Una fórmula, una Constitución, una China para Xi Jinping
Madrid. Sin oposición, sin sucesor, sin la voluntad para aceptar el previsto y futuro adiós, el presidente chino, Xi Jinping, clausuró el Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), celebrado este mes en Pekín, con la introducción de su teoría política en la Constitución de la formación, con la decisión de alargar su Presidencia, superar los límites, adueñarse de China más allá de 2022.
La nueva fórmula, titulada ‘’pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era’’, escribirá el nombre de Xi en el estatuto y código de conducta del PCCh una vez formalizada la revisión, propuesta por Xi, apoyada por el Comité Permanente y aprobada en sesión plenaria, como sólo antes hicieron Mao Zedong y Deng Xiaoping.
Ni Hu Jintao ni Jiang Zemin, los únicos predecesores aún con vida, que respaldaron al líder chino durante la celebración del Congreso en el Gran Palacio del Pueblo, lograron introducir su nombre en la Constitución, aunque sí lo hicieron sus teorías, la ‘’perspectiva científica del desarrollo’’ y la ‘’triple representatividad’’, respectivamente, orientadas a la reforma del país y del partido.
La fórmula de Xi Jinping recupera el concepto marxista del ‘’pensamiento de Mao Zedong’’, acopla a una nueva etapa, a la ‘’nueva era’’ del gobernante Xi el ‘’socialismo con características chinas’’ de Deng Xiaoping, y evoluciona los términos de Hu Jintao y Jiang Zemin con el objetivo de convertir a China en la primera potencia mundial, en ‘’el gran país socialista moderno’’.
El control total del partido y del Ejército Popular de Liberación comparte espacio con la continuación de la apertura a la inversión y el mercado exterior, la defensa del principio ‘‘un país, dos sistemas» vigente en Hong Kong y Macao, la relación con Taiwán, el acercamiento a las demandas de la sociedad y la protección medioambiental.
La renovación afín de la cúpula del partido, así como su reelección como secretario general del PCCh y presidente de la Comisión Militar Central, como responsable del Gobierno y las Fuerzas Armadas, facilitó el trámite y allanó aún más el camino de una Presidencia sin obstáculos predecibles para los próximos cinco años.
Además de proteger el Politburó y el Comité Central, Xi Jinping ha cercado el Comité Permanente, el órgano principal de dirección, de donde debiera salir el siguiente jefe del Ejecutivo, con el primer ministro chino, Li Keqiang, presente desde 2012, Li Zhanshu, Wang Yang, Wang Huning, Zhao Leji y Han Zheng, hombres cercanos, de su confianza, según los analistas.
Sobre ellos pesará, sin embargo, la norma no escrita, salvo modificación u omisión, del retiro obligado a los 68 años, pues todos son ahora mayores de 60 años, y sobrepasarán bien entonces, bien con un nuevo mandato, la edad permitida, y que Xi Jinping debiera a su vez aplicarse en 2022, con 69 años.
Pero no hay medida, sea escrita, sea apalabrada, capaz de frenar las aspiraciones del presidente Xi, decidido a no ocupar una anécdota en la historia contemporánea del ‘’gigante asiático’’, sino a subrayar su figura de cara no sólo a la conmemoración del centenario del PCCh, en 2021, sino también para el recuerdo de su legado en el cien aniversario del nacimiento de la República Popular de China, en 2049.
Xi Jinping quiso ser China. China será Xi Jinping.