Pekín y Seúl mitigan sus diferencias comerciales y buscan soluciones a la crisis norcoreana

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Madrid. Mientras el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, se encuentra en China con dos claros objetivos como son relanzar las relaciones económicas entre los dos países que se han visto afectadas por la instalación de los misiles estadounidenses THAAD en suelo surcoreano y la crisis nuclear de Corea del Norte, Pekín se ha felicitado de que EEUU quiera dialogar sin condiciones con el régimen de Kim Jong-un para rebajar la tensión en la zona.

Moon Jae-in quiere mejorar la cooperación económica con China tras la grave crisis que originó el despliegue estadounidense del Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, según sus siglas en inglés) en Corea del Sur, en una visita, de cuatro días, a Pekín y a la ciudad sudoccidental de Chongqing, que también conmemora los 25 años de relaciones diplomáticas.

China es el principal socio comercial de Corea del Sur y el segundo mayor destino mundial de las inversiones surcoreanas, de ahí la importancia de esta visita de Moon que pretende ampliar la cooperación económica a nuevas áreas y sectores industriales que los dos países desean desarrollar y crear una estructura mutuamente beneficiosa para la cooperación, según  fuentes oficiales surcoreanas.

Moon firmará con el presidente chino, Xi Jinping, un acuerdo sobre el comienzo de las negociaciones para ampliar el Tratado de Libre Comercio (TLC) bilateral a los sectores de servicios e inversión durante su tercera cumbre bilateral que ambos celebran y al mismo tiempo se espera que se pueda relanzar la visita de turistas chinos a Corea del Sur tras la reducción de visitantes a causa de las represalias económicas habidas por la instalación de los misiles THAAD.

Según el Banco de Corea (BOK), durante 2017 el número de turistas chinos descendió en cuatro millones de chinos, casi la mitad en comparación con los 8.068.000 registrados el año pasado, que supone la pérdida de ingresos de unos 4.500 millones de dólares, además a Moon le han acompañado a este importante viaje empresas como Samsung, el fabricante de vehículos Hyundai Motor, la tecnológica LG o el fabricante de chips SK hynx con claros objetivos comerciales.

Está claro que la decisión de instalar los misiles THAAD en Corea del Sur enfadó mucho a China pero también a Rusia y ahora el presidente Moon pretende minimizar esta realidad que para Pekín son potentes radares del escudo antimisiles que podrían comprometer a sus bases, lo que desencadenó un boicot encubierto a productos y establecimientos surcoreanos en China perjudicando la relaciones comerciales entre ambos países.

Por otra parte, esta visita del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, a China, además de reforzar los vínculos políticos con Pekín y “arreglar” los desencuentros económicos, tiene otro importante objetivo como es la crisis permanente nuclear de Corea del Norte, y tanto el dirigente surcoreano como el gobernante Xi son partidarios del diálogo con Pyongyang para encauzar el grave problema nuclear del régimen de Kim Jong-un.

La visita de Moon a China no es precisamente una noticia que “guste” demasiado a Corea del Norte, país, que pese a las “buenas” relaciones con Pekín siguen su curso, todavía no se ha producido ningún encuentro entre Kim Jong-un y Xi Jinping, pero sobre todo por la política nuclear norcoreana que el “gigante asiático” no acepta ni el lanzamientos de misiles ni las pruebas nucleares.

Durante la estancia de Moon en China el tema nuclear norcoreano estará como principal guion de las conversaciones, las cuales siguen girando en convencer y presionar a Corea del Norte a que acepte el diálogo como la mejor bazar a la solución al problema nuclear de la península coreana.

La reciente propuesta del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, de ofrecer a Corea del Norte un “diálogo directo y sin condiciones previas” es la mejor fórmula para una posible solución al problema nuclear norcoreano que tanto China como Corea del Sur aceptan de forma clara, pero ahora habrá que ver cómo reacciona Pyongyang y es aquí donde Seúl y Pekín deben persuadir a Kim Jong-un para que no desaproveche esta posibilidad y tanto Moon como Xi saben cómo deben hacerlo, pero con amenazas de “guerras” o lanzamientos de misiles no habrá solución.

Incluso lo más llamativo ha sido que el responsable de Asuntos Políticos de la ONU, Jeffrey Feltman, haya asegurado tras visitar esta semana Pyongyang que cree hay una «puerta entreabierta» para una salida negociada con Corea del Norte.

En definitiva, el diálogo sigue siendo el factor determinante y reactualizar las paralizadas, desde 2008, conversaciones a seis bandas (Rusia, EEUU, China, Japón y las dos Coreas), encaminadas a detener su programa nuclear a cambio de reconocimiento diplomático, petróleo y otras partidas para suplir su falta de energía y ayuda humanitaria, es la principal vía para poner fin a la tensión en la península coreana. 

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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