El conservador Yoon Suk-yeol gana las elecciones presidenciales en Corea del Sur
Madrid. El conservador Yoon Suk-yeol, del Partido del Poder Popular (PPP), se impuso por menos de un 1 % de los votos al liberal Lee Jae-myung, candidato oficialista del gubernamental Partido Democrático (PD), en las reñidas elecciones presidenciales de Corea del Sur, un nuevo presidente con otra perspectiva política en sus relaciones con Corea del Norte, una victoria por la mínima de Yoon que ha dividido a una sociedad que afronta una crisis económica, derivada de la COVID-19 y ahora la guerra de Ucrania, pero deseosa de que se acabe este condicionamiento que Pyongyang ejerce en la vida política de Seúl.
Tanto el presidente de EEUU, Joe Biden, como el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, y China han felicitado al nuevo presidente Yoon, quien a partir del 10 de mayo empezará a ejercer su agenda política, económica y social para que la sociedad surcoreana comience también una nueva etapa de mejora tras unos comicios que han fracturado al país y que ha visto cómo Corea del Norte sigue con sus proyectos nucleares ampliando la base de cohetes tras el aviso de que ensayará un nuevo misil. ¿Quién sabe si es para dar la bienvenida al nuevo presidente de Corea del Sur?
Todas las sospechas van en que el régimen de Kim Jong-un planea de forma inminente un ensayo completo del Hwasong-17 «disfrazándolo de lanzamiento espacial», como ya realizó antes con los cohetes portadores Paektusan y Unha (que sirvieron en su día para probar motores de misiles balísticos), y que EEUU prepara nuevas sanciones, unas sanciones que para suspenderlas Corea del Norte tiene que desmantelarse nuclearmente para lograr los acuerdos previstos. Y todo indica que por ahora no se vislumbra tal posibilidad y así, el reinicio de un diálogo entre Washington y Pyongyang se hace imposible, al menos a corto plazo.
Kim Jong-un tenía que haber aprovechado la Presidencia de Moon Jae-in para haber consolidado una mejor posición en las relaciones entre las dos Coreas y en recuperar el diálogo con EEUU, ahora con un presidente conservador, quien pese a su disposición a encauzar los contactos con Pyongyang, las prioridades de entendimiento pueden pasar a segundo lugar, y más cuando una amplia mayoría de la sociedad surcoreana está harta de una realidad que lleva más de 70 años agotando la paciencia en ambos lados con una ansiedad política y económica que no ha tenido una definitiva firma de un tratado de paz.
La victoria de Yoon, que será presidente durante los próximos cinco años en sustitución del actual, el liberal Moon Jae-in, supone un giro a la derecha en Corea del Sur porque rompe los ciclos de diez años de alternancia entre conservadores y progresistas que se han venido sucediendo desde que el país recuperó la democracia en 1987, pero es obvio que esta victoria, muy reñida, del PPP, tendrá un gran hándicap para ejecutar sus políticas al tener un Parlamento en minoría, dado que el partido gubernamental del PD domina la Asamblea Nacional tras su victoria absoluta en las elecciones legislativas de abril de 2020.
El actual presidente Moon Jae-in, quien no se presentaba dado que la Constitución prohíbe que los jefes de Estado concurran a la reelección, controlaba la Asamblea Nacional (Parlamento) y era la primera vez en 16 años que la jefatura del Estado gozaba de esta realidad política que Corea del Norte no ha sabido aprovecharse, y eso que tuvo varios mensajes claros para entenderse mejor con Moon que con un posible presidente conservador si ganaba la Presidencia, lo que ha ocurrido y esperando que la nueva situación favorezca a un entendimiento que ponga fin a tanto agotamiento y también de tanta inversión económica para controlar una realidad que ya es tan monotemática como cansina en la península coreana.
El conservador Yoon Suk-Yeol, de 61 años, desarrolló una fulgurante carrera como fiscal durante 25 años, a lo largo de la cual sentó en el banquillo a algunas de las figuras más poderosas del país y logró penas de cárcel por corrupción para los expresidentes conservadores Lee Myung-bak y Park Geun-hye. Su aval fue siempre la crisis económica y sus premisas en las relaciones con Corea del Norte, una victoria por la mínima pero que le lleva a la Casa Azul o Cheongwadae (residencia de la Presidencia) y donde tendrá que entenderse con la nueva oposición del PD para ejecutar sus políticas, en especial con las de Corea del Norte.
El próximo 10 de mayo Yoon tomará posesión de la jefatura del Estado, presidirá un país al que le ha votado la mitad de sus ciudadanos, mientras la otra mitad velará por sus decisiones, pero los asuntos económicos y las relaciones con su vecina del Norte marcarán su Presidencia, que tendrá el apoyo de EEUU para seguir negociando con el régimen de Kimg Jong-un con el objetivo de propulsar el diálogo intercoreano y la vuelta a las conversaciones con Washington, y donde las sanciones y el progresivo desmantelamiento nuclear serán prioritarios, aunque, eso sí, Pyongyang de momento no va a renunciar a su carrera armamentística, cada vez más sofisticada y que hace inviable el progreso para un tratado de paz definitivo en la península.
La ajustada victoria de Yoon no le debe impedir mejorar sus relaciones con Corea del Norte, siempre más duro que el actual presidente Moon, pero tampoco debe dejar de lado a China, pues las relaciones económicas entre Pekín y Seúl son altas y compensatorias, aunque la firmeza de Yoon en el despliegue de sistemas adicionales de misiles THAAD en territorio surcoreano podría molestar y mucho al gigante asiático, y menos con Japón, pese a sus litigios relacionados con la ocupación nipona de Corea antes de la II Guerra Mundial, y claro sin olvidar que en materia económica el presidente electo prometió dar un giro respecto a la economía, centrada en crear empleos y reforzar el poder adquisitivo de las clases medias.
En definitiva, unas elecciones en clave política y económica, con la participación de un 77,1 por ciento en un censo de 44 millones de votantes, con el ganador, Yoon Suk-yeol, del Partido del Poder Popular (PPP), que logró el 48,56 por ciento de los votos, frente al 47,83 que consiguió el progresista Lee Jae-myung, de 57 años, del gubernamental Partido Democrático (PD).