China e India: ¿Al borde de la guerra total? (I)

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Madrid. A primeros del pasado mes de mayo se produjo un enfrentamiento entre las tropas indias y chinas en el lago Pangong Tso, situado a 4.270 metros sobre el nivel del mar en la región de Ladakh, pero pese a esta situación entre ambos países, los dos gobiernos han acordado esta semana «resolver pacíficamente» la tensión fronteriza en el Himalaya tras una importante reunión de sus respectivos comandantes militares.

Un vídeo grabado por un soldado indio y compartido en redes sociales mostraba a soldados de ambas naciones enfrascados en peleas a puñetazos y en la colocación de piedras en la frontera, cuyo incidente, que se prolongó más de un día, ocasionó 11 soldados heridos en ambos lados.

De esta forma, las escaramuzas han servido para crear una serie de infraestructuras entre los dos países para así consolidar su dominio sobre lo que su rival entiende que es territorio ajeno hasta extenderse por cinco zonas de Ladakh.

No olvidemos que China e India están separados en el Himalaya por una frontera muy difusa y extremadamente porosa, la llamada la Línea de Control Actual (LCA), de 3.500 kilómetros de longitud cuya posición ha variado casi a voluntad de cada país durante los últimos años.

Sin embargo, tres días después de ese enfrentamiento el 5 de mayo, y a casi 1.200 km de distancia hacia el este, otra pelea estalló en Nathu, en el estado indio de Sikkim, después de que los soldados indios detuvieran una patrulla del Ejército Popular de Liberación de la República Popular China.

Los dos países se acusan mutuamente de invadir las fronteras contrarias desde el pasado mes de mayo. India, en particular, acusa a las fuerzas de China de levantar un campamento militar dentro de su territorio y de ignorar las advertencias para abandonar la zona.

Y China, en opinión de los expertos, actuó así en represalia por la construcción de una carretera india alrededor del lago Pangong Tso y a la instalación de una vía de acceso que conecta el valle de Galwan con una pista de aterrizaje.

No obstante, ambos países restaron importancia a los incidentes y los problemas se resolvieron a nivel de los comandantes locales, como se ha hecho generalmente en el pasado. Pero en las semanas transcurridas desde entonces, la frontera entre la India y China ha visto a soldados de ambos lados acampando a lo largo de varias zonas en disputa, y las acusaciones de incursiones ilegales de las fronteras por parte de ambos ejércitos sigue aumentado.

Historia y contextualización del conflicto fronterizo 

India y China establecieron relaciones diplomáticas en 1950, pero una guerra fronteriza de 1962 entre ellas hizo que las relaciones entre ambos países se congelasen durante décadas.

Las relaciones también se vieron afectadas por el hecho de que la India acogió, y sigue acogiendo, al líder espiritual tibetano exiliado, el Dalai Lama, que huyó de su patria en 1959 durante un levantamiento abortado contra el dominio chino. El Dalai Lama estableció un gobierno autodeclarado en el exilio en la ciudad de Dharmsala, en el norte de la India, donde se han asentado miles de tibetanos.

No fue hasta los años noventa cuando los dos países firmaron un acuerdo sobre el «mantenimiento de la paz y la tranquilidad» a lo largo de lo que se conoce como la Línea de Control Actual (LAC, por sus siglas en inglés) a lo largo de su frontera.  Sin embargo, no están cerca de resolver su controversia a pesar de las más de 20 rondas de conversaciones y las múltiples reuniones entre el primer ministro indio, el nacionalista Narendra Modi, y el presidente chino, Xi Jinping.

El apoyo de Beijing a Pakistán en la cuestión del territorio en disputa de Cachemira es una importante causa de preocupación para la India. China ha construido una carretera a través de la Cachemira controlada por Pakistán y está bloqueando la entrada de la India en el Grupo de Suministradores Nucleares insistiendo en la entrada simultánea de Pakistán. La negativa de la India a participar en la iniciativa de política exterior de Xi, la multimillonaria Nueva Ruta de la Seda, no ha gustado en Beijing, mientras que China sólo ha hablado de “boquilla” sobre las aspiraciones de Nueva Delhi de unirse al Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente.

En este sentido, a medida que China proyecta su poder a través de Asia, y a lo largo del mundo, la India se siente cada vez más enclaustrada. Esto ha llevado en los últimos días a que los ejércitos de las dos naciones más pobladas del mundo estén enzarzados en un tenso enfrentamiento en lo alto del Himalaya, que tiene el potencial de escalar en un conflicto mayor mientras los gobiernos de Beijing y Nueva Delhi tratan de promover sus objetivos estratégicos.

Funcionarios citados por los medios de comunicación indios dicen que miles de tropas chinas se han abierto camino por la fuerza en el valle de Galwan en Ladakh, en la disputada región de Cachemira. Los líderes y estrategas militares indios se han quedado claramente aturdidos. Según los informes, a principios de mayo, las fuerzas chinas levantaron tiendas de campaña, cavaron trincheras y trasladaron equipo pesado varios kilómetros dentro de lo que la India consideraba su territorio. El traslado se produjo después de que la India construyera una carretera de varios cientos de kilómetros de longitud que conectaba con una base aérea de gran altitud que reactivó en 2008.

Manuel Francisco Herrera

Analista sobre Estudios de Seguridad y Defensa, que ha vivido en India realizando investigaciones sobre su programa nuclear y sus implicaciones en el conflicto indo-paquistaní

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