Jack Ma, fundador de Alibaba (I): El hombre que voló demasiado cerca del Sol

Madrid. Jack Ma, millonario chino y fundador de Alibaba Group, volvió a China a finales de marzo después de más de un año de un autoimpuesto exilio en el extranjero. Su llegada al país reavivó las expectativas de los inversores en cuanto a sus empresas, empujando las acciones un 4 % en el último mes. Después de su dolorosa caída en 2020 y 2021, la vuelta de Ma invoca esperanzas no solo sobre el futuro de Alibaba, sino también a que el Gobierno chino modere su represión del sector privado.
Jack Ma fundó Alibaba en 1999. Desde entonces, la empresa creció para convertirse en una de las mayores compañías de todo el gigante asiático. Alibaba se encaminó hacia nuevos horizontes, sobreexplotados hasta el momento en China, conquistando por completo el naciente mercado del comercio online en el país. Ma llegó a amasar el 75 % del mercado en 2015 con Alibaba.com, Taobao Marketplace, Tmall, eTao, AliExpress y Alipay. Gracias a la popularidad de sus plataformas de venta online, el empresario chino atrajo a grandes empresas de anuncios, haciéndose sitio en un campo con mucha competencia. En 2014 fue fundada Ant Group, que se convirtió en la mejor valorada empresa FinTech del mundo, un verdadero «unicornio» (empresa emergente de propiedad privada evaluada más de mil millones de dólares) como lo llaman los financistas. Ant Group controlaba Alipay, el sistema de pago online más usado en el mundo. Su histórica OPV (Oferta Pública de Venta) alcanzó en 2020 34.500 millones de dólares, un récord que ninguna otra empresa consiguió batir.
Ma se convirtió en el hombre más rico de China en 2019. Pasó de intentar encontrar trabajo sin éxito alguno a estar en el top 30 de la lista Forbes. Para los jóvenes chinos era un modelo a seguir, un hijo de las reformas de Deng Xiaoping, un ejemplo de éxito. Además, a diferencia de otros grandes empresarios chinos, el nombre de Ma era conocido por todo el mundo. Jack Ma era una verdadera estrella, haciéndose fotos con actores de Hollywood y reuniéndose con políticos occidentales de todos los niveles. Era como un verdadero Elon Musk chino.
Sin embargo, al igual que Ícaro en el famoso mito griego, Jack Ma voló demasiado cerca del sol, criticando en 2020 la ineficiencia de los reguladores chinos, y cayó en picado, después de que Pekín respondiera con el bloqueo de la OPV de Ant Group, usando una nueva legislación. Después, el Gobierno continuó presionando a Ma, obligándolo a renunciar al control de la empresa para distanciarla de Alibaba. Ant Group fue desmembrada y repartida entre diversas compañías. En abril de 2021, como último clavo en el ataúd del imperio de Alibaba, Pekín sancionó a la empresa con una multa de 2.600 millones de dólares por violar las leyes antimonopolio junto con otros gigantes tecnológicos chinos como Tencent o ByteDance (propietaria de TikTok). Poco después, Ma desapareció de todos los radares. Durante los dos últimos años fue visto en diversas ocasiones en Japón, España, Tailandia, Holanda, Fiyi, Hong Kong y Australia.
La crítica de los reguladores fue interpretada como la principal causa de la caída de Ma. El millonario chino, miembro del Partido Comunista y con contactos en todo el país, esperaría que su influencia le haría inmune a las represalias del partido comunista. Al fin y al cabo, China depende de las inversiones y no quiere ahuyentar el capital privado con medidas represivas y demasiado intrusivas. Pero, como demostró en Hong Kong en la última década y con la política durante el coronavirus, Pekín está dispuesto a arriesgarse a perder la gracia de algunos inversores por defender la seguridad del régimen y evitar que crezca la disidencia. Por ende, el bloqueo de la OPV de Ant Group y la considerable multa eran, primeramente, una forma de castigar al millonario y recordarle de los límites de su poder.
Ma no fue el único caso público. En los últimos años varios grandes banqueros y empresarios chinos fueron acusados de corrupción y encarcelados. En 2017 el banquero sino-canadiense Xiao Jianhua, en su época uno de los hombres más ricos del país, fue secuestrado en Hong Kong y encarcelado 5 años después. En 2020 cayó el magnate inmobiliario Ren Zhiqiang recibiendo 18 años de cárcel, después de que llamase al presidente chino, Xi Jinping, payaso. El último caso fue Bao Fan, fundador de China Rennaissance, una de las mayores consultorías financieras del país, que desapareció del radar público a finales de febrero. Según la administración de la empresa, su jefe estaba «cooperando con las autoridades» en el caso de un antiguo socio suyo y expresidente de la consultoría Cong Lin.
A pesar de ser un país comunista igualitario en teoría, las reformas introducidas por Deng Xiaoping crearon una nueva clase social de burguesía que pudo aprovecharse de la apertura económica del país. Los tecnócratas de la época de Jiang Zemin y Hu Jintao salieron justo de esta nueva clase social. Los empresarios chinos que construyeron su riqueza gracias a los mecanismos del libre mercado entraron inevitablemente en conflicto con la nomenklatura comunista, la élite convencional que ganó su puesto ascendiendo por la estricta jerarquía del partido. Este conflicto se fue exacerbando con la llegada de Xi Jinping al poder en 2012 con la promesa de combatir la corrupción (junto con la disidencia en el partido), que, según él, preferían ignorar sus predecesores.
No obstante, el Gobierno chino no es tan quisquilloso para preocuparse tan solo en una crítica marginal. El notable crecimiento económico de los años 90 y 2000 convirtió a China en líder mundial en millonarios. La existencia de empresarios tan ricos iba en contra de la naturaleza igualitaria del Estado comunista y su retórica oficial. Xi Jinping, como defensor del pueblo que se considera, como el nuevo Gran Timonel de China, no puede dejar que las masas vean a los millonarios chinos aprovechándose del crecimiento económico y gastándose el dinero en lujos que nadie más puede permitirse. La represión de algunos empresarios que se pasen de la línea roja es también una forma de solucionar la paradoja de multibillonarios en un Estado comunista.
Ahora, dos años después de la considerable multa, Jack Ma retorna de nuevo a China. ¿Qué trae al millonario chino de vuelta a su país? Su repentina visita coincide con la reestructuración de Alibaba Group, decisión apoyada por el Gobierno chino, que acabará convirtiendo la compañía en un consorcio de seis elementos independientes. Según la dirección de la empresa, así podrá «desbloquear el potencial» de cada parte, ahondando su especialización en los respectivos sectores. Aún siendo una práctica común entre las grandes empresas, los expertos apuntan a que la decisión tenga también una clara connotación política.
Descentralizando la compañía, Alibaba Group pretende crear una imagen menos desafiante en los ojos de los reguladores antimonopolio chinos. Manteniendo las cadenas de suministro y las relaciones entre las diversas partes, el consorcio minimiza, además, la posibilidad de atraer la atención de las autoridades y ser percibido como una amenaza por ellas. Alibaba aprendió de sus errores y del duro desmembramiento de Ant Group y no pretende permitir que la historia se repita. La presencia de Ma, aunque este renunciase a las riendas del poder de Alibaba hace años, sirve como garante para convencer al público financiero de que la reestructuración no está siendo realizada a punta de pistola, sino que cuenta con el tácito apoyo de su fundador.