Guerra de Ucrania (y III): El régimen norcoreano se radicaliza, China está ahí y Trump llega fuerte

Vladimir Putin y Kim Jong-un. | Kremlin.ru, Wikimedia
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Madrid. Desertar en Corea del Norte es una quimera, al igual que en el cuerpo diplomático, pues ya es imposible desempeñar el cargo en el extranjero con toda la familia a bordo. Ahora una parte se queda en Pyongyang como garantía de que el cumplimiento del deber no debe acarrear sorpresa alguna y eso que en los últimos años se han producido deserciones considerables, pero los soldados que logren regresar de la guerra de Ucrania serán tratados como héroes, vivirán mejor, pero el conocimiento de una realidad global que no pueden digerir en el país, pueden aprenderla en la guerra, sobre todo ver que el mundo no es cómo lo pinta Kim Jong-un, que les ha metido hasta la médula que «estamos en guerra y EEUU es nuestro enemigo a batir». “Hay que estar más preparados que nunca para la guerra», reitera con frecuencia el líder norcoreano.

Sin embargo, hay que reseñar que cuando un diplomático norcoreano que estaba destinado en Cuba desertó al Sur a finales del año pasado, lo hizo cuando ya sus padres como sus suegros habían fallecido, o sea, las represalias contra familiares siempre ha sido santo y seña del régimen, de ahí lo difícil que lo tendrán los soldados, de élite, que luchan en Ucrania por «engrandecer» a su líder, pero el que hayan desertado a Ucrania 18 soldados, según dice la Inteligencia ucraniana, es poco verosímil. Eso sí, los servicios secretos de Pyongyang trabajan para evitar sorpresas.

También es cierto que la dinastía de la familia Kim tiene que redoblar esfuerzos para evitar que el conocimiento exterior penetre en la sociedad norcoreana. Cada vez cuesta más trabajo controlar las fronteras tecnológicas, pues siempre aparatos de onda corta y ahora las redes e Internet son más difíciles de controlar, pero, de momento, sublevaciones en el país son casi imposibles, los militares son una élite especial, pero no se descarta en algún momento pueda existir conatos de rebelión o de protestas, algo complicado, y ahora con todo lo que recibe de Rusia el régimen se fortalecerá. ¿Corea del Norte está más débil militarmente para atacar al tener a una élite de sus soldados en Ucrania? Realmente no, dado que su infraestructura militar se fortalece con la ayuda de Rusia, aunque obviamente no atacará a nadie.

Corea del Norte rehúye de cualquier atisbo que le proporcione inestabilidad, inseguridad, inquietud o un mínimo presagio que pueda desestabilizar a su impoluto régimen absolutista que tan ‘magistralmente» dirige la familia Kim, liderada por su actual líder, Kim Jong-un, y a la espera de que la dinastía siga su curso, o bien con el coqueteo incesante sobre la sucesión en su hija, de unos diez años, Kim Ju-ae, o con la «impecable» hermana Kim Yo-jong, pero con una estrategia política cada vez más radical y la con amenaza nuclear, que nunca va a realizar salvo que el régimen quiera suicidarse. La esperanza, la estabilidad o la normalidad no entran en los planes del régimen de Pyongyang.

Corea del Norte sigue en su política de apoyo absoluto a Rusia. Ucrania dice que Pyongyang ha facilitado más de cien misiles balísticos KN-23 y KN-24, de corto alcance (SRBM), capacitados para transportar ojivas nucleares, los conocidos como variantes del Hwasong-11. Por su parte, el Servicio de Inteligencia Nacional (NIS) surcoreana señaló recientemente que Corea del Norte ha exportado artillería de largo alcance a Rusia, incluidos obuses autopropulsados de 170 milímetros y lanzacohetes múltiples de 240 milímetros, e incluso hasta el envío de una unidad de artillería adicional a Rusia.

Todo es un complejo político lleno de galimatías en el que Pyongyang se encuentra cómoda e incluso hasta dispuesta con el visto bueno de Moscú de preparar su séptima prueba nuclear, suspendida desde 2023, que no se atrevió a llevarla a cabo por sus consecuencias o más fácil el lanzamiento de un nuevo satélite espía antes de que termine el presente año. Putin empieza a estar ya en todas las posibles decisiones norcoreanas, pues hace tiempo que el régimen, da igual el número de soldados fallecidos en Ucrania, no tenía una oportunidad como ahora con sus tropas en la guerra para hacerse más fuerte o llevar a cabo decisiones que chocan con la realidad política global y reforzar su propio régimen.

