Shinzo Abe dimite por problemas de salud ante una oposición débil

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Madrid. El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, quien recientemente ha sido reconocido como el que más tiempo ha ocupado el puesto, ha dimitido por problemas de salud, ya que arrastraba desde hace tiempo una colitis ulcerosa que ha empeorado en los últimos días, en un momento político en el que la oposición nipona no atraviesa su mejor momento.

Abe, de 65 años, llegó al cargo como representante del Partido Liberal Democrático el 26 de septiembre de 2006, viéndose obligado a dejarlo un año después también por problemas de salud, tras lo cual lo sucedieron hasta cinco personas diferentes en el puesto de primer ministro, un cargo que no podrá agotar hasta septiembre de 2021 por sus problemas de salud.

Fue el 26 de diciembre de 2012 cuando ocupó de nuevo el puesto tras haber salido victorioso en las elecciones anticipadas convocadas por Yoshihiko Noda debido al accidente nuclear de Fukushima, como consecuencia del gran terremoto de febrero de 2011 y sumándose a la crisis económica que arrastra Japón desde la década de 1990.

Abe ha dejado claro que su dimisión se ha debido nuevamente a problemas de salud y que ha esperado al «mejor momento posible» en medio de la crisis derivada de la COVID-19, que ha supuesto la caída del PIB japonés en un 27,8 % anual, la mayor desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

El actual líder del Partido Liberal Democrático ha comunicado asimismo que continuará ocupando el cargo hasta que salga elegido su sucesor, lo cual espera se produzca antes de la llegada de la temporada de gripe de este otoño-invierno.

Abe se ha caracterizado por una ideología y línea de pensamiento conservadoras, perteneciente a la facción Mori (del antiguo primer ministro Yoshiro Mori) y miembro del Nippon Kaigi, de fuerte pensamiento nacionalista y revisionismo histórico del Japón del siglo XX.

Por ello, entre los ángulos más polémicos de Abe se encuentra la negación del uso de las denominadas «mujeres de confort» por parte del ejército nipón durante la ocupación de Corea (1910-1945) lo que ha causado tensiones con esta península vecina, o la reforma de la actual Constitución japonesa, concretamente de su Artículo 9, que hace referencia a la prohibición de actos bélicos por parte de Japón.

Sin embargo, desde su primer mandato Abe ha dejado claro que reformar la Constitución para que dentro de la familia imperial japonesa pudiese llegar a reinar una mujer (el actual emperador Naruhito solo tiene una hija) no se encontraba entre sus planes.

Recientemente, la popularidad de Abe, reelegido por última vez en las elecciones anticipadas de octubre de 2017 frente a sus principales rivales Yuriko Koike y Yukio Edano, ha sufrido un importante revés debido a la gestión de la pandemia del coronavirus y las consecuentes crisis económica y sanitaria.

Fue criticado por su tardía respuesta ante el imparable aumento de infecciones por coronavirus en marzo, mes en el que finalmente se consolidó lo que todos esperaban, el retraso de la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio a 2021 y la declaración del estado de alarma en los primeros días de abril.

La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, mucho más mediática que su rival político y anteriormente compañera de partido, sí ha aparecido frecuentemente ante las cámaras para dirigirse a la población nipona durante la pandemia, lo que ha resaltado su figura, aunque quizás solo superficialmente, frente a la de Abe.

Koike ya había perdido frente a Abe en las últimas elecciones de 2017, quedando en la tercera posición con el 17,35 por ciento de los votos frente a la holgada victoria del Partido Liberal Democrático con el 33,27 por ciento. 

No obstante, la oposición al Partido Liberal Demócrata tampoco ha sabido cumplir con su papel de forma destacada, continuando sumergida en formas anodinas y sin ninguna figura que sobresalga.

Aparte de Koike, ha surgido bastante en los medios el nombre del gobernador de Osaka, Hirofumi Yoshimura, por haber sido de las primeras figuras políticas en tomar medidas frente a la pandemia, que además parecieron bastante efectivas por la rápida disminución de casos y el mantenimiento de negocios locales abiertos, siendo conocido como el «modelo Osaka».

A partir de julio los números de la pandemia empezaron a ir peor para Yoshimura, uno de los rostros más jóvenes -con 45 años- del panorama político nipón. Actualmente, Osaka supera los 200 nuevos casos diarios de contagios por coronavirus, siendo la tercera región más poblada de Japón.

Además, el referéndum que tiene marcado para el próximo 1 de noviembre, donde se votará si Osaka pasará a fusionarse en cuatro distritos semiautónomos, podría suponer un fuerte revés para Yoshimura, sin descontar la posibilidad de atrasar la fecha hasta un momento en el que la pandemia se estime más controlada.

Sin embargo, si la votación saliera según lo esperado por Yoshimura y su partido, el independiente Osaka Ishin no Kai -que gobierna junto el Komeito– resultaría en un fuerte impulso a su trayectoria política, consolidando su paso al panorama nacional frente a lo local. 

Más allá de la tibia oposición, dentro del propio partido de Abe han surgido posibles nombres para sucederle, como su actual ministro de Finanzas, el polémico Taro Aso; o el portavoz del Gobierno, también mucho más visible en los medios, Yoshihide Suga.

Abe ha dejado pendientes para sus sucesores y para Japón, que desde hace años no atraviesa su mejor momento, tareas tan esenciales como la mejora de unas deterioradas relaciones con Corea del Sur y China o la recuperación económica, que nunca terminó de llegar bajo el manto de las «Abenomics», uno de sus proyectos estrellas bajo un programa de estímulo que basaba su objetivo en devolver a la economía japonesa a lo más alto.

Lo que parece más claro es que la población japonesa ha empezado a despertar en lo referente a un cierto interés por la política, sobre todo a raíz de la pandemia y entre los más jóvenes, que como suele ocurrir en todo el mundo, se hacen oír especialmente a través de las redes sociales.

Quizás este creciente interés, sumado a una edad media bastante elevada entre las principales figuras japonesas, sugiera una cierta renovación política, que se percibe como cada vez más necesaria vista la inamovilidad tanto del Gobierno como de la oposición. La salida de Abe podría suponer, o no, una oportunidad clave, que irá tomando forma en los próximos meses.

Ana Alonso Giménez

Licenciada en Historia (especialidad en antropología), directora de Fantasy Cloud S.L y colaboradora en varios blogs que versan sobre Japón

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