China y EEUU incrementan su pugna por liderar el mundo
Madrid. El presidente de EEUU, Joe Biden, afronta con China el reto por liderar el mundo, un reto nada fácil cuando el gigante asiático tendrá un crecimiento económico del 6 % para este año y un aumento del 6,8 % en gastos militares, que unido al enorme vacío geopolítico internacional que dejó su predecesor, Donald Trump, supondrá más dificultades de las previstas, aunque Biden ya ha empezado a mover ficha al reunirse de forma virtual con los líderes de India, Japón y Australia en su gran alianza del Pacifico para frenar a Pekín.
Es obvio que tras la nefasta política exterior de Trump, que ha permitido a China ocupar un mayor espacio en el mundo, e incluso sus contribuciones a organismos internacionales, ha servido a Pekín para lograr un elevado protagonismo en la comunidad internacional, además de los recursos económicos que proporciona a otros países, pero la nueva etapa de Biden en la Casa Blanca va a ser muy distinta de la que ha sido estos últimos cuatro años en la política exterior estadounidense.
No obstante, a China aún le falta tiempo para sustituir a EEUU como líder mundial pero sí es evidente que su progresión es constante, y guste o no, Pekín no cede en su trabajo en lograrlo, de ahí que el gran desafío geopolítico de Biden con la China de Xi Jinping radique en consagrar la gran alianza del Pacífico en la que están India, Japón y Australia, integrantes de un Indo-Pacífico libre, un plan muy distinto del que llevó a cabo Trump, pero que supone un nuevo ciclo en la política internacional del nuevo inquilino de la Casa Blanca, más acorde con la que realizó Barack Obama, en cuya Presidencia ejerció Biden de vicepresidente.
Pese a que China trata de recomponer las relaciones con EEUU tras la marcha de Trump, Biden tiene claro que una buena alianza con India, Japón y Australia servirá para competir estratégicamente al gigante asiático, tras su histórica reunión virtual nominada «Quad», una alianza creada en 2007 en respuesta al auge militar de Pekín.
China está ahí para quedarse, cuya fortaleza económica la ampara, y guste o no a la comunidad internacional pese a las quejas que se vierten contra Pekín por los asuntos de Hong Kong, Taiwán, los litigios de los mares de China Meridional, Oriental, la situación en Xinjiang, entre otros, convierte al gigante asiático en un protagonista vital a nivel mundial y con la idea clara de apoyar siempre a gobiernos que económicamente le compense en cuanto a inversiones y beneficios de recursos naturales.
La nueva realidad geopolítica mundial ya ha comenzado, donde ahora también China y EEUU “combatirán” en la hegemonía de las vacunas contra la COVID-19, pero la nueva estrategia política con el encuentro entre Biden y los primeros ministros de Japón, Yoshihide Suga; Australia, Scott Morrison, y la India, Narendra Modi, quienes volverán a mantener una nueva cumbre en este mismo año. Habrá que ver sus frutos, pero será difícil que la presencia de China en las soluciones económicas del mundo no siga ascendiendo.
Sin embargo, el reto más urgente de estos cuatro países de esta alianza, conocida como «Quad» -acrónimo de Cuadrilátero de Defensa en inglés-, que se ha reunido por primera vez al máximo nivel, está en las vacunas, donde se han comprometido a entregar hasta 1.000 millones de dosis a los países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) y de la zona del Indopacífico antes del fin de 2022, y sin olvidar que ya China está potenciando su distribución a otros países de sus vacunas contra el coronavirus.
China marcará gran parte de la agenda internacional de EEUU en la etapa de Biden. Los secretarios de Estado, Antony Blinken, y de Defensa, Lloyd Austin, visitaron recientemente a sus dos mejores aliados en Extremo Oriente como son Japón y Corea del Sur, y ahora se espera que esta misma semana se celebre una reunión de alto nivel entre China y EEUU en Anchorage (Alaska, EEUU) que supondrá el primer encuentro oficial desde que el presidente estadounidense, Joe Biden, llegó al poder en enero.
Pero en asuntos varios, el cambio climático, la vacunas contra la pandemia, la economía (la guerra comercial entre las dos primeras potencias que originó Trump) o la propia desnuclearización de la península coreana, que la comunidad internacional vería muy positivo, entre otros, aunque no se esperan grandes avances, sí servirá para reabrir los contactos entre Pekín y Washington de cara a más encuentros y más soluciones para la estabilidad mundial.