimo.

La situación creada por Corea del Norte le está saliendo bien, salvo un “chispazo” que origine un error de cálculo en sus lanzamientos de misiles y entonces la “guerra real” sustituiría a la “mediática”, la que, de momento, Pyongyang va ganando por goleada, pero calculando milimétricamente sus objetivos para así no ir más lejos de lo que ya está yendo el régimen de Kim Jong-un.

China, que se juega mucho en esta situación que le está creando Corea del Norte, reclama a las dos partes que dejen de “alardear” de sus poderío militar, lo que origina, según Pekín, incrementar aún más la tensión en la zona; además, ha insistido que no quiere una península coreana con armas nucleares, pero teme que la insensatez de Kim y Trump origine lo peor tras las constantes reiteraciones de amenazas, ataques o destrucciones mutuas.

China tiene claro que no quiere tropas estadounidenses en su frontera con Corea del Norte, además la caída del régimen norcoreano daría lugar a la salida de miles de refugiados, aunque eso sí, Pekín está cansada de Pyongyang, le incomoda mucho, ha apoyado las sanciones económicas de la ONU, le sigue proporcionado el 90 por ciento del combustible, pero no desea cambiar el régimen aunque no vería mal sustituir a Kim Jong-un, incluso hay analistas que afirman que hasta un cierto “castigo” como quiere Trump a las instalaciones nucleares norcoreana lo podría dar por bueno, pero en un conflicto armado daría lugar a que el “gigante asiático” tuviera que pronunciarse y el escenario sería distinto.

Obviamente si Corea del Norte ataca a EEUU o la isla de Guam, Washington responderá y Pekín se mantendrá neutral, pero si la situación va a más entonces, como afirman sus autoridades, defenderá sus intereses estratégicos regionales si corren peligro en el caso de un hipotético conflicto, que no se producirá, pese a que también el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, considera «muy alto» el riesgo de un enfrentamiento militar entre Estados Unidos y Corea del Norte, recalcando que Moscú se opone “tajantemente” a que Pyongyang posea armamento nuclear.

Una de las soluciones más vitales para poner fin a esta tensión nuclear radica en que Corea del Norte deje de seguir desarrollando su programa nuclear a cambio de que EEUU y Corea del Sur pongan fin a las maniobras militares conjuntas en territorio surcoreano, que siempre considera Pyongyang como un ensayo para invadirles, algo que tampoco ocurrirá, pero sirve al régimen comunista para alimentar diariamente el permanente estado bélico que vive el país.

Corea del Norte también ha logrado enfriar las buenas relaciones comerciales entre Seúl y Pekín, dado que las instalaciones de los misiles estadounidenses THAAD en Corea del Sur, con la fuerte oposición de China y Rusia, ha supuesto un grave deterioro entre chinos y surcoreanos, es decir, cuanta más tensión haya en la zona, mejor para el régimen de Kim, pero la realidad es que cada vez la región está más militarizada y esto lo provoca Pyongyang contra los deseos de China.

Corea del Norte está tensando más que nunca una cuerda que sólo quiere que se rompa en una sola dirección como es hablar directamente con Estados Unidos, forzar unas conversaciones bilaterales que pueden “molestar” a Corea del Sur, dado que Pyongyang no valora a Seúl como mediador en cuanto a los problemas de la península coreana. Una situación que no vería mal China, pero habrá que ver hasta dónde llega toda esta “guerra mediática” que toda la comunidad internacional sigue y que pese a todo está mermando los mercados y bolsas de todo el mundo.

En suma, Kim Jong-un quiere reforzar su régimen, hace lo que sabe hacer y está haciendo y Donald Trump, en horas bajas con su política errática, quiere desviarse del “Rusiagate”, que le puede costar hasta la Presidencia del país, y no duda en usar una verborrea bélica, con todo tipo de amenazas militares a Corea del Norte para así no asumir la resolución de un grave problema que sigue sin aclararse.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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