Putin va a China al III Foro de las Rutas de la Seda, una visita que sólo favorece a Rusia
Madrid. La guerra de Ucrania no encuentra su fin y Rusia quiere seguir marcando sus pautas. Con la crisis de Oriente Medio de fondo salpicando al mundo global, China organiza esta semana (17 y 18 de octubre) el III foro de Nuevas Rutas de la Seda con la asistencia de representantes de al menos 130 países, una cita a la que Vladimir Putin, sabedor de la orden internacional de arresto por crímenes de guerra, tras visitar la semana pasada Kirguistán, acude a verse con su «amigo» Xi Jinping, cada vez más incómodo por alargarse la guerra ucraniana y viendo cómo la nueva crisis de Oriente Medio perjudica más a Pekín que a Moscú, que no sólo recibe armamento de Corea del Norte sino que estaría suministrando armas a Hamas en su guerra contra Israel.
Ucrania, una guerra sin fin inmediato y con algunas grietas asomando en la coalición internacional. La crisis de Oriente Medio, que puede salpicar a medio mundo. La tensa situación de China y Taiwán, los mares de la China Meridional y Oriental, la península coreana, y la permanente pugna por la hegemonía mundial entre la República Popular China y Estados Unidos, entre otros escenarios, todos agrietan aún más las polarizadas relaciones internacionales.
Putin estuvo la semana pasada en Bishkek, la capital de Kirguistán, con todos los honores, a donde acudió en su primer viaje al extranjero desde que en marzo pasado la Corte Penal Internacional de La Haya (CPI) solicitase a nivel internacional su arresto por la deportación a Rusia de niños ucranianos, y ahora acude a China, pero el presidente ruso no tendrá el peligro de ser arrestado y enviado a La Haya, ya que Pekín nunca se integró en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, y así se verá con Xi para asistir al III foro de Nuevas Rutas de la Seda, un viaje que el dirigente ruso quiere aprovechar para ganar protagonismo cuando la guerra de Ucrania sigue golpeando económica, social y militarmente al país.
Pese a la guerra ucraniana y ahora el estallido de la crisis de Oriente Medio, China celebrará esta semana en Pekín el III foro sobre las Nuevas Rutas de la Seda para debatir sobre este proyecto de infraestructuras del gigante asiático, el cual se presentó hace diez años en Kazajistán, y ahora lo que pretende Pekín es mejorar las relaciones comerciales entre Asia, Europa y África, mediante la construcción de puertos, vías de ferrocarril, aeropuertos y parques industriales. Un proyecto al que más de 130 países se adhirieron pero criticado por el riesgo de endeudamiento que impone a los países pobres, lo que China rechaza de manera contundente.
Al mismo tiempo que EEUU ha denunciado que Corea del Norte ha enviado a Rusia por tren y por barco más de mil contenedores repletos de equipos militares y municiones para que puedan ser usados en la guerra en Ucrania, Moscú no deja sólo a los palestinos de Hamas con el suministro de armamento robado a Ucrania y eso que Israel ha tenido hasta ahora una política neutral en la guerra ucraniana, lo que supondrá que Israel abandone esa neutralidad que favorecía más a Moscú en favor de Kiev. No obstante, la inestabilidad mundial sigue su curso. Además, el 75 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Rusia y Corea del Norte llega ahora en un buen momento para los dos países.
Al conflicto ucraniano, que ya le incomodaba a China, se le une ahora el de Oriente Medio, que aún le va a incomodar más, dado que Pekín desea y quiere estabilidad internacional para que los mercados no se debiliten y menos el del petróleo, cuyos precios se han disparado por doquier. China ha señalado que las acciones de Israel en Gaza tras el ataque de Hamas han ido «más allá del ámbito de la defensa propia» e incluso su apoyo a la solución del problema palestino con la creación de dos Estados, nada nuevo hasta ahora, ha decepcionado a EEUU, que considera que el gigante asiático no ha condenado directamente a Hamas.
China tiene buenas relaciones con Irán y el mundo árabe, su mediación entre iraníes y saudís fue clave en la normalización de relaciones diplomáticas, y también las mantiene con Israel, que controla desde 2021 parte del puerto Israelí de Haifa, como también las tiene con Ucrania, el granero de China, el mayor importador de los productos agrícolas ucranianos. Y claro, si ya antes la guerra de Ucrania incomodada a Pekín, pues ahora con la nueva crisis de Oriente Medio la situación no le será menos incómoda, y sin olvidar que Pekín nunca llegó a reconocer la península de Crimea -anexionada por Moscú en 2014- como territorio ruso. Pero la pugna entre China y EEUU sigue ahí, mientras Pekín cuida en lo que puede sus relaciones comerciales con la Unión Europea (UE), cuyo jefe diplomático, Josep Borrell, visitó esta semana China, donde trató la guerra entre Israel y Hamás, el conflicto en Ucrania y la tensión de Pekín con Taiwán.
En suma, ahora se celebra la cumbre de las Nuevas Rutas de la Seda en Pekín. Rusia está presente en la cita, Putin se verá con Xi Jinping, lo que recordará la visita del presidente chino en marzo pasado a Moscú y con ello se reforzó la colaboración económica y militar entre ambos países y al mismo tiempo escenificar la oposición a la hegemonía de EEUU a nivel mundial y en especial en el Pacífico. Rusia quiere su parcela pero Pekín sabe que cuanto más se alargue el conflicto ucraniano, peor para todos.
Y pese a la enorme polarización política actual, el III foro de Nuevas Rutas de la Seda está ahí con Xi Jinping volcado en un proyecto de infraestructuras que ha generado unos dos billones de dólares en contratos en todo el mundo, y una deuda de 300.000 millones de dólares contraída por los países participantes con un banco chino, tal como explica un documento del Consejo de Estado chino publicado la semana pasada. Y por ahora Italia es el único país desarrollado que participa en el proyecto, pero ya avisó en septiembre pasado que está considerando la posibilidad de retirarse y eso que China insiste en que el proyecto «ha aportado verdaderos beneficios a los países participantes», aunque las dudas están ahí. Habrá que esperar nuevos acontecimientos sobre la auténtica viabilidad de la Ruta de la Seda, pero lo que está claro es que es demasiado grande y demanda demasiada resolución política de demasiados actores internacionales.
En definitiva, en este III foro de las Nuevas Rutas de la Seda todos buscan su momento y su protagonismo, pero el principal actor será Vladimir Putin, cuyo gobierno ha aumentado su presupuesto de Defensa en casi un 70 % para 2024, o sea, un 6 por ciento de su PIB, lo que equivale a considerar que la guerra va para largo. Putin no tiene mucho que ofrecer en esta cita de Pekín, pero su presencia es vital para estrechar lazos y certificar aliados, por lo que no hará por ahora más movilizaciones, y todo a la espera de las elecciones rusas de marzo próximo obviamente las volverá a ganar.
Rusia es el país probablemente más rico del mundo a nivel de recursos, y así puede seguir pagando la guerra, y sueña que tras las elecciones en marzo de 2024 en Rusia, Donald Trump gane la Presidencia de EEUU en noviembre de ese mismo año.
Mientras, Ucrania sigue dependiendo de la UE y de EEUU, que trata de combinar el suministro de armamento a Ucrania junto con el de Israel, y así los republicanos votarán a favor, e incluso Taiwán también entrará en este nuevo panorama de envío de armamento para evitar que China no se imponga en el Asia-Pacífico y Rusia no gane la guerra. Pero EEUU, Rusia y Taiwán celebran elecciones en 2024 y todo puede ocurrir a lo largo del próximo año.