China y EEUU, protagonistas indirectos del brutal ataque de Hamas a Israel

Madrid. La pandemia y la guerra de Ucrania contribuyeron a debilitar la globalización económica. El avance de la economía mundial va lento y ahora con el ataque brutal de Hamas a Israel todo vuelve a empeorar, poniendo el mercado energético con subidas en los precios del petróleo, gas y electricidad, cuando había resquicios de sobreponerse de la crisis ucraniana, una realidad en Oriente Medio que marca de nuevo la rivalidad de China, que pide diálogo entre palestinos e israelíes, con Estados Unidos, aliado histórico de Israel, que envía al Mediterráneo el USS Gerald Ford, su mayor portaaviones, y junto a Francia, Alemania, Italia o Reino Unido han expresado su «firme apoyo» al Estado israelí. Las dos grandes potencias mundiales están ahí.
Acontecimientos «bárbaros», enormes consecuencias políticas, mayor inestabilidad y reforzamiento de posiciones más radicales. Tras más de 50 años, la paz en Oriente Medio no se ha logrado, ni tampoco una solución a un conflicto que lleva décadas enquistado, aunque en las poquísimas ocasiones habidas para un acercamiento entre palestinos e Israelíes siempre hubo un tercer actor que se encargó de dinamitarlas, como ahora ha hecho la organización política-militar-terrorista Hamas en el territorio palestino de Gaza, una organización de poder con un gran respaldo social, pero dudo que todos sus habitantes hayan aprobado esta matanza contra Israel, sabiendo que la respuesta sería monumental, con consecuencias catastróficas.
El brazo militar que tiene Hamas quiere su protagonismo, recibe una fuerte ayuda económica de la Unión Europea (UE), además de los Estados que están contra Israel. ¿Pero esa ayuda económica va realmente al pueblo o para rearmar a sus integrantes y así militarmente estar bien equipados? Hamas no es un Estado, Hamas se fortalece y aunque debilite a Israel nunca podrá destruirlo, y siempre ha saboteado los contactos o acuerdos entre árabes y palestinos, pero eliminar a Israel como pretende también su mejor valedor, Irán, es imposible.
La posición de Irán no ha cambiado en cuanto a su deseo de «destruir» Israel. De hecho el Gobierno iraní se felicitó de esta bárbara matanza de Hamas contra Israel. Teherán apoya sin fisuras a Hamas y Rusia se nutre de los drones iraníes en su guerra contra Ucrania, mientras Israel ha mantenido una posición bastante neutral en el conflicto ucraniano, pero ahora que Moscú sólo ha acusado del fracaso a EEUU en la región, cuando Jerusalén esperaba una declaración más contundente contra Hamas, veremos si el nuevo Gobierno de coalición israelí no cambia su actual neutralidad en la guerra ucraniana.
China pide diálogo para negociar una resolución que permita convivir a palestinos e israelíes pacíficamente, pero cuántas veces se ha dicho más de lo mismo o cuántas veces ha habido acercamiento para soluciones definitivas y al final ha faltado la conclusión global y no se ha podido estampar en una firma para iniciar otra etapa. Ahora hemos visto el acercamiento de Arabia Saudí a Israel y, claro, Hamas lo bloquea con este «monstruoso» ataque a Israel.
Lo que dice China se viene diciendo desde hace muchos años. El establecimiento de un Estado palestino podría ser posible pero sin organizaciones radicales ni terroristas como las de Hamas, y nadie pone en duda que también Israel debe aportar una mayor confianza en la escena internacional. Rusia y China reclaman la creación de un Estado palestino como solución más segura. Oportunidades para la solución las ha habido pero el radicalismo y el sectarismo, unido al terrorismo de facciones palestinas, lo hacen imposible. Israel no tiene derecho de hacer lo que quiera pero sí tiene derecho a defenderse de esta brutalidad que ha sufrido, la peor desde que existe como país.
Las naciones democráticas han condenado el ataque de Hamas. Rusia y China, por su parte, dos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, dijeron que ambas partes deben mostrar ahora moderación y no escalar el conflicto. Pero está claro que el nuevo orden mundial que quieren construir China, Rusia e Irán no será fácil, frente al liderado por EEUU, y de ahí que la rivalidad por hegemonizar la esfera mundial no decae. Pekín y Washington se juegan mucho en Oriente Medio.
China cada vez está más dentro en Oriente Medio, y precisamente el puerto de la ciudad israelí de Haifa, uno de los más importantes del país, pasó a ser controlado desde 2021 por una empresa china, lo que evidenció la preocupación de EEUU ante la mayor presencia de Pekín en Oriente Medio, y más cuando Israel, en esta región, depende en gran medida de sus rutas marítimas y alrededor del 90 por ciento de sus importaciones llegan a través del mar.
Y sin olvidar a Xinjiang (noroeste de China), donde viven unos 22 millones de personas, de las que aproximadamente el 46 por ciento son uigures de religión musulmana, el 39 por ciento son ‘han’ (mayoritarios en China) y el resto pertenece a otras etnias, predominantemente musulmanas, como los kazajos, los kirguises o los hui. Pero Pekín, además de su buena sintonía con Irán, tampoco desea distanciarse del mundo árabe-musulmán, rechazando siempre que en Xinjiang se vulneren los derechos humanos de los uigures.
