China e India: ¿Al borde de la guerra total? (y III)
Madrid. China es la segunda potencia militar más grande del mundo. Tecnológicamente es superior a la India. Su infraestructura militar es muy avanzada. Desde el punto de vista financiero, China puede desviar sus recursos para alcanzar sus objetivos militares, mientras que la economía india ha estado luchando en los últimos años por salir a flote y la crisis del coronavirus ha empeorado la situación. En este sentido, no deberíamos de observar un fomento de la escalada al menos por el lado indio.
No obstante, hay analistas que temen que el enfrentamiento se intensifique, ya que los camiones chinos supuestamente han movido equipo dentro del lado indio de la Línea de Control (LCA). Ajai Shukla, analista de defensa con sede en Nueva Delhi, teme que una mayor escalada signifique un «combate total». «Miles de tropas chinas están en suelo indio. Lo único que les queda es entrar en combate». «China podría estar usando la excusa de la actividad de construcción para presionar a la India por objetivos políticos o económicos completamente diferentes, y eso no lo sabemos. No sabemos cuáles son los objetivos chinos en este caso particular».
Escribiendo en el periódico pro-Beijing Global Times, Long Xingchun de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, dijo que la última fricción fronteriza fue «un movimiento planeado» por Nueva Delhi. «En los últimos días, la India ha construido ilegalmente instalaciones de defensa a través de la frontera en territorio chino en la región del Valle de Galwan, lo que no deja a las tropas de defensa fronteriza chinas otra opción que la de tomar las medidas necesarias en respuesta, y aumentar el riesgo de que se intensifiquen los enfrentamientos y los conflictos entre ambas partes», escribió.
La pasada semana, el primer ministro indio, Narendra Modi, mantuvo conversaciones con los tres jefes de servicios y el asesor de seguridad nacional en medio de las peores tensiones en la frontera entre India y China desde el enfrentamiento de Doklam en 2017, que se prolongó durante 73 días. Otros analistas han sugerido que la acción en la frontera por parte de China es una forma de desviar la atención mundial de su penosa gestión de la pandemia de coronavirus.
Adam Ni, director del Centro de Política de China con sede en Canberra (Australia), señala que ambos países están interesados en mantener la paz, ya que se enfrentan a desafíos internos. Beijing tiene muchos asuntos que tratar, como Hong Kong, Xinjiang y la recuperación económica, así como su relación con los EEUU. Es decir, que no necesita otra confrontación en este momento.
La relación de los dos países se basa en la cooperación económica, con un comercio bilateral que asciende a 92.000 millones de dólares, pero un gran déficit comercial ha mantenido a la India preocupada. En mayo pasado, el gobierno de Modi puso freno a las inversiones chinas, un paso que China calificó de «discriminatorio». El apoyo de la India al Tíbet y sus crecientes lazos en materia de defensa y seguridad con Estados Unidos, Japón y Australia han dado lugar a nuevas sospechas por parte de Beijing.
Mientras tanto, los vínculos cada vez más estrechos de China con Pakistán y Nepal tampoco han complacido a Nueva Delhi. Además, el ambicioso de la Nueva Ruta de la Seda y el enorme presupuesto de defensa chino plantean un importante desafío geoestratégico a la India. En este sentido, China podría querer que el problema de la frontera se mantenga ya que mantiene a la India ocupada y evita que Nueva Delhi centre su atención en el Tíbet, donde China tiene en un severo problema.
Trump ofrece mediación
La historia encierra lecciones difíciles para la India. Nueva Delhi sufrió una humillante derrota durante el conflicto fronterizo de 1962 con China. Varias rondas de conversaciones en las últimas tres décadas han fracasado en resolver los problemas fronterizos. China ya controla la zona de Aksai Chin, más al este de Ladakh, y esta región, reclamada por la India, es estratégicamente importante para Beijing, ya que conecta su provincia de Xinjiang con el oeste del Tíbet.
En 2017, la India y China se enfrentaron en un enfrentamiento similar que duró más de dos meses en la meseta de Doklam, un triángulo entre la India, China y Bhután. La India se opuso a que China construyera una carretera en una región reclamada por Bhután. Esta vez, también, las conversaciones son vistas como el único camino a seguir, ambos países tienen mucho que perder en un conflicto militar.China no tiene intención de escalar las tensiones y la India tampoco quiere un conflicto.Pero la situación depende de ambas partes.
Ambos países tienen la capacidad de resolver la disputa a través de conversaciones de alto nivel. En este sentido, los medios chinos apenas han dado cobertura al tema de la frontera, lo cual podría interpretarse como una posible señal de que se buscará una ruta para las conversaciones. En este sentido, es relevante destacar que ambas partes tienen un historial encomiable de mantenimiento de una paz y estabilidad relativas a lo largo de su disputada frontera.
Pero, en resumen, lo que es obvio es que a la India le preocupa la creciente fuerza militar de China y el desarrollo de infraestructuras que pueden resultar vitales en un hipotético conflicto armado entre los dos países más poblados del mundo, así como la ampliación de una base aérea o la construcción de carreteras o la presencia de hasta 10.000 militares chinos, de ahí Modi haya decidido enviar varios batallones habitualmente acuartelados a Leh, la capital de la citada Ladakh.
Ambos países intensificaron su diálogo bilateral en la cumbre del 20 de octubre de 2019 cuando el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro indio, Narendra Modi, se vieron en Beijing con el objetivo de crear un nuevo mecanismo de diálogo de alto nivel sobre cuestiones económicas y comerciales, apodado “Chennai Connect”, un hecho que intensifica las relaciones bilaterales y con las numerosas cuestiones territoriales a resolver.
Una tensa situación que hasta el presidente de EEUU, Donald Trump, quien valoró la situación como “una violenta disputa fronteriza”, se ha ofrecido como intermediario para aligerar tensiones, aunque ambos países han decidido resolverlo por cuenta propia. “Hemos comunicado a la India y China que Estados Unidos está dispuesto, quiere y puede actuar como mediador o árbitro para resolver su actual disputa territorial”, tuiteó hace unos días Trump.