China será el único país del mundo que crecerá en 2020
Madrid. La pandemia del coronavirus ha dejado muy “tocada” la economía mundial, pero China se va a convertir en el único país del mundo que logre cerrar el año con crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), mientras naciones pujantes como EEUU, Japón o la propia Unión Europea (UE) registran caídas históricas del PIB, aunque, eso sí, el gigante asiático se ha visto favorecido por la enorme exportación de productos sanitarios, España entre ellos, a más de medio mundo que ya está prácticamente en recesión.
Tal como indica la agencia de calificación estadounidense Moody’s, China crecerá poco para lo que está habituado el país pero aun así logrará aumentar su PIB un 1,9 por ciento en 2020 y un 7 por ciento en 2021.
China se ha visto favorecida por la exportación de material sanitario a casi todo el mundo para luchar contra la COVID-19, cuyo origen partió en la ciudad china de Wuhan en diciembre pasado, lo que ha supuesto que la agencia Moody’s haya analizado su evolución económica con su fuerte control de la pandemia que ha situado al país al alza en su crecimiento, una revisión económica que empeora en países como los de la Unión Europea, EEUU, Australia o Japón, entre otros muchos más del mundo.
La estabilidad de la economía china es clave para el resto del mundo como también lo es la economía estadounidense. Ambos países han acordado una importante tregua comercial para evitar más tensiones y enfrentamientos que han supuesto que ambas partes lleguen a un diálogo constructivo con respecto a la intensificación de la coordinación de las políticas macroeconómicas y la aplicación del acuerdo comercial de «fase uno», en la cual los dos países acordaron las compras de productos estadounidenses por parte de China, así como las acciones futuras necesarias para aplicarlo, reza el documento oficial.
Sin embargo, la realidad económica mundial es bastante preocupante, pero la propia Moody’s prevé que la renta disponible mejorará a medida que las personas regresen al trabajo, lo que a su vez fortalecerá la demanda de los consumidores, pero deja claro que prácticamente el mundo se hunde y su evolución será mucho peor que la china.
Así, EEUU, la mayor economía del mundo, caerá un 5,7 %, la Zona Euro caerá mucho más, o sea, un 9 %, y otros países como México un 10 %, Argentina un 12 %, Brasil un 6,2 %, Rusia un 5,5 %, Japón un 6,1 % y Australia un 5,3 %. Aun así, en Corea del Sur, uno de los países que mejor ha logrado combatir el coronavirus, la caída será casi cero, cayendo un 0,8 por ciento.
De momento, los beneficios de las empresas industriales de China crecieron por tercer mes consecutivo en julio y al ritmo más rápido desde junio de 2018, lo que constituye una señal positiva en la economía a medida que el sector manufacturero se recupera lentamente del desplome causado por la pandemia.
China y EEUU llegan a la “fase uno” del acuerdo comercial que puede favorecer a todos
Por otra parte, el sombrío panorama económico que vive el planeta sólo se ve mínimamente compensado por los acuerdos de la “fase uno” del acuerdo comercial del pasado 15 de enero entre China y EEUU, lo que significa que Washington reduciría los aranceles adicionales a productos chinos por valor de 120.000 millones de dólares y el gigante asiático se compromete a adquirir bienes de manufactura, energéticos y servicios por valor de al menos 200.000 millones de dólares para finales de 2021, además de comprar productos agrícolas por 50.000 millones de dólares.
No obstante, pese a este primer acercamiento, conocida como “fase uno”, aún se mantendrían los aranceles estadounidenses del 25 por ciento a importaciones chinas valoradas en 250.000 millones de dólares (junto con unos gravámenes reducidos del 7,5 por ciento a importaciones adicionales que afectan a casi dos tercios de lo que llega a EEUU), lo que supuso que se dispararan los precios de ciertos artículos como ordenadores, móviles, televisores o gorras de béisbol, bicicletas y zapatillas fabricadas en la nación asiática.
Al mismo tiempo, los dos países analizaron las medidas que China ha tomado para llevar a cabo cambios estructurales exigidos por el acuerdo que garantizarán una mayor protección de los derechos de propiedad intelectual, eliminarán los impedimentos a las empresas estadounidenses en las áreas de servicios financieros y agricultura, y eliminarán la transferencia de tecnología forzada, según el comunicado oficial.
La guerra comercial entre EEUU y China contribuyó a lo largo de 2019 reducir un 14,6 por ciento el valor de los intercambios entre ambos países, hasta los 485.887 millones de euros, mientras las exportaciones de China a EEUU bajaron un 12,5 por ciento el pasado año, hasta llegar a los 375.720 millones de euros, y las compras de productos estadounidenses bajaron un 20,9 por ciento hasta los 110.155 millones de euros, según datos oficiales de la Administración Nacional de Aduanas de China.
Precisamente, una de las grandes preocupaciones tras este acuerdo comercial radica en que la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China teme que la promesa de Pekín de comprar 179.380 millones de euros de bienes estadounidenses en dos años como parte de este pacto firmado entre Pekín y Washington provoque un descenso de las compras de productos europeos.
En definitiva, China y EEUU lograron firmar la “fase uno” el pasado 15 de enero de un acuerdo comercial que supone una tregua después de año y medio de tensiones que han perjudicado a los dos países con rebotes importantes a terceros, un acuerdo del cual habrá que ver su eficacia en los próximos meses y con la incertidumbre de unas elecciones a la Presidencia estadounidense en las que Donald Trump podría dejar de ser el inquilino de la Casa Blanca.
Las tensiones comerciales entre las dos mayores economías mundiales han tenido profundas consecuencias para todos, y ahora veremos, como señaló en enero pasado la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, si este acuerdo sirve para rebajar las tensiones y a la vez si es útil para “avanzar hacia un pacto integral que apoye un sistema de comercio global más abierto, estable y transparente”.