Japón pierde fuelle frente a sus vecinos de Asia por el coronavirus

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Madrid. Japón continúa siendo la tercera potencia mundial, pero ha ido perdiendo fuerza en los últimos años frente a su vecino y rival, China, mientras que Corea del Sur no ha dejado de escalar posiciones, siendo hoy la undécima economía mundial por Producto Interior Bruto (PIB), superando a países como España.

La crisis que ha despertado el coronavirus (COVID-19) a nivel mundial se está haciendo resentir en unos países más que en otros, lo que en buena medida depende de una correcta gestión por parte de sus gobernantes y el saber actuar a tiempo.

Japón tiene muchos menos fallecimientos que países como España, Italia, Francia o China, lo que se achaca en parte a la situación de limpieza e higiene generalizada, como ocurre en otras naciones como es el caso de Alemania. Sin embargo, se han denunciado problemas con los test, como que no están haciendo ni hay suficientes, al contrario de la estrategia seguida por Corea del Sur y Taiwán, modelos de referencia universal por la eficacia en sus procedimientos contra el COVID-19

Por otro lado, medios locales han criticado que el país nipón no está preparado legislativamente para la cuarentena obligatoria, ya que su Constitución, realizada junto a Estados Unidos tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, es pacifista y no está ideada para situaciones de guerra; al contrario de lo que ocurre en China y en Corea del Sur, naciones que han arrastrado conflictos bélicos hasta tiempos recientes, algunos aún abiertos.

Tampoco parece estar preparado para el teletrabajo, una nueva realidad que ha golpeado a varios países, y es que la ley laboral  e idiosincrasia japonesas premian a los empleados por echar horas en la oficina, no por logros ni metas, lo que no casa bien con el sistema de trabajar desde casa.

La cuarentena nacional, que fue anunciada por el primer ministro Shinzô Abe hace dos semanas y que durará en principio hasta el 6 de mayo, último día de la Golden Week (semana dorada que comprende varios días festivos) es otro de los quebraderos de cabeza para los políticos nipones.

Se rumorea que Abe anunciará la prolongación o no de la cuarentena esta misma semana, mientras que otras fuentes aseguran que sería demasiado pronto, ya que el Gobierno tendrá que estudiar los movimientos de gente y casos de infectados y recuperados durante el período vacacional.

La prolongación o no de la cuarenta, al igual que su promulgación, está muy ligada a la preocupación por la economía nacional. De acuerdo con el Ministerio de Economía, Comercio e Industria en un informe fechado en octubre de 2019, más del 99 por ciento de las empresas en Japón son pequeñas y medianas, empleando éstas al 70 por ciento de la población activa. Son las que más peso llevan por la crisis económica del coronavirus, especialmente las del sector turístico y de hostelería.

Por otra parte, el Banco de Japón busca asegurar la liquidez para el sector privado y rebajar al mínimo los costes de financiación para las empresas. Con sus nuevas políticas adelantadas esta misma semana, la autoridad monetaria nipona pronto podría convertirse en la dueña de casi la mitad del papel comercial en circulación del país y de aproximadamente una sexta parte de sus bonos corporativos. Además, el Banco de Japón ha comprado aproximadamente 30 billones de yenes en bolsa a través de fondos cotizados o ETF.

Japón tiene actualmente la mayor deuda pública del mundo con el 238 por ciento del PIB. Con el anuncio de Abe de hacer entrega la cantidad de 100.000 yenes a cada ciudadano, el estímulo económico total ante esta crisis se sitúa en más de 117 billones de yenes, el más  cuantioso en la historia japonesa contemporánea.

En la ciudad china de Wuhan, epicentro de la pandemia del COVID-9, la cuarentena fue de dos meses y recientemente se ha vuelto a declarar en Harbin, capital de la provincia fronteriza con Rusia de Heilongjiang, ante un repunte de contagios, mientras que en Corea del Sur, su presidente, Moon Jae-in, ha declarado que su país se tiene que preparar «para vivir incómodos con el coronavirus teniendo en mente una guerra prolongada».

En Corea del Sur, el primer contagio fue localizado el mismo día que el de Estados Unidos, el 20 de enero. La respuesta de Corea fue la de solicitar a las instituciones médicas la realización masiva de test rápidos solo una semana después. El país asiático fabrica 100.000 de estos kits por día y al mismo tiempo ha contado desde el pasado domingo con diez nuevos infectados a nivel nacional.

La realización de estos test incluían a asintomáticos, lo que supuso que estos o positivos con síntomas leves fueran puestos en aislamiento, lo que ha evitado el colapso de los hospitales coreanos.

Desde 2015, la ley coreana permite rastrear a los ciudadanos mediante bases de datos en los movimientos bancarios o con sus tarjetas de crédito, el GPS en sus móviles o en grabaciones de cámaras de seguridad; en un país donde la mayor parte de sus habitantes hace uso del dinero virtual y posee teléfonos inteligentes.

Además, una aplicación en el móvil permitía a las autoridades localizar los movimientos de un positivo, al igual que en China, lo cual ha generado ciertas críticas a las libertades y el derecho a la privacidad de los ciudadanos.

El presidente Moon Jae-in reaccionó rápidamente tras conocerse el primer caso y se puso en contacto con organismos públicos y con el sector privado, lo que le ha servido para ganar un tiempo precioso frente a la propagación de la pandemia y que ha puesto prácticamente a todos los sectores de acuerdo.

Por su parte, Taiwán ha seguido una estrategia muy similar a la surcoreana, lo que le ha valido numerosos elogios por parte de la prensa internacional. Ambas naciones han sido laureadas por su rápida gestión y sus elevados sistemas tecnológicos y sanitarios, pero a diferencia que Taiwán está excluida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque China, que reclama la isla como parte de su territorio, exige que terceros países y organismos internacionales no lo consideren cómo se trata a Estados independientes.

El Gobierno de Taiwán ha vuelto a pedir a la Organización Mundial de la Salud que le incluya como miembro en la organización frente a las presiones soberanistas de China al entender que su respuesta al coronavirus podría ser un modelo a seguir por otros países.

Ana Alonso Giménez

Licenciada en Historia (especialidad en antropología), directora de Fantasy Cloud S.L y colaboradora en varios blogs que versan sobre Japón

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