China apuesta por la renovación y la globalización ante el Congreso del PCCh

Madrid. El Partido Comunista Chino (PCCh) decide esta semana en Pekín la estrategia política del Gobierno de Xi Jinping para los próximos cinco años, con la tarea de renovar los órganos de dirección del partido y la voluntad de liderar la defensa de la globalización luego de la retirada de Estados Unidos de los últimos acuerdos internacionales.
En una capital vigilada por tierra, Internet y aire, el Gran Palacio del Pueblo acogerá hasta el 24 de octubre la decimonovena edición del Congreso del PCCh, que reúne a 2.287 delegados en representación de los 89 millones de miembros de la organización, única y sin oposición desde el nacimiento de la China comunista en 1949.
La figura del presidente chino, Xi Jinping, verá crecer su capacidad de decisión en la gestión del país, cuando se cumple un lustro de su elección para el cargo por su antecesor, Hu Jintao, en 2012, antes de la proclamación presidencial por la Asamblea Popular Nacional en 2013, y a cinco años del final previsto de su mandato, en 2022.
Xi Jinping, a su vez secretario general del PCCh y presidente de la Comisión Militar Central, alcanzará cotas de poder no vistas desde las épocas de Mao Zedong y Deng Xiaoping, según los analistas, con el reemplazo afín de dirigentes en los asientos del Comité Permanente, el Politburó y el Comité Central, los tres cuerpos principales dentro del PCCh.
Una sustitución de dirigentes motivada bien por la jubilación de los políticos de mayor edad, bien por la desconfianza o la suspensión de representantes por parte de la Comisión Central para la Inspección de la Disciplina, el órgano anticorrupción defendido por las autoridades como la autoridad moral contra las malas prácticas en la administración del ‘’gigante asiático’’.
La nueva configuración favorecerá el predominio de los planteamientos de Xi Jinping a corto, medio y largo plazo económica, social y militarmente, tanto interna como externamente, ahora que el presidente estadounidense, Donald Trump, escapa de los tratados suscritos por el ejecutivo de Barack Obama.
El hueco abierto en las relaciones internacionales tras la marcha de EEUU del Acuerdo Transpacífico (TPP), firmado junto a Japón y otros diez países de Asia, América y Oceanía, o el Acuerdo de París contra el cambio climático abre a China la posibilidad de ampliar su influencia en un mapa mundial necesitado de una referencia, una superpotencia guía.
En este sentido, la apuesta firme y reiterada de Xi Jinping por abanderar la defensa de la globalización por encima del proteccionismo trumpiano obliga al Gobierno chino a potenciar las exportaciones y los convenios comerciales, al tiempo que el apoyo al consumo interno facilite el crecimiento de la economía china.
Asimismo, la escalada de tensión con Corea del Norte reclama un mediador capaz de apaciguar la fuerza contenida de momento por el derroche verbal, siendo China el socio número uno del régimen de Kim Jong-un, y que no aceptaría la reunificación forzosa de la península coreana por medio de un ataque estadounidense.
La sostenibilidad y el reparto de recursos en una población de 1.400 millones de habitantes, el control de las migraciones rurales hacia las ciudades, la situación de las minorías y el cumplimiento o no del plan para el desarrollo sostenible y la lucha contra la contaminación monopolizarán las medidas a debatir en las sesiones plenarias orientadas a la agenda social.
De esta forma, y con estos propósitos, el Congreso del PCCh inicia una nueva reunión en Pekín marcado por la seguridad policial, la censura en la red y la expectación mediática, con más de 3.000 periodistas acreditados, indicó la agencia estatal Xinhua.