Guerra de Ucrania (I): Corea del Norte se hace más fuerte
Madrid. La guerra de Ucrania está deparando un sinfín de connotaciones políticas con importantes consecuencias que influirán al menos en las dos próximas décadas en la definición de una geopolítica global. Por un lado, los soldados norcoreanos en la guerra de Ucrania fortalecen al régimen de Kim Jong-un y, por otro, la contienda bélica ucraniana nos retrotrae a episodios del siglo pasado en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, dado que en esta guerra ucraniana y con el intercambio de misiles, los lanzados por Kiev, facilitados por el Reino Unido y Estados Unidos, y la respuesta de Moscú con un misil balístico hipersónico, nos conduce a las puertas de una hipotética Tercera Guerra Mundial.
¿Realmente estamos en una guerra global? Una guerra que nos recuerda acciones prebélicas a la Segunda Guerra Mundial, pero de ahí a un tercer gran conflicto internacional se antoja bastante improbable dado que China y EEUU, con diferentes matices en la solución final de la guerra de Ucrania, no están en esa labor y ni se les esperan para comenzar una contienda a nivel mundial que no beneficia a nadie.
¿Una Tercera Guerra Mundial? La invasión de Polonia por las tropas alemanas y luego la invasión japonesa de China, en 1937, que ya controlaba Manchuria, cuyo apoyo económico venía de la Alemania nazi, las colonias británicas y neerlandesas y posteriormente el ataque japonés a Peral Harbor, en 1941, formaron parte del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, lejos en circunstancias actuales para desembocar en un conflicto de escala mundial. Aunque eso sí, la expansión territorial de Alemania, Japón e Italia o la política de conciliación impulsada por los aliados y la decisión de Stalin de aliarse con la Alemania nazi fueron otras causas del estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Rusia no va a atacar a los países Bálticos o a Finlandia tras «aniquilar» a Ucrania. ¿Y qué haría la OTAN y EEUU? Estamos casi al final de la guerra de Ucrania, Rusia redobla sus ataques a Ucrania, pero antes de usar sus armas nucleares se lo pensará dos veces. No lo hará, aunque intimida, mete miedo, al igual que su nuevo socio en la guerra, Corea del Norte, que nunca atacará nuclearmente a nadie, aunque ahora tiene a Rusia como un importante aliado. Tanto Moscú como Pyongyang sufrirían consecuencias gravísimas ante la lógica respuesta que puedan recibir. Rusia, por su potencial económico y militar, sobreviviría, aunque el autócrata Putin pudiera perder el cargo presidencial, mientras la dinastía de los Kim desaparecería.
Los feroces ataques contra instalaciones ucranianas, que distribuyen la electricidad producida por las centrales nucleares, son especialmente peligrosos, ya que pueden desencadenar procesos no previstos por el diseño de los reactores nucleares ucranianos, pues un fallo de los mecanismos de seguridad podría provocar una fusión nuclear y fugas radiactivas en las centrales. Vladimir Putin espera a Donald Trump con sus deberes bélicos hechos debilitando a Volodimir Zelenski para iniciar el diálogo final mientas Joe Biden se salta sus propias líneas rojas y acelera la ayuda a Ucrania antes de la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Los soldados norcoreanos luchan por Putin, la guerra global realmente puede provocar una escalada bélica de graves consecuencias, pero nuclearmente aún no se ha llegado a ese punto, pues a Vladimir Putin no le interesa usar las armas nucleares, su país ya ha sido muy castigado por esta guerra que él mismo provocó, y por mucha fuerza nuclear que tenga sería el fin de su mandato, al igual que le pasaría a Kim Jong-un si decidiese un ataque nuclear. Caerían los dos.
Y, además, EEUU entraría en guerra de forma inmediata junto a sus aliados de la OTAN, pero en el caso de un ataque nuclear norcoreano en la península coreana obviamente también EEUU, Corea del Sur y Japón formalizarían su alianza bélica contra Pyongyang, y claro en ambos casos la réplica sería inmediata y contundente con consecuencias catastróficas para la humanidad que entonces daría paso a la Tercera Guerra Mundial. China tampoco se quedaría mirando al Sol, pues ante ese hipotético nuevo ajedrez geopolítico mundial, está claro que ni China ni EEUU quieren este tipo de conflictos. ¿Cómo controlar a dos autócratas narcisistas que velan más por sus propios intereses que por los de sus ciudadanos? Pekín siempre le aconseja a Pyongyang moderación en sus constantes amenazas nucleares, como ahora le pide calma a Putin. China se alejaría y más aún India, que le compra petróleo muy barato y con ello sufraga parte de la invasión rusa en Ucrania. Una catástrofe global que Putin no se atreverá realizar y muchos menos Kim Jong-un pese al apoyo ruso.
