China refuerza su posición en Centroamérica

Canal de Panamá
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Madrid. Costa Rica, año 2007, fue el primer país del área centroamericana que rompió sus relaciones diplomáticas con Taiwán para pasarse a las filas de los aliados de la República Popular de China.

De acuerdo con las acusaciones que le lanzaron el resto de países de la región centroamericana, se había dejado seducir por la política de la chequera que había empezado a desarrollar la República Popular, remedando en cierta medida la que ya hacía años practicaba Taiwán en la zona.

Diez años después de esta deserción de las filas de la China insular, en 2017, Panamá, inmersa en una serie de promesas de inversión como parte de la iniciativa de las nuevas rutas de la Seda, entre las que se hallaba un proyecto de ferrocarril para unir Panamá a Costa Rica, cedió y se convirtió en el segundo de los países centroamericanos  en abandonar su relación con Taiwán a favor de China continental.

En mayo de 2018, República Dominicana ha seguido los pasos de los dos primeros y el pasado agosto lo ha hecho El Salvador. Y van cuatro. De los ocho países de la zona que tenían relaciones con Taiwán, quedan en la actualidad Guatemala, Belice, Nicaragua y Honduras.

En cuanto a los cuatro que han sustituido las relaciones diplomáticas con Taiwán a favor de la República Popular China, se han unido para formar un grupo de aliados de Pekín al que han llamado Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

Conocedores de su escasa relevancia económica, saben muy bien el valor geoestratégico de su región, tanto por su proximidad a Estados Unidos como al Canal de Panamá, y parecen anticiparse a la penetración en el mercado estadounidenses que Pekín podría conseguir a través de ellos.

En este sentido no es de extrañar que, primero la embajadora estadounidense en El Salvador, Jean Manes – pocas horas después de conocer el giro hacia Pekín –, después la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, y, finalmente, el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, hayan expresado su preocupación hacia lo que consideran unas relaciones faltas de transparencia y poco consistentes con los intereses de todos los países de la región a largo plazo. Se referían a El Salvador. Y, muy probablemente, también a Costa Rica, Panamá y República Dominicana.

No es sólo la política de la chequera, es decir, de las inversiones en grandes proyectos de infraestructuras, ni de la inversión de capital extranjero. China ha puesto en funcionamiento una estrategia destinada a ganar influencia política y afianzar su presencia en la región.

De esta forma, se  trata de algo novedoso cuyo objetivo es vincularse con los ámbitos académico, cultural y político y con los medios de comunicación y contra la que ha alertado la fundación National Endowment for Democracy, radicada en Washington que la denomina poder incisivo (sharp power en inglés), por lo que considera una influencia negativa para la región y que se extiende no sólo por América Central sino por todo el subcontinente.

China es el segundo país origen de mercancías que se importan en Centroamérica, con una balanza comercial muy inclinada a favor por el gran flujo de bienes chinos que se consumen en la región. Las exportaciones hacia el “gigante asiático” son aún reducidas, pero crecientes: el año pasado, los cuatro socios de China exportaron en total productos por valor de 340 millones de dólares a un socio que no deja de ganar poder en la zona.

Para analistas, la importancia de Centroamérica para China no es económica, donde el mercado de la región es, en promedio, de unos 90.000 millones de dólares al año, pero durante 2017 Pekín mantuvo con América Latina un intercambio comercial de 266.000 millones de dólares.

En Centroamérica no hay grande “recursos estratégicos” para China, como pueden ser cobre, petróleo, mineral de hierro, material para producir teléfonos móviles, aparatos electrónicos delicados, y productos agrícolas como soja en cantidades importantes para la dieta de los chinos, según distintos expertos, es un mercado relativamente pequeño, pero estratégica y políticamente siempre interesara a China, señaló en su momento, el analista nicaragüense en temas internacionales Alberto Alemán.

En el fondo, una creciente presencia de China en Centroamérica «es una manera de demostrar al mundo y, en particular, a Estados Unidos, que es un jugador global con presencia en un espacio de influencia exclusivamente americana”, según reconocen diversos expertos. 

Juan de Castro Pita

ex consultor de Naciones Unidas

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