Las sanciones y la desnuclearización, tras el fracaso de Hanói, obligan a una tercera cita Kim-Trump

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Madrid. Una forma de evitar reuniones estériles en un mundo cada vez más globalizado es desarrollar proyectos que se puedan plasmar y resulten eficaces, pues la cumbre de Hanói entre Kim Jong-un y Donald Trump terminó en fracaso ante la petición de Pyongyang del levantamiento de las sanciones y de las exigencias de EEUU para el desmantelamiento del arsenal nuclear norcoreano.

Mientras Corea del Norte ha insistido que no propuso el levantamiento total de las sanciones, lo que sí fue evidente era la diferencia entre las dos listas presentadas sobre el arsenal nuclear para ser analizadas por los dos países, dos realidades distintas que chocaron y originaron el accidente, sobre todo cuando la parte estadounidense presentó un listado de distintos lugares secretos de almacenamiento nuclear.

De esta forma, la lista estadounidense de los lugares norcoreanos donde se pueden producir armas nucleares, descubiertos en secreto por EEUU, no coincidía con la que presentó Corea del Norte, lo que originó el fracaso de la cumbre de Hanói, sobre todo al alegar el equipo de Trump que hay varios lugares en los que se mantiene plutonio y uranio aparte del complejo nuclear de Yongbyon, un sitio extenso que abarca múltiples instalaciones diferentes.

Corea del Norte sabe de la importancia del levantamiento de las sanciones por el enorme daño que está haciendo a su economía, pero Pyongyang debe ofrecer una definitiva propuesta de desnuclearización de la península coreana, clave para la modernización de su proyecto económico que tiene su base en el libre mercado socialista de Vietnam, pero que se hace imprescindible la solución nuclear, en especial viendo lo enormemente difícil que será para el régimen norcoreano volver a realizar ensayos de misiles como los habidos en años precedentes.

China tiene razón cuando pide al Consejo de Seguridad de la ONU que reconsidere las sanciones impuestas contra Corea del Norte, pero Pyongyang tiene que ofrecer un plan definitivo y claro sobre el desmantelamiento de su arsenal, así como de sus  proyectos de investigación de armas nucleares, para que las sanciones vayan poco a poco levantándose e incluso disipar las dudas de si el país tiene otras plantas de enriquecimiento de uranio.

Kim Jong-un necesita un acuerdo con EEUU para la solución nuclear que conllevaría un lento levantamiento de las sanciones, mientras que Trump también necesita para asegurarse un éxito diplomático en su política exterior. En suma, se iniciará un largo proceso de negociaciones para una tercera cumbre, sin fecha prevista, y esta probable tercera cita habría que cerrar gran parte de todos los proyectos pendientes.

Estados Unidos dice que Corea del Norte tiene escondidas entre 60 y 70 cabezas nucleares, y las presiones hacia Trump para un buen acuerdo nuclear con Corea del Norte en esta segunda cumbre han sido considerables, por lo que las próximas negociaciones, que las habrá, todos los puntos claves como la desnuclearización y el levantamiento de las sanciones serán cruciales, pues un tercer encuentro sin resultados tangibles “echaría por la borda” todo lo realizado durante 2018.

Precisamente en ese año Corea del Norte ha hecho los cambios más rápidos que el mundo podía imaginar, unos cambios vitales que ahora debe certificar para sanear la economía norcoreana y dejando un “pasado” que difícilmente volverá como son los ensayos nucleares y de misiles intercontinentales, pero las sanciones al final han hecho mucho daño y obviamente su progresivo levantamiento requiere de una solución definitiva, en la que también China se juega mucho dado que la inestabilidad en la región no le favorece.

Donald Trump dice que no tiene prisas, y todo parece indicar que en esta ocasión la estrategia de Kim, pese a que no ha sido del todo un fracaso, no se ha impuesto al presidente estadounidense como ocurrió en la cumbre de Singapur.

Kim Jong-un conoce las dificultades económicas de Corea del Norte, cuyo balance comercial de los últimos meses ha sido bastante negativo, lo que obliga a Pyongyang a gastar una gran parte de la reservas de divisas en este primer semestre de 2019, pero en esta segunda cita lo que llamamos “big deal” o “small deal” no ha salido, por ahora, adelante en lo que concierne a la política económica norcoreana, lo que empuja a una nueva cumbre.

A partir de ahora, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, va a tener un mayor protagonismo, dado que su intermediación para un tercer encuentro será clave, además de explicarle a Kim Jong-un que con acuerdos parciales sobre el tema nuclear no se avanza y menos para el levantamiento de las sanciones.

Una visita de Kim Jong-un a Corea del Sur, bastante improbable por ahora, compensaría el fracaso de Hanói y al mismo tiempo el presidente Moon se convertiría en la pieza esencial ya no sólo para iniciar los trámites a un tercer encuentro entre Corea del Norte y EEUU, sino que acercaría a los dos países en aras de un entendimiento que más pronto que tarde, salvo que todo siga igual, beneficia al régimen norcoreano, a sus casi 24 millones de habitantes y la propia economía del país.

Una nueva realidad política, social, económica, psicológica, global en todos sus sentidos, debe ir penetrando en Corea del Norte, y su vecino del Sur y su actual presidente le puede ayudar mucho, pero habrá que ver qué ocurre en las próximas semanas y habrá que ver también cómo aplica el régimen norcoreano el modelo económico vietnamita sin el levantamiento de las sanciones y sin una total desnuclearización.

Pese al fracaso de la reunión y ante el cumplimiento de las expectativas creadas, las dos delegaciones han insistido que no fue tal fracaso, de ahí que no se descarte a lo largo del año un tercer encuentro hacia la desnuclearización y el levantamiento de las sanciones. 

En definitiva, hay dos puntos esenciales que dan esperanza a una tercera cumbre. Por un lado, ha sido muy ilustrativo que los medios norcoreanos hayan calificado como «positiva» y «productiva» la cumbre de Hanói  y, por otro, el anuncio de EEUU y Corea del Sur de la cancelación de unas maniobras militares a gran escala que se celebraban anualmente en primavera, una decisión que resalta el deseo de seguir reduciendo la tensión en la península coreana y seguir trabajando no sólo en la desnuclearización sino en crear las bases para una tercera cumbre y que forman parte de una realidad que no se ha producido hasta ahora en la zona.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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