La política de EEUU hacia China después de las elecciones a la Cámara de Representantes

Banderas de Estados Unidos y China. | Territory of American Canada, Wikimedia
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Washington. Estados Unidos celebra el próximo 8 de noviembre elecciones a la Cámara de Representantes con las que se renovarán sus 435 escaños y 35 de los 100 senadores. Las encuestas indican que los Republicanos se alzarán con la mayoría, pero los Demócratas mantendrán el control del Senado. El único interrogante es la magnitud de la mayoría republicana en la Cámara baja.

Los comicios aclararán el panorama de cara a las presidenciales de 2024. Es muy probable que Donald Trump se atribuya el éxito de la ola republicana y anuncie su candidatura para la presidencia antes de finales de año. El actual presidente, Joe Biden, manifestó recientemente que después de las legislativas desvelará si se presenta a la reelección en 2024. A pesar de sus 79 años, no le ha surgido un rival de talla en el partido Demócrata. Es pues posible, aunque no seguro, que se repita el duelo entre Biden y Trump en 2024.

¿Cómo afectará la mayoría republicana en la Cámara de Representantes y la carrera hacia las presidenciales de 2024 a la política de EEUU respecto a China? El aspirante republicano a presidir la Cámara, Kevin McCarthy, y los candidatos a encabezar los comités más relevantes ya han detallado un duro programa respecto a China. Contiene una decena de actuaciones: investigación sobre el origen de la pandemia de coronavirus; más controles sobre las exportaciones e inversiones de EEUU en China; los programas lingüísticos y culturales del Instituto Confucio; cambios en el comité CIFIUS que autoriza las inversiones extranjeras en EEUU; el supuesto espionaje industrial y tecnológico de China; la repatriación de las cadenas de producción; derechos humanos; Taiwán; la compra de terrenos agrícolas por parte de empresas estatales china, y la carrera espacial.

No obstante, hay sintonía de opinión entre los legisladores de ambos partidos y la opinión pública. Algunos republicanos aislacionistas harán mucho ruido con investigaciones sobre el origen de la COVID-19 y los negocios de Hunter Biden, hijo del presidente, en China. Pero los legisladores republicanos relevantes son internacionalistas. McCarthy formará un comité especial sobre China que coordinará la actuación de distintos comités. Seguirá el modelo del China Task Force, compuesto únicamente por Republicanos y creado en 2020. El congresista Jim Banks, de Indiana, aspira al segundo cargo con más poder en la Cámara (el House Majority Whip). Banks recomienda que el congresista Mike Gallagher (Wisconsin), actualmente miembro del comité de Asuntos Militares, encabece el comité selecto sobre China. Gallagher es partidario de incrementar las defensas militares de Taiwán.

Por su parte, el congresista Michael McCaul (California) es el republicano de más rango en el comité de Asuntos Exteriores. Abogará por un examen exhaustivo de tres meses de los controles sobre la exportación de tecnología a China y otros países. Dicho comité supervisa las exportaciones de armamento a Taiwán. Los congresistas Mike Rogers (Alabama) y Mike Turner (Ohio) son los republicanos de más rango en los comités de Asuntos Militares y de Inteligencia, respectivamente. Junto a McCarthy, Banks, Gallagher y McCaul, también desempeñarán un papel decisivo en la formulación de la política hacia China en la Cámara de Representantes. Rogers es partidario de acelerar la puesta en marcha del acuerdo de la alianza estratégica militar AUKUS para proporcionar tecnología nuclear a los submarinos australianos.

Joe Biden y los Demócratas lo tendrán difícil para frenar la actitud dura republicana. Según una encuesta de marzo del Pew Research Center, un 82 % de los estadounidenses tiene una opinión negativa de China. Biden ha mantenido los aranceles del 25 % sobre 250.000 millones de dólares en exportaciones chinas a EEUU que heredó de Trump. No le han convencido los ruegos de los importadores estadounidenses. Tampoco la argumentación de su ministra del Tesoro, Janet Yellen, de que su supresión ayudaría a contener la inflación. Según el Consejo Empresarial EEUU-China, los aranceles cuestan anualmente a una familia estadounidense 400 dólares debido a los precios más altos que se trasladan al consumidor.

Desde 1990, el porcentaje de los semiconductores mundiales fabricados en EEUU ha disminuido del 37 % al 10 %. Junto al progreso de China, esta circunstancia conllevó que el Congreso en agosto aprobara el «CHIPS Act». Veinticuatro congresistas y diecisiete senadores republicanos se unieron a las mayorías demócratas en ambas cámaras. Hubieran sido más los votos favorables de republicanos si la adopción del CHIPS Act no se hubiera estrellado con la tramitación legislativa del paquete medioambiental de los Demócratas. En los próximos cinco años el CHIPS Act aportará 52.700 millones para la investigación, desarrollo y producción de semiconductores en EEUU. También otorgará en la próxima década deducciones fiscales por valor de 24.000 millones para los productores que construyan o amplíen plantas de fabricación de semiconductores. Intel, Micron, GlobalFoundries ,Texas Instruments y Macom Technology Solutions serán las empresas que más se beneficiarán.

Pero los fondos del CHIPS Act tardarán en ser desembolsados y se necesitan años para construir y poner en marcha una planta de fabricación de chips. De ahí, el deseo de los Republicanos de restringir la inversión y comercio con China. Donald Trump continúa siendo el político republicano con más carisma entre sus bases y el líder de facto del partido. Durante su primer mandato inició la guerra comercial de mayor magnitud contra China. También selló con el presidente chino, Xi Jinping, en enero de 2020, el acuerdo comercial de ‘Fase 1’. Suprimió algunos de los aranceles impuestos contra China a cambio del compromiso de Pekín de adquirir de EEUU 200.000 millones adicionales en productos agrícolas, energéticos y manufacturados en 2020-21 respecto a los niveles de 2017.

Según las cifras aduaneras chinas, el superávit comercial chino con EEUU aumentó un 25 % en 2021 después de dos años de reducción y fue de 396.600 millones. Pekín alega que no ha podido cumplir con los objetivos del acuerdo debido a la pandemia. Pero los datos del comité de comercio de la ONU indican que el coronarivus no impidió que las exportaciones chinas a EEUU ascendieran de 450.000 millones en 2020 a 577.000 millones en 2021. Los confinamientos de los últimos meses tampoco han perjudicado la capacidad exportadora de China. Su superávit comercial en julio superó la barrera de los 100.000 millones por primera vez, después de registrar 56.600 millones en julio de 2021.

La fracción más aislacionista del partido Republicano ha creado una narrativa según la cual la guerra en Ucrania es una costosa distracción de los verdaderos problemas que acechan a EEUU. China es el verdadero rival geopolítico y las tasas altas de inflación se deben a una guerra en Europa que EEUU no puede resolver. McCarthy ha avisado que con la mayoría republicana en la Cámara de Representantes se acabará el «cheque en blanco» de Washington a la hora de armar a Ucrania contra Rusia. El congresista republicano Michael Waltz destaca que debe controlarse la entrada de estudiantes chinos en EEUU. Según Waltz, muchos se matriculan para en principio estudiar carreras de letras pero después se trasladan a las facultades de ciencias y tecnología. Por su parte, el congresista republicano John Katko (Nueva York) presidirá el comité de seguridad nacional si su partido consigue la mayoría. Katko es partidario de ser más contundente con China por sus ciberataques y resalta la necesidad de que las cadenas de producción regresen a EEUU.

Alexandre Muns

Dr. Alexandre Muns Rubiol Professor, OBS & EAE Business School y exasesor del presidente del Banco Mundial

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