Las maniobras militares, principal escollo para el diálogo entre las dos Coreas

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Madrid. Corea del Norte no es la primera vez ni será la última que pida a Corea del Sur que abandone las maniobras militares conjuntas con EEUU, las cuales considera como ensayos  para invadir el país, pero esta solicitud de Pyongyang tendría aún más validez si el régimen de Kim Jong-un decidiera suspender “provisionalmente” sus pruebas nucleares y dar tiempo a ambas partes para crear el clima adecuado a una necesaria y definitiva distensión en la península coreana.

La suspensión temporal de las maniobras militares tiene que ir acompañado de un “gesto” de Pyongyang de aplazar su programa nuclear, algo difícil, dado que es el factor determinante de la supervivencia del régimen comunista, pero sí es obvio que las dos Coreas necesitan llegar a acuerdos tangibles para unas negociaciones en las que tanto China como y EEUU son también factores primordiales.

Esta nueva solicitud de Corea del Norte llega pocos días después de que Seúl y Washington acordaran retrasar sus maniobras militares anuales hasta después de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang, lo que ha originado un acercamiento entre ambas partes y la participación de Pyongyang en los citados juegos, que se celebran del 9 al 25 de febrero.

A nadie se le escapa que aliviar las tensiones militares entre el Norte y el Sur de la península coreana es un claro objetivo, una reclamación permanente de Kim Jong-un al presidente surcoreano,  Mooo Moon Jae-in, que con toda seguridad ambos países analizarán cuando retomen las “importantes” conversaciones militares, todavía sin fecha fija.

La necesidad de desnuclearizar Corea del Norte para garantizar la paz y la seguridad regional ya fue mencionada por la delegación surcoreana durante el encuentro del pasado día 9, lo que no agradó a la representación norcoreana, que aseguró que su programa atómico solo tiene como objetivo a Estados Unidos y que para el país es irrenunciable.

Por ello, toda concesión a Corea del Norte tiene que ir acompañado de mayores propuestas de Pyongyang, pues sólo por el simple hecho de sentarse a dialogar no es suficiente y sobre todo cuando las dos Coreas se han sentado y levantado de la mesa de conversaciones, en la Zona Desmilitarizada Panmunjom (DMZ), “muchísimas veces”.

El presidente Moon considera que el acercamiento no va en contra de la estrategia de presión internacional para que Pyongyang abandone su programa atómico, pero sabe que el diálogo y la propia desnuclearización van en la misma dirección, ya que «una vez que las relaciones Sur-Norte mejoren, eso puede ayudar a resolver el problema nuclear norcoreano», según expertos.

Todo está en crear una buena atmósfera de confianza, que el régimen norcoreano se mentalice que nadie va a invadir el país, pero obviamente cualquier diálogo que proporcione normalidad y a la vez mayor confianza entre las dos partes tiene que servir para que Corea del Norte inicie una nueva etapa política que contribuya a un mayor bienestar de la sociedad norcoreana sin pruebas nucleares y sin maniobras militares.

Es decir, un escenario lógico que habría que analizar si todas las partes quieren y dada la fragilidad con la que siempre se producen estos encuentros habrá que tener en cuenta que nada pueda romper el comienzo de una nueva etapa en la península coreana, que podría catapultarse con la participación de Corea del Norte en los Juegos de Pyeongchang.

Unos “juegos” que a la vez sirvan para que Seúl y Pyongyang no se levanten nunca de la mesa diálogo con el apoyo de China, Rusia, Japón y EEUU, países, juntos con las Coreas, que forman las negociaciones a seis bandas, pero con Tokio y Washington más receptivos no deben presionar al régimen comunista y facilitar canales entendimientos entre todas las partes.

Un milagro si 2018 la península coreana logra la paz definitiva y el asunto militar-nuclear queda apartado, pero aún sigue habiendo demasiados intereses de toda clase que pueden obstaculizar el diálogo que siempre comienza con “fuerza” y termina sin resolución global a los problemas reales de la península coreana.

En realidad, si el presidente de China, Xi Jinping, ha mostrado su apoyo al dialogo y la mejora de las relaciones entre las dos Coreas, y Estados Unidos ofrece a Corea del Norte abrir conversaciones y un diálogo “correcto”, lo obvio es no presionar y ver el desarrollo de los contactos entre Seúl y Pyongyang, pero eso sí, el régimen norcoreano no puede ni debe desaprovechar esta “magnifica” posibilidad, la cual se verá reforzada con su participación en los Juegos Olímpicos de Invierno de  Pyeongchang.

Ya está confirmada para el próximo 15 de enero una nueva reunión a nivel de viceministros en  Panmunjom, donde se tratarán detalles sobre la participación de Corea del Norte en los Juegos de Invierno, así como la forma que cruzarán los atletas y las delegaciones norcoreanas la frontera intercoreana hasta Pyeongchang, y dónde se alojarán.

Incluso también cabe la posibilidad de formar un equipo común entre los dos países para algunas competiciones y marchar juntos en la ceremonia de apertura, tal como parecer ser que ha sido la propuesta de Seúl a Pyongyang.

En definitiva, en la península coreana la esperanza en aras de un entendimiento entre las dos Coreas puede ser realidad si al final una de las partes no da marcha atrás, pese a la “cumbre” de ministros de Exteriores sobre la seguridad y la estabilidad en la península de Corea que se celebra en  Vancouver (Canadá) entre el 15 y el 17 de enero, cuyos organizadores no han invitado ni a China ni a Rusia, quienes serán informados de sus resultado, pero que Moscú ha calificado el encuentro de una reedición de los tiempos de la “guerra fría”.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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