La tensión sube, no cede. Las ofensivas de ambos ejércitos se incrementarán antes de que Trump tome posesión de su nuevo mandado el próximo 20 de enero, mientras esta misma semana China ha asegurado que colaborará en averiguar todo lo ocurrido, después de que Suecia haya solicitado su colaboración para aclarar la reciente rotura de dos cables submarinos en el mar Báltico, de los cuales uno de ellos podría estar relacionado con un carguero chino. Alemania no duda de que haya sido un acto de sabotaje, de una «acción híbrida» dañando cables de telecomunicaciones entre Finlandia y Alemania y un enlace de Internet entre Lituania y la isla sueca de Gotland. La tensión sube por la guerra ucraniana.
De hecho, cinco aeronaves militares chinas y seis rusas han penetrado este fin de semana en la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Corea del Sur (ADIZ, según sus siglas en inglés), sobre el mar frente a las costas oriental y meridional, sin previo aviso, provocando que Corea del Sur enviara de emergencia sus aviones de combate en respuesta a esas incursiones de los aviones rusos y del Ejército chino, según indicó el Ministerio de Defensa surcoreano.
China no se plantea entrar en confrontación directa con Europa y Estados Unidos. Además, India tampoco quiere un plan de arrinconamiento y ruptura con Occidente, Putin tiene su guerra con Ucrania y Nueva Delhi y Pekín no se van a enfrentar por ver quién hegemoniza más contra Estados Unidos. El orden multipolar y caracterizado por el equilibrio de poder en la política mundial sólo está comenzando a establecerse. India y China, por ejemplo, suponen el 35 % de la población mundial, es decir, uno de cada tres ciudadanos del mundo viene de esos países. Asia es donde va a crecer más el PIB para convertirse en responsable de más del 50 % del crecimiento mundial. Ni Putin ni Kim Jong-un lo van a tener fácil si desean desestabilizar el orden de la globalización de la geopolítica mundial, ya viene Trump para ello. El mundo se prepara para afrontar otros escenarios de la realidad de las relaciones internacionales.
Vivimos a una velocidad de vértigo, todos quieren sacar tajada antes de que Trump ponga fin a la guerra como ha prometido en 24 horas, una promesa que no gusta a Ucrania, ya que encierra una alta adhesión al territorio conquistado por Rusia. Kiev no está dispuesta a ceder territorio por paz, pues la solución negociada al conflicto no será fácil. La región de Kursk sigue siendo primordial, en la que las tropas ucranianas se apoderaron de una parte en una incursión sorpresa en agosto, y ahora los rusos con sus soldados norcoreanos tratan de reconquistarla. Los rusos quieren que combatan «los hombres de Kim».
Kiev quiere que la OIEA asuma más contundencia contra la industria nuclear rusa viendo como sus baterías antiaéreas derriban drones ucranianos (en Bélgorod, Briansk y Orlov, región situada a 300 kilómetros de Moscú). La llegada de Trump precipita todos los planes, pero la realidad es que la guerra sigue destruyendo y matando. La fatiga bélica facilita un final de la contienda, pero Ucrania no está dispuesta a entregarse, pero Moscú se opone a que Kiev se una a la OTAN y de ahí que el fin del alto del fuego aún no se haya concluido, son factores determinantes para el final de la guerra. El propio Zelenski hasta ha sugerido de llegar a un acuerdo de alto el fuego si el territorio que controla actualmente quedase «bajo el paraguas de la OTAN» y negociar la devolución del resto más tarde de forma diplomática, pero Moscú no lo aceptará. Nadie duda que la historia de las próximas décadas se va a escribir en Ucrania. De hecho, Rusia se verá más debilitada en la región de Asia-Pacífico como consecuencia del traslado de efectivos militares y perdida de material desde esta zona a Ucrania y lo mismo le puede pasar a Corea del Norte, aunque Moscú le asistirá en todo, menos en vidas humanas. Todos han perdido en una guerra absurda y dramática.