China es el segundo socio de los países árabes y su aportación en millones de euros supera el 12 por ciento en inversiones. China sigue siendo clave en países en vías de desarrollo cuyo capital contribuye a crear infraestructuras en numerosos países de medio mundo y Oriente Medio hace tiempo que está en las prioridades de Pekín. De todas formas, EEUU recientemente en la ONU se pronunció por la creación de un Estado palestino, pero todo indica que cuanto peor esté el panorama mejor para otros. Y es obvio que pese a la brutalidad de Hamas no le da carta blanca a Israel para hacer lo que le venga en gana.
La cumbre de junio pasado Árabe-China en Riad (Arabia Saudí) certificó la imparable influencia de la República Popular China en el escenario mundial, en el que Estados Unidos trata no sólo de frenar el cada vez mayor distanciamiento con aliados que hasta hace poco eran más fiables como los saudíes, que a su vez también puede repercutir en las políticas de Washington en Oriente Medio a favor de Pekín, sino de impedir que la hegemonía china siga su curso.
Pekín ha sido clave como país mediador para que Irán y Arabia Saudí, países rivales que lideran el islam suní y chií en Oriente Medio, acordaran en marzo pasado la normalización de sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2016. Irán y Hamas tienen el mismo objetivo: destruir con sus habitantes dentro a Israel. Irán quiere revertir el acercamiento de Israel con varios países árabes, que tiene el apoyo de EEUU, enemigo acérrimo de Teherán, que siempre criticó la política israelí hacia los palestinos.
Ahora el ataque de Hamas a Israel iba destinado a desbaratar un acuerdo entre Arabia Saudí e Israel con el apoyo de EEUU. Un pacto que estaba por firmar dejaba afuera a los palestinos. Los iraníes no ocultan su apoyo a Hamas en esta ofensiva brutal. Un pacto que también servía para la contención de Irán y de las ambiciones de Rusia y China en la región. Sabotear cualquier mínima esperanza para la construcción de una paz definitiva en Oriente Medio resulta complicado, como ocurrió en 1991 en la conferencia de paz en Madrid con la asistencia de Yasser Arafat, Isaac Rabín o George Bush padre con el entonces gobierno socialista español de Felipe González, una cumbre que sirvió para crear una mesa de negociaciones entre israelíes y palestinos que también se vino abajo por la influencia de movimientos extremista de algunos de sus protagonistas.
La ofensiva israelí será larga y trágica. Pero nada es casual en el plan de Hamas. Y eso que al Mosad israelí, uno de los servicios de Inteligencia más reputados del mundo, se le escapó la fecha de la brutalidad de Hamas, pero la fecha fue importante: el 6 de octubre de 1973, hace exactamente 50 años, tropas egipcias y sirias asaltaron por sorpresa posiciones israelíes en el Sinaí y en los Altos del Golán, capturados en la guerra de los Seis Días de 1967, durante una festividad judía que dio nombre a la guerra de Yom Kipur.
Y ahora, este 6 de octubre de 2023 se quiso rememorar aquella fecha histórica de 1973, cuando una coalición árabe, de la que también formaron parte Marruecos, Kuwait, Cuba y Corea del Norte, en una etapa que el país asiático estaba liderado por Kim Il-sung, abuelo del actual líder norcoreano, Kim Jong-un, fue la se enfrentó al Estado israelí, pero ahora una coalición similar es imposible e incluso con el apoyo de rusos y chinos.
A EEUU no le perjudica que Israel establezca relaciones diplomáticas con Arabia Saudí, pero si a Irán y en especial a Hamas, lo que ha originado el salvaje ataque al pueblo israelí. Un ataque que modificará la geopolítica mundial, en especial la regional de Oriente Medio, pero lejos de una guerra en la zona y menos de una Tercera Guerra Mundial como algunos agoreros se han hartado de repetir. Y pese a las diferencias políticas entre chinos y estadounidenses un conflicto de esta envergadura por ahora no se va a producir dado que también Pekín y Washington coindicen en evitarlos.
El número de fallecidos en Israel por el ataque sorpresa del sábado del movimiento islamista Hamas superó ya los 1.200 y los heridos superan los 2.900, mientras continúa el intercambio de fuego con las milicias de la Franja de Gaza y unos 1.500 palestinos muertos en territorio israelí en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad tras infiltrarse desde la Franja con más de 100 personas secuestradas por Hamas y llevadas a Gaza como rehenes, según fuentes del Ejército israelí. Un salvajismo que Israel tiene derecho defenderse. Un ataque terrorista de Hamás en el Festival de Música Nova con un escenario aterrador y con más de 260 personas abatidas en el acto. Hay que evitar a Hamas que use la ofensiva israelí a Gaza como justificación de sus barbaros ataques terroristas contra Israel.
Tal vez a Hamas el conflicto le interesa que se agudice para sus propios intereses, de ahí la necesidad de propia moderación de esa ofensiva israelí, pero a peor mejor para Hamas. La causa del pueblo palestino no es Hamas obviamente. Pero la invasión de Gaza está al caer, las consecuencias la veremos en los próximos días, pero un Estado como Israel debe tener en cuenta que no todo el pueblo palestino es Hamas.