En junio de 2024 Rusia y Corea del Norte firmaron «un cuerdo de defensa mutua», el primero en 24 años, con numerosas críticas a nivel internacional. Un acuerdo que reemplaza al «tratado de asistencia mutua» de 1961, el «tratado de amistad y buena vecindad» del año 2000, cuyo memorando incluye asistencia militar mutua en caso de ataque y articulará su relación, fortalecida al calor de la guerra de Ucrania y la apuesta nuclear de Pyongyang, que busca impulsar un nuevo orden multipolar que desafíe la hegemonía de Estados Unidos. ¿Cómo sería el nuevo orden multipolar de Corea del Norte? La amistad ruso-norcoreana se estrecha, pues el ministro de Defensa de Rusia, Andréi Rémovich Beloúsov, visitó esta semana Pyongyang para conversaciones con oficiales militares de alto rango y políticos norcoreanos.

En suma, «un acuerdo de defensa mutua» que sirve de réplica al mayor acercamiento militar por el que han optado EEUU, Corea del Sur y Japón, aunque China viene asegurando que garantizar la seguridad de la península coreana favorece a los intereses de todas las partes y más cuando Pekín no desea reforzar la política nuclear norcoreana, dado que es más proclive a su  desnuclearización, pero ahora Pyongyang con su «íntimo» amigo Putin podrá impulsar su desarrollo nuclear sin importarle las sanciones o posibles «quejas» de Pekín, y veremos qué hará Trump a partir de enero, ya como nuevo presidente de EEUU.

Los chinos no tienen ni quieren tener en la zona conflictos que desestabilicen la región, aunque controlar al régimen de Kim Jong-un no es una tarea fácil. China es el principal socio estratégico y comercial de Corea del Norte, país con el que comparte una frontera de más de 1.400 kilómetros. China «controla» a Putin, de momento, sin demasiadas exigencias, pues la guerra continua, pero Pekín no quiere que este conflicto siga activo, aunque los planes de paz chinos y ahora los de Donald Trump sólo favorecen a Rusia.

Rusia, China y Estados Unidos no ocultan sus propias rivalidades estratégicas, una guerra en la  que el 79 % de los rusos quieren que Vladímir Putin firme un tratado de paz para poner fin a un conflicto que sólo Putin es el máximo responsable invadiendo a un país de la ONU. Una guerra en la que ahora Corea del Norte quiere sacar rédito de su participación con objetivos bien claros, fortalecer su régimen y con la ayuda rusa impulsar su desarrollo nuclear, mientras Moscú, a la espera de las decisiones de Trump, gana tiempo calmando a sus compatriotas al no hacer más movilizaciones de reservistas para llevarlos al frente dado que los soldados norcoreanos luchan por ellos, una realidad que a la postre puede pasar factura a Pyongyang. E incluso un 52 % de ucranianos también se pronuncian por negociaciones aunque tengan que ceder tierras.

Y, mientras tanto, Vladimir Putin, Kim Jong-un y Xi Jinping esperando que Donald Trump se aposente en la Casa Blanca. Ya Veremos cómo se desarrollan las políticas proteccionistas del futuro presidente de EEUU frente a un multilateralismo chino en lo económico pero bastante más unilateral en lo político al igual que Rusia y ya no digamos de Corea del Norte.

Kim Jong-un no sólo fortalece a su régimen en todos los aspectos, transmite una imagen de seguridad a sus 25 millones de norcoreanos al tratar de forzar un nuevo encuentro, una nueva cumbre con Trump. Kim vela por sus Fuerzas Armadas, a las que mima para evitar cualquier descontento, extiende sus propias actividades hasta en Oriente Medio suministrando armas a Hamas y fortaleciendo sus vínculos con Irán, al que le une una estrecha colaboración nuclear y erigiéndose como un líder mundial al apoyar a Rusia y enseñar sus credenciales en la península coreana para los próximos meses con la nueva Administración estadounidense anulando en su estrategia a Corea del Sur, que la considera una colonia estadounidense.

Y para concluir, Trump ya ha sembrado la alarma mundial tras su ofensiva de aranceles. El nuevo presidente de EEUU va a imponer aranceles adicionales a China al margen de otros países. La guerra comercial traerá enormes consecuencias políticas y económicas a nivel global, dado que reforzar las guerras comerciales golpeará a los mercados, tal como ya sucedió en la anterior etapa presidencial de Trump.

China ha dejado claro que las guerras comerciales no tienen ganadores. Y todavía no se ubicado en la Casa Blanca. Pero la pugna por liderar el nuevo mundo geopolítico entre las dos primeras potencias mundiales acaba de empezar, pero eso sí una Tercera Guerra Mundial no se va a producir pese a la tensión de la geopolítica mundial actual. Pero China da una muestra de cooperación comercial con EEUU al ampliar hasta el 28 de febrero de 2025 la exención de aranceles adicionales a un centenar de productos provenientes de Estados Unidos.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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