El artista chino Cai Guo-Qiang ‘’revienta’’ el Museo del Prado
Madrid. El pintor chino de arte contemporáneo Cai Guo-Qiang (Quanzhou, sureste, 1957) exhibe hasta el próximo marzo en el Museo del Prado de Madrid su última colección, ‘’El espíritu de la pintura’’, que rinde culto a sus referentes clásicos y tiende puentes entre su pintura y el pasado empleando la pólvora.
Aunque el concepto de arte contemporáneo resulte chocante con el tipo de contenidos expuestos en el Museo del Prado, no es una tendencia artística completamente vetada en la pinacoteca madrileña, pero como defiende su director, Miguel Falomir, el museo no tiene ningún inconveniente en dar cabida a colecciones de este rango, siempre que derrochen rigo, como ya hicieron los artistas Miquel Barceló, Richard Hamilton o Thomas Struth.
Los constantes viajes a Toledo y Madrid del autor chino son un reflejo de su devoción por la pintura española, en especial del misticismo del Greco, siendo además esenciales en su imaginario el trazo de Tiziano, la nobleza de Velázquez, la sensualidad de Rubens o la violencia de Goya.
Tras su visita a la exposición «El Greco y la pintura moderna’’ hace tres años y el posterior inicio de conversaciones con el anterior director del museo, Miguel Zugaza, cuando se plantea homenajear y establecer un vínculo entre la obra de estos pintores con la modernidad a través de su trabajo.
Sin lugar a dudas, Cai ha marcado la diferencia, no solo por ser el primer artista contemporáneo en conseguir una residencia artística durante todo el mes de septiembre en el emblemático Salón de Reinos, sino por sustituir el pincel por uno de los descubrimientos más relevantes de la historia y de la cultura china: la pólvora.
Con sucesivas explosiones in situ en el edificio que en su día diseñara Juan de Villanueva, ha dado lugar a siete cuadros y un políptico de 54 metros cuadrados compuesto por diez lienzos unidos que dan nombre a una exposición abierta hasta el 4 de marzo de 2018, y que integra otras diecinueve obras realizadas en su estudio de Nueva York.
En la sala C del Edificio Jerónimos, Cai ha conseguido plasmar una atmósfera cargada de energía, fuego, furia o flores, integrando tonos verdosos, púrpuras, rojizos y sombríos de sus referentes, con la originalidad de la temática y el material empleado tanto para la concordia como para el belicismo. Pero no es la primera vez que el artista chino utiliza la pólvora y el polvo negro, pues ya lo hizo en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008.
El Museo del Prado acordó la prohibición de vender las obras durante el periodo de exhibición, aunque tengan un comprador, como medida preventiva para evitar la ruptura de la exposición, y entre sus planes no se encuentra adquirir ninguna de las composiciones, aunque no descartan quedarse alguno de los lienzos si Cai decidiera prestar parte del trabajo.
Sus creaciones cotizan al alza entre las grandes fortunas y se venden directamente sin intermediarios. Solo hay que ver el perfil de los asistentes que presenciaron la reciente inauguración, entre los que se encuentran Jack Ma, propietario de Alibaba; Silas Chou, magnate del sector textil en Hong Kong; los Uffizi de Florencia, o los directores de la National Gallery de Londres.
La exposición incluye un documental producido por la cineasta española Isabel Coixet, centrado en el proceso de creación de la muestra ‘’explosiva’’ en Nueva York y Madrid.