Itaewon, un lugar emblemático, origen de una de las tragedias más tristes de Corea con 154 muertos

Barrio de Itaewon, en Seúl, Corea del Sur. | imcom.korea.army.mil, Flickr
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Madrid. A mediados de los ochenta, Corea del Sur estaba viviendo una transformación política sin precedentes, similar a la que ya llevaba unos años la transición política en España. Fue entonces cuando llegué a Seúl para quedarme en el país varios años más y cubrir los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 como periodista, y nunca olvidaré que el primer día de mi estancia en la capital surcoreana me llevaron a comer a Itaewon, un barrio simbólico e idiosincrásico con una singularidad que ahora se ha visto afectada por la muerte de 154 personas que celebraban las fiestas de Halloween, cuando una multitud comenzó a entrar y a salir por un callejón estrecho, lo que originó un tapón mortal, cercano al hotel Hamilton, clara referencia de la vida de este cosmopolita distrito.

Itaewon, lugar típico de extranjeros, reunía a unas 100.000 personas para conmemorar por primera vez desde la pandemia y sin mascarillas toda una noche de ocio y de enormes ganas de participar con libertad y sin medidas de distanciamiento a una inmensa mayoría de jóvenes que tenía como objetivo la diversión sin cortapisas y enterrar todas las dificultades que siempre supuso la COVID-19 y que tanto daño hizo a la cultura del ocio, pero las miles de personas, en su mayoría veinteañeros, que se habían dado cita en este carismático barrio seulense nunca pensaron que este rincón de la capital surcoreana iba a ser protagonista de uno de los hechos más luctuosos del país.

Itaewon es uno de los rincones de mayores concentraciones de jóvenes, una porción de terreno muy limitado por sus callejuelas estrechas que originó que una de ellas, la ubicada detrás del conocido hotel Hamilton, causara que una multitud subiera y bajara entre empujones por llegar al local previsto para pasar la noche de Halloween, muy abarrotada de gente, estorbándose entre ellos y que dio lugar al nerviosismo y a la ansiedad por encontrar un camino despejado que no se veía por la enorme cantidad de jóvenes que lo ocupaban.

La estampida y la inseguridad estaban servidas. A cien metros, frente a la tragedia se ubica la estación de bomberos, pero con dificultades para llegar al callejón en pendiente al lado del citado hotel. Era complicado y las personas se quedaron atrapadas en la estrecha calle, situación que impedía a los propios bomberos realizar sus trabajos y, en general, las circunstancias se volvieron irremediables, muchos fueron pisoteados durante la celebración de Halloween y la tragedia se plasmó con la vida de 154 personas, pero ya ni una semana de luto nacional ni las quejas de mayor falta de control policial o seguridad van a resucitar a los fallecidos.

La fiesta de Halloween no pilla a nadie de sorpresa y este año había más ganas que nunca dado que la COVID-19, combatida magistralmente en Corea del Sur, volvió a convertir a Itaewon en el barrio más internacional del país, multicultural, con más de un 1.600.000 extranjeros anuales que vienen a realizar sus compras, que logró en 1997 el reconocimiento como Zona Turística Especial, y donde turistas de todo el mundo, en especial de China, Japón, el Sudeste asiático, África, EuropaOriente Medio, entre otros, enriquecen este multitudinario lugar.

En los ochenta, Corea del Sur estaba saliendo políticamente de sus regímenes militares. Itaewon era el lugar donde antes, durante y después de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 se conjuntaba todo lo que se cocía en el país como clara referencia de sus ansias de lograr definitivamente la libertad que los gobiernos militares se empeñaron en impedir. El dinamismo de la vida nocturna, sus estrechos callejones llenos de pubs, karaokes, discotecas, restaurantes, cafés o las sastrerías que aún pululan, igual que durante los JJOO y que en menos de 24 horas tienes un traje hecho a tu medida, o los numerosos puestos callejeros y sus más de 2.000 tiendas de diversos productos coreanos como ropa, zapatos, bolsos e incluso de muebles antiguos han hecho de este barrio imprescindible para visitarlo.

La calle más internacional de Seúl, la que comenzó siendo el barrio en el que residían los soldados americanos tras la independencia de Corea del Sur, es ahora un barrio en el que cruzarse con chinos, japoneses, turcos, europeos, africanos y habitantes de todo el mundo es normal. Incluso el español Juan Antonio Samaranch, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional (COI, 1980-2001), quien apostó por Seúl en la reunión del COI en la ciudad alemana de Baden-Baden en 1981 en detrimento de la japonesa Nagoya, es muy popular en Corea, aún se conservan en algunas tiendas y sastrerías retratos de su figura, y más cuando el propio Samaranch tenía de este rincón una alta consideración, como me dijo en las dos entrevistas que le hice en su momento.

Samaranch se hizo muy popular en Corea tras su apuesta olímpica por un país que regía un gobierno militar y que posteriormente organizó los Juegos Olímpicos más numerosos de la historia hasta ese momento, dando pie a la apertura política y la consolidación de la democracia, y fue este barrio de Itaewon un lugar emblemático que catapultó aún más a la fama de la que ya gozaba dentro del propio país. Los JJOO y Juan Antonio Samaranch santificaron a Itaewon, una referencia olímpica con una masiva presencia de periodistas de todo el mundo y en un momento político tenso por las circunstancias políticas entre las dos Coreas.

Itaewon está situada al sur del monte Namsan en el corazón de Seúl. Su desarrollo y  crecimiento de su reputación entre los viajeros internacionales que visitan Corea están relacionados en gran medida con la presencia de la octava base militar de EEUU en las cercanías de Yongsan, desde la guerra de Corea (1950-53), que en el año 2017 fue trasladada a la ciudad de Pyeongtaek, en la provincia de Gyeonggi-do. En la actualidad muchas embajadas se encuentran ubicadas en el distrito y también se localiza en el mismo barrio la Mezquita Central de Seúl, que fue inaugurada en 1976 en Itaewon, lugar de encuentros para conferencias y charlas sobre el islam.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y durante la guerra de Corea, Itaewon fue un barrio que estuvo muy cerca de las bases americanas. En ese momento, muchos coreanos comenzaron a instalar tiendas de recuerdos y restaurantes para los extranjeros que paseaban por el lugar. Fue ahí y así como nació el barrio más extranjero por excelencia de Seúl.

En definitiva, esta tragedia de Halloween no impedirá que la juventud coreana y extranjera acudan de nuevo el próximo año a este emblemático lugar que, pese a sus 154 muertos y las condolencias de todo el mundo, entre ellas las de China, Rusia y Estados Unidos, será de nuevo uno de los barrios por excelencia que siga marcando la vida nocturna de una capital como Seúl y de un país que está de moda por su modernidad, su cultura, su cine, su industria, sus gentes y sobre todo por su idoneidad, sus templos y sus montañas, lugares sagrados y venerados que comulgan a la perfección con sus habitantes, donde acuden con frecuencia para descubrir nuevos senderos de sus intimidades y de sus silencios en pro de reforzar la vida de sus ciudadanos comunicándose entre la tierra y lo que hay más allá, es decir, el cielo.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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3 Respuestas

  1. Josep dice:

    Una buena crónica. La próxima referencia podía concentrarse en la característica de los jóvenes de Corea y que chispa hizo saltar la desgracia

  2. Isabel dice:

    Gracias por la crónica.
    Una tragedia sin sentido y difícil de entender.

  3. ERNESTO BASILIO SANCHEZ dice:

    Excelente reportaje muy claro, a pesar de todo este barrio emblematico seguira siendo muy concurrido por los jovenes de la presente generacion.

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