El mundo busca la normalidad, mientras China sigue en su ascenso imparable

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Madrid. El 2021 ha comenzado con un elevado índice de contagios y fallecimientos en todo el mundo, una tercera ola de la COVID-19 como todos ya la llaman, mientras la eficacia de la vacuna todavía no ha hecho la suficiente mella que dé esa tranquilidad para soñar con una vida más normal que conduzca a la recuperación económica, donde China liderará el crecimiento mundial que se prevé en torno al 4 por ciento, según el Banco Mundial (BM).

También el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha resaltado la rápida recuperación de China del impacto de la pandemia de coronavirus, cuyo PIB indica una expansión del 1,9 por ciento en 2020 y del 7,9 por ciento en 2021 que se moderará en 2022 al 5,7 por ciento y al 5,6 por ciento en 2023, resalta el FMI, lo que evidencia la fortaleza y la determinación de las medidas de contención y de estímulo aplicadas por Pekín en medio de esta crisis sanitaria mundial que ha hundido la economía del planeta.

La incertidumbre sobre la evolución de la pandemia sólo tiene cierto optimismo en las vacunas, que empiecen a dar sus resultados, pero tanto en España como en Europa y otras naciones, en especial en Estados Unidos, sólo se podrá pisar en suelo firme cuando la inmunidad sea de una eficacia unánime que contribuya a reducir y poco a poco a eliminar el inmenso daño que siguen haciendo la COVID-19 en todo el mundo.

Mientras, EEUU, la primera potencia mundial, trata de reponerse del espectáculo bochornoso para su imagen democrática tras el asalto contra el Capitolio por parte de seguidores del presidente Donald Trump, en unos incidentes que originaron al menos cinco muertos. Joe Biden, que tomará posesión de su cargo como nuevo presidente de EEUU el próximo 20 de enero, tendrá que luchar, y mucho, para recuperar ya no sólo la estabilidad del país sino una normalidad que Trump, el peor presidente estadounidense, se ha cargado en todos los aspectos esenciales de un país. 

Tal ha sido el daño ejercido que la credibilidad democrática de EEUU ha servido para que China le recuerde a Washington que esos incidentes son comparables con la irrupción en el Parlamento de Hong Kong en las protestas de 2019 o que Rusia haya afirmado que el sistema electoral estadounidense es «arcaico» y que «no cumple los estándares democráticos». 

El perjuicio de Trump a EEUU y a la economía mundial ha sido inmenso, y Biden tiene por delante una ardua tarea si quiere no perder el liderazgo que cada vez acecha más China, sobre todo cuando Pekín no deja de ir teniendo cada vez más protagonismo e influencia en el mundo global actual, pero la nueva Administración demócrata tendrá que borrar la enorme incertidumbre y la profunda desconfianza que ha propiciado Trump a sus aliados y a los mercados internacionales.

Ya no sólo serán retos personales sino globales que nos impondrá este 2021, un año que debe borrar el desastroso 2020, pero a la vez un año en el que la vacuna triunfe para que la normalidad se imponga en la vida de los 7.500 millones de personas que poblamos la Tierra, frente a una inesperada pandemia que está impidiendo recomponer la estructura productiva de la economía mundial.

Las cosas tienen que cambiar, incluso en España, pese a que todavía quedan tres años de legislatura al actual Gobierno de coalición, pero la distensión con China, ya con Biden en la Casa Blanca, puede favorecer el comercio mundial, algo crucial en estos momentos de crisis, que también favorecerá a Europa para robustecer la economía. Ha sido también importante que la Unión Europea (UE) y el gigante asiático hayan cerrado la semana pasada un acuerdo de inversiones que facilitará la entrada, actividad y expansión de las empresas europeas en territorio chino, pero también Pekín tendrá su acceso a territorio europeo en sectores como las energías renovables.

Lo que está claro es que Trump se va y todos mejoraremos, todos, y ahora hay que entenderse, nos guste o no con China, país que considera a Europa como prioridad y que tanto la guerra primero con EEUU, la tecnológica y luego las sanciones a funcionarios chinos y las descalificaciones constantemente vertidas por Trump han hecho mucho daño a los mercados. China, que seguirá teniendo roces con la nueva política de Biden, basa también su estrategia en acercarse en 2021 a Europa.

La Liga Económica Mundial, elaborada por el Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales (CEBR), certificará a China en 2028 como la mayor economía del planeta, cinco años antes de lo previsto anteriormente, como consecuencia de la «habilidad» con la que el gigante asiático ha gestionado la crisis del coronavirus y el mayor impacto relativo del país en las grandes economías occidentales, un dato que revela que el siglo XXI tendrá un dueño que nadie pone en duda.

Y, por último, la borrasca Filomena ha traído a más de media España la nevada más extensa en 50 años sembrando un caos climatológico histórico e inédito, que junto con el incremento de los contagios y fallecimientos por el coronavirus, unido a la crisis política y económica del país hacen en este principio de 2021 un mes de enero que ni los más agoreros recuerdan. Eso sí, sólo nos queda la esperanza de que se cumpla el dicho del refranero español de “año de nieve, año de bienes”.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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