Putin y Kim Jong-un fortalecen su amistad (y II): Reforzar el programa nuclear no gusta a China y crea más tensión en la zona

Kim Jong-un recibe a Vladimir Putin en Pyongyang. | Kremlin.ru, Wikimedia
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Madrid. La visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Corea del Norte ha sembrado todo tipo de preocupaciones, según distintas fuentes, que ven una intensificación de la cooperación militar entre ambos países, lo que ha llevado a Corea del Sur a pedir a China que ejerza de mediador «constructivo» ante el acercamiento de Pyongyang y Moscú, en el que el «acuerdo de defensa mutua», firmado por ambas partes, incluye, entre otras partidas, una red propia de intercambios comerciales y de pagos que no pase por Occidente y que ayude a Moscú a eludir las sanciones. O sea, una cláusula frente a una agresión exterior, pero en definitiva un pacto que da cobertura al régimen norcoreano para seguir impulsando su programa nuclear y que ya le ha supuesto fuertes sanciones por parte de Occidente y Estados Unidos.

Un acercamiento nítido dado que a Corea del Norte le interesa que Rusia le facilite ayuda para desarrollar su propia capacidad de armas nucleares, vehículos «listos» para misiles balísticos intercontinentales, además de tecnología relacionada con satélites, submarinos y armas hipersónica. Es decir, Pyongyang necesita de todo para modernizar sus defensas aéreas, además de barcos y aviones, pues el régimen norcoreano sigue aún en pie de guerra y así lo constata la propaganda del régimen, pero una guerra en la península coreana no se va a producir, y todo este engranaje bélico está más orientado a salvaguardar al régimen de la dinastía de los Kim que en una hipotética guerra, aunque Moscú y Pyongyang vean a EEUU como su enemigo a batir.

China ha asegurado que «garantizar la seguridad en la península coreana favorece a los intereses de todas las partes», en referencia a la visita que hace el presidente ruso a Corea del Norte, y pese al incremento de la mejora en el acercamiento habido en los últimos meses entre Pyongyang y Pekín y tras abrir recientemente sus fronteras después de años de aislamiento por la pandemia, los chinos no tienen ni quieren tener en la zona conflictos que desestabilicen la región, aunque controlar al régimen de Kim Jong-un no es una tarea fácil. China es el principal socio estratégico y comercial de Corea del Norte, país con el que comparte una frontera de más de 1.400 kilómetros.

La invasión de Ucrania, que comenzó en febrero de 2022, ha supuesto un enorme desgaste tanto militar como económico para el Kremlin. Pyongyang es uno de sus principales suministradores de armas. Y Moscú abastece de hidrocarburos a Corea del Norte, que además busca reforzar esta relación para combatir las sanciones internacionales y el bloqueo comercial de Occidente. Kim y Putin tratan de reforzar su propia imagen. Ambos líderes necesitan sus apoyos, sus credenciales entre sus seguidores, pero la realidad de la geopolítica es clara y pretenden obstruir la creación de un nuevo orden mundial multipolar y al mismo tiempo reducir la dependencia de los sistemas financieros y comerciales dominado por EEUU y sus aliados.

Este «acuerdo de defensa mutua», el primero en 24 años, ha generado numerosas críticas a nivel internacional. Un acuerdo que reemplaza al «tratado de asistencia mutua» de 1961, el «tratado de amistad y buena vecindad» del año 2000 y las declaraciones posteriores firmadas en 2000 y 2001, pero que no ha dejado indiferente a EEUU y Corea del Sur. El memorando incluye asistencia militar mutua en caso de ataque y articulará su relación, fortalecida al calor de la guerra de Ucrania y la apuesta nuclear de Pyongyang, que busca impulsar un nuevo orden multipolar que desafíe la hegemonía de Estados Unidos. ¿Cómo sería el nuevo orden multipolar de Corea del Norte?

En suma, un «acuerdo de defensa mutua» que sirve de réplica al mayor acercamiento militar por el que han optado EEUU, Corea del Sur y Japón, países muy molestos con el viaje de Putin a Corea del Norte, pero con matices con China, dado que Pekín no desea reforzar la política nuclear norcoreana y es más proclive a la desnuclearización en la península coreana.

Putin con su visita a Pyongyang pretende establecer su propia línea proteccionista en aras de acabar con el actual orden internacional que se produjo tras la caída de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991, y obtener mínimas «cuotas de confianza» para salir de su aislamiento mundial, pero al mismo tiempo refuerza un protagonismo político a Corea del Norte, dentro y fuera del país, una situación que puede ir a más tensiones geopolíticas dependiendo de la evolución de la guerra de Ucrania e incluso de cómo se vayan sucediendo los acontecimientos entre Taiwán y China.

En otro orden de cosas, ya el Ministerio de Defensa de Corea del Sur señaló a principios del presente año que entre agosto de 2023 y febrero de 2024 Corea del Norte habría enviado a Moscú grandes cantidades de proyectiles de artillería de 152 mm y municiones de lanzacohetes múltiples de 122 mm y ahora con esta visita ese incremento de material militar se incrementará. Envíos que también habrían sido misiles balísticos intercontinental ICBM) clase Hwasong, pero Moscú no oculta su intención de hacerse con más misiles.

La visita de Putin se produce en medio de las acusaciones estadounidenses de que Pyongyang ha suministrado «docenas de misiles balísticos y más de 11.000 contenedores de municiones a Rusia» para su uso en Ucrania. La estancia durante algo más de 24 horas en Corea del Norte del presidente ruso ha sido seguida con lupa por EEUU y sus aliados asiáticos, siempre pendientes del líder norcoreano, también presidente del Comité de Asuntos de Estado de Corea del Norte, país que ha sido el único que ha realizado pruebas con armas nucleares en el siglo XXI.

Putin abandonó Pyongyang hacia Vietnam, una de las economías de más rápido crecimiento de la región, segunda y última de su etapa en su corta gira asiática, una visita que se ha producido unos días después de que se celebrase el pasado día 16 de mayo el XXX aniversario de la firma del Tratado sobre los Principios de las Relaciones Amistosas entre las dos naciones, un acuerdo que recompuso las relaciones bilaterales tras la desmembración de la antigua URSS. En Pyongyang, Putin y Kim han escenificado sus políticas contra EEUU y sus aliados, pero en Hanói el régimen vietnamita no va a contrarrestar nada contra Washington y más cuando la diplomática vietnamita tiene como objetivo llevarse bien con todas las potencias